Recientemente visitó Melilla para participar en el Foro de Alianza de Civilizaciones organizado por la Fundación Pablo Iglesias donde trató la gestión de la convivencia, pero también habló con ‘El Faro’ de la polémica del burka, del aborto, de los derechos de las mujeres y a dónde debe mirar la política tras 30 años de Democracia en España.
-Su intervención en este Foro de Alianza de Civilizaciones versa sobre la gestión de la convivencia ante una sociedad diversa, ¿es necesaria esa gestión?
-Creo que las sociedades democráticas avanzadas deben saber gestionar el espacio público que tienen las religiones. Hasta ahora hemos vivido con la idea de que la religión estaba mezclada con la política y con la entrada de la Democracia se pensó que en 30 años los ciudadanos serían todos laicos y no ha sido así. Los ciudadanos necesitan respuestas a las grandes preguntas y eso no se contesta fácilmente. Muchos necesitan a un Dios para contestarlo y por eso tenemos que plantearnos qué papel y cuánto espacio público debe ocupar la religión, quién lo regula y quién lo decide.
-Ante tanta diversidad cultural y religiosa, ¿se está perdiendo la identidad?
-El debate que se tiene que plantear ahora es que hemos venido de una España católica y no podemos pretender que eso sea así siempre o, lo contrario, que el catolicismo no pinte nada. Hay algo en medio que no se sabe cómo abordar. El catolicismo se cree que todo el mercado es suyo y no es así. Hay que mirarlo de otra forma.
-En Melilla estas cuestiones, de convivencia, que son un debate nacional, están harto superadas…
-Porque aquí la realidad se ha ido conformando muy sabiamente desde la base, desde la sociedad, respetando y acostumbrando tu mirada hasta que lo ajeno no te resulte extraño y no sea una amenaza. Es un acierto traer este debate a Melilla porque tenemos que aprender de ella, escuchando y observando cómo aquí se ha conformado un mundo en el que la gente incluso más obtusa ha aceptado esa diversidad. Yo creo que debemos aceptar que somos diversos, porque la diversidad es la otra cara de la unidad, para mí es la misma cosa. Ahora toca el pensamiento complejo, ya se ha acabado el blanco y el negro, después de 30 años de Democracia ya estamos en la clase de los mayores, debemos estar contentos por ello.
-Sin embargo, en el debate nacional se sigue polemizando sobre cuestiones en las que Melilla y Ceuta ya son un ejemplo y nadie se acuerda de ellas.
-No es cierto. Hace unos días estábamos debatiendo el tema del burka en el Senado y muy tempranito una de nuestras compañeras canarias llamó a Melilla, a los compañeros socialistas de Melilla para hablar sobre este tema.
-Entonces, ¿quién tiene la potestad de gestionar esa convivencia?
-Tengo la intuición de que en Melilla esa gestión no ha sido necesaria porque han existido las proporciones adecuadas, un equilibrio. La fuerza de la cantidad se impone y aquí ha estado todo proporcionado, en la península no. La existencia de muchas religiones ha hecho que el modelo tradicional se resienta. Es un mundo que debemos observar pero no podemos seguir identificando a los españoles como católicos. Lo más importante es el respeto real entre la gente, no tiene que venir impuesto por una Ley. La opción religiosa está garantizada pero hay que determinar cuánto ocupa en el espacio público de una sociedad democrática, con raciocinio, con la Constitución en la mano y sabiendo que las sociedades modernas avanzadas no han dejado de tener presente la religión.
-¿El Estado debe responder a todas estas preguntas?
-Yo sostengo que la política que hay que hacer, la política necesaria no es la que tenemos disponible ahora. La política ya no es tanto el debate de las infraestructuras y las grandes leyes si no que tiene que ver con la agenda personal, con lo que está ocurriendo en la realidad y es una agenda que no se atreven a tocar. La izquierda es la que debe entrar en esa agenda. Las preocupaciones de los jóvenes de hoy ya no es la autovía, el aeropuerto o la universidad de su ciudad sino lo que empieza a fallar es un mundo en el que la política todavía no ha accedido como el manejo de sus emociones y problemas interiores que degeneran después en alcoholismo y enfermedades. Los españoles vamos al médico 40 veces más que los europeos.
