El melillense Francisco Peinado domina el arte del pirograbado a la perfección, tras llevar más de 30 años dedicando horas y horas de su tiempo a este oficio, porque, según dice, si no se practica todos los días, no se consigue la maestría. Prueba de su talento lo son las 19 obras de este estilo que presenta, junto a cuatro dibujos a plumilla, en el Real Club Marítimo de Melilla desde el pasado 30 de marzo y que se podrán visitar hasta el próximo domingo 8. Peinado está presente durante el horario de apertura del centro (12:00-14:00 y 18:00-21:00 horas) para explicar todos los detalles de sus obras a los visitantes. Ayer descubrió algunos de los secretos de su arte y de sus pirograbados a El Faro.
–En ‘Melilla y su ayer’ presenta pirograbados de edificios y paisajes de la ciudad antiguos y modernos. ¿Se puede ver su evolución?
–Sí. En esta exposición presento distintos lugares reconocidos de Melilla. Algunos de los antiguos han desaparecido para dar paso a otras construcciones y otros modernos se ven totalmente diferentes y rehabilitados en comparación a cuando se construyeron. Por ejemplo, uno de los elementos que grabé y que ya no están en la ciudad es la grúa flotante que estaba en el puerto donde actualmente se encuentra la fuente de colores. También grabé el antiguo kiosko de madera que había frente a la Comandancia General de Melilla y que hoy ya no está, al igual que el cuartel de la antigua Compañía de Mar. Entre los modernos, destaco el actual Teatro Kursaal y la Iglesia del Sagrado Corazón.
–¿Estos pirograbados son documentos históricos?
–Muestran que Melilla está viva. La historia de la ciudad se construye con la costumbre y con todos los cambios y arreglos que se suceden. Esto es muy importante para todos los que vienen detrás. Estos pirograbados son un documento para que los jóvenes conozcan la evolución de su ciudad y también representan un álbum de recuerdos para los más mayores, que también pueden comparar el pasado con la actualidad.
–¿Sólo hace paisajes o también algún retrato?
–Hago sobre todo paisajes, edificios llamativos por su arquitectura, pero también he hecho retratos. Lo que pasa que hacer retratos es más aburrido. Si me viene una persona con 70 años no puedo quitarle las arrugas, aunque algunos me lo pidan. En cambio, con los paisajes puedo añadir detalles propios. Es aburrido si no pongo mis propios elementos.
–¿Cuánto tiempo dedica para elaborar una pieza?
–Depende de las medidas, aunque normalmente uso las mismas proporciones (40x30 centímetros), pero sobre todo de la complejidad del tema y del grado de detalle. Suena a tópico, pero me dedico a ello casi desde toda mi vida. Cada día trabajo entre cuatro y seis horas, aunque no tengo un horario definido. Los artistas somos anárquicos, pero para ser buenos en nuestro oficio nos tenemos que dedicar a él todos los días.
–¿Tiene nuevas exposiciones?
–Prácticamente en una semana viajaré a Zaragoza a presentar nuevos temas de pirograbado, todos ellos inéditos. Nunca repito.
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