Melilla está cara

Melilla ha cerrado el mes de febrero liderando la subida de los precios en España. Según los datos que maneja el Instituto Nacional de Estadística, el IPC aumentó en febrero respecto a enero un 1,3%, siendo ésta la subida más pronunciada del país.

Las cosas no mejoran si tomamos como referencia el incremento interanual porque en ese caso registramos un aumento de la inflación del 7,5%, dos puntos por encima del crecimiento de los precios en Madrid o Cataluña.

No nos sirve de consuelo compararnos con Ceuta porque en la ciudad caballa los precios han subido, como en el resto del país, pero no a la altura del fenómeno inflacionista que se está dando en Melilla.

Nuestra ciudad se ha puesto cara de un año para otro. Casi doce meses después de la reapertura de la frontera con Marruecos, los precios siguen por las nubes y lo peor es que la cesta de la compra se pone cuesta arriba para las familias en riesgo de exclusión.

Lo dice el INE: lo que más sube es alimentación, transporte y bebidas no alcohólicas. Vamos camino de iniciar, en unos días, el Ramadán y la Semana Santa más caros de España y de los últimos 40 años en nuestro país.

Para la senadora popular Sofía Acedo, la subida de los precios en la ciudad se debe a que el Gobierno sigue sin aplicar en Melilla la bonificación al transporte de mercancías. Y por ahí van los tiros. Somos el territorio más alejado de la península y eso penaliza a las familias de esta ciudad porque transportar productos de primera necesidad sale caro.

No hay un trato diferenciado para Melilla. El IVA ha bajado para determinados productos en la península, aunque sólo lo note la ministra Calviño, pero aquí el pan o los huevos sólo acumulan subidas. Cero descuento.

La situación es francamente difícil. Si seguimos en pie es única y exclusivamente porque el tejido familiar es sólido en Melilla. La familia, como célula fundamental de la sociedad, está aguantando la presión de la inflación con un esfuerzo sobrehumano que habría que mitigar de alguna manera.

Los melillenses necesitamos que el Gobierno mire para Melilla. Muchas veces se repite, a veces por instinto, que no se dejará a nadie atrás. Nosotros estamos en la retaguardia y necesitamos ayuda.