-¿El Estado tiene potestad para meter la cabeza en esa agenda personal?
-En democracia sí, en dictadura no, porque ésta no necesita política. La política es el debate de los problemas, aportar soluciones y salidas a esos problemas que se traduzcan luego en leyes, planes o criterios de trabajo. El Partido Popular no nos ha acompañado en este camino. Nosotros legislamos la Igualdad y te la llevan al Tribunal Constitucional. El día que Rajoy iba a la justicia con la ley que permite el matrimonio entre homosexuales, dos de sus concejales se casaban en Pontevedra. A la izquierda le toca abrir puertas y luego es la derecha la que se va incorporando. La política ya no tiene que ver con la política tradicional; se tiene que centrar en el mundo de las personas. Una mujer de 30 años no se plantea si la autovía tiene dos o tres carriles sino cómo ser madre sin tener que dejar su trabajo, por ejemplo.
-¿Cómo se aborda ese mundo de las personas desde la política?
-Con valor, sin que te dé miedo lo que tocas.
-¿Y cómo se materializa?
-Atreviéndonos a llamar a las cosas por su nombre. Fíjate que hace 200 años cuando llegó Proudon y dijo que la educación le da a las personas libertad y que no puede ser para los ricos exclusivamente, le dijeron ‘a ti se te ha ido la olla’. Tuvieron que pasar 100 años para que eso se materializara y ahora ya nadie discute que al colegio hay que ir. Ahora nosotros decimos burradas, cuando pasen 20 años será el pan nuestro de cada día y cuando pasen 80 las habrá inventado la derecha.
-¿Qué burradas se dicen ahora?
-Por ejemplo, que los homosexuales se casen. Eso es lo que España le dijo al mundo, incluso Méjico ya se ha apuntado, y sólo ha tardado dos años en no ser una burrada porque estaba en la realidad. El amor ya no es para reproducir la especie. Las cosas existen, están ahí por eso decía que hay que hacer una política valiente y hay muchas personas valientes para tirar del carro.
-El Gobierno de Melilla también aplica esa ‘política de las personas’…
-Yo me refiero a la política no a las frases propagandistas del PP. Ahora se ponen a la cabeza de la polémica del burka como si defendieran más que nadie la Igualdad cuando han recurrido todas las iniciativas que hemos hecho, las han votado en contra y llevado a los tribunales. Al PP le resulta muy fácil usar palabras y tópicos, el PP es la derecha y no se plantea transformar las cosas porque como están les va bien. Se basan en la idea simple de una clase dirigente que tiene el dinero y el poder, todo junto, y el resto de la sociedad recibe unos beneficios mínimos para que no se desmanden. La izquierda, por su propia esencia, se plantea lo contrario: transformar la realidad porque no queremos que esto siga así. Por eso es tan importante para nosotros las palabras. Cometemos errores porque somos humanos, pero las palabras dan la posibilidad de dar un salto en una dirección.
-Entonces, ¿la polémica del burka por qué surge en este momento?
-Ahora el PP irrumpe en un debate de una realidad que no es un problema. Presuponen que las mujeres que llevan burka es por imposición, no les ha preguntado a ellas.
-¿Hay un trasfondo pues de desconocimiento sobre el tema?
-Lo que hay es oportunismo. El PP está instalado en el modelo ‘Tío Gilito’ con una calculadora de ganar votos; lo demás no importa. A lo mejor en Cataluña es una situación más complicada pero nos lo llevan al Senado cuando no es un problema en España y cuando el ordenamiento jurídico tiene normas para decirles a las mujeres que no están solas, que pueden decidir y denunciar a quién se lo imponga y protegerlas. No lo entendemos porque es un debate que requiere escucharlas a ellas, porque lo que tenemos claro en el PSOE es que lo importante es la libertad de esas mujeres y si se lo ponen, es porque quieren; no tenemos nada que decir y si alguien se lo ha impuesto, España tiene leyes para protegerlas. Leyes hechas por los socialistas. El PP lidera ahora un falso progresismo. Estamos en la frivolidad más absoluta porque hay votos fáciles de por medio, pero esto es algo muy serio, porque queremos que nuestra Democracia pase por el respeto a la libertad de la gente.
-A pesar de que, como dice, el PP no ha acompañado al Gobierno en temas de Igualdad, ¿considera que el PSOE ha conseguido que estas medidas calen en la sociedad?
- Yo creo que sí. Cualquiera que conociera España hace 30 años y ahora, puede ver que las mujeres ahora son camioneras o legionarias, como aquí en Melilla. Toda la sociedad ha cambiado a la velocidad del rayo. Somos la envidia de muchos países europeos porque las mujeres hemos conseguido unos derechos sin un movimiento feminista. Hemos conseguido que las mujeres víctimas de Violencia de Género sean estadísticas públicas y que cada muerte sea una tragedia del Estado. Hay países que no lo han conseguido, nosotros miramos a la realidad de frente, no la ocultamos. Hemos dado un salto de gigante por el sentido instintivo tan poderoso de las mujeres y el PSOE simplemente ha seguido esa estela.
-Sin embargo, el colectivo femenino sigue siendo vulnerable.
- Mucho, porque no puedes sacar a una sociedad que viene de una dictadura con prohibiciones legales como pedir una hipoteca de la noche al día pero lo hemos hecho. Ahora sólo queda por quitar que no nos asesinen por ser mujer.
-¿Qué hacemos si las nuevas generaciones ven que los mayores estamos discutiendo todas estas cuestiones sin llegar a un consenso?
-Mirar a su familia porque los niños no aprenden lo que se les dice sino lo que ven. Deberían ver un hogar donde la tele no esté 24 horas encendida y hablar, por el contrario, con los padres sobre cosas; pero esto no es así. La televisión es el Oráculo de Delfos y algunos programas se convierten en modelos y eso no lo puede sustituir el Estado.
-Entonces los padres no han perdido su potestad para educar…
-Claro que no. Nosotros no hablamos de la Familia sino de las Familias, porque entendemos que una familia es un conjunto de personas, de adultos que cuidan de los pequeños y asumen esa responsabilidad por amor. Al PP les sacas del modelo tradicional católico y dejan de razonar. Ese modelo se ha descompuesto, lo defienden pero también lo practican, se divorcian, adoptan y abortan. Las palabras se las inventan y a la izquierda les toca hacer todo esto. Los abortos no los crea una ley, éstos existen. Nosotros pensamos que las mujeres son seres completos, perfectos, autónomos y responsables, en plenitud de sus derechos tengan la edad que tengan.
-Pero las niñas de 16 años no tienen todos sus derechos reconocidos como, por ejemplo, votar, ¿y sí tienen la madurez suficiente para decidir ser madres o no?
- En votar no te va la vida en ser madre sí, cambia de blanco a negro. El Estado puede decidir algunas cosas, votar es un derecho político pero no condiciona la vida. Es un hecho de la naturaleza que las niñas de 16 años se queden embarazadas. No nos hemos inventado nada por capricho, es que se quedan embarazadas porque tienen la regla. Además, todos los expertos nos han dicho que muchos de los abortos son obligados por los padres y nosotros lo que hemos hecho es protegerlas si quieren ser madres aún en contra de la opinión de sus padres. Si ahora tus padres no te dicen con quién te tienes que casar por qué van a decidir sobre algo que afecta a tu cuerpo. Hay que ver la habilidad que ha tenido el PP para darle la vuelta a todo esto.
-¿Y una niña de 16 años es consciente de cómo cambia la vida al ser madre?
-Claro que sí. Con la Constitución en la mano no les puedes imponer nada porque los derechos fundamentales son de todos tenga la edad que tengas. Y si todo esto no se lo cuentan en casa pues se lo contamos en el colegio porque no podemos hacerlo en la puerta de la discoteca. Los jóvenes salen, se divierten y tienen relaciones sexuales. Si la familia católica se lo quiere contar, ¿quién se lo impide? Nosotros sólo sostenemos que se transmita una Educación Sexual desde el punto de vista biológico. Fíjese en la chapuza que hizo el PP para atacar esta Ley que puso a una mujer embarazada al frente. Un error gravísimo y cruel. Las mujeres han abortado desde que el mundo es mundo y aquí estamos enteritas y hemos tirado hacia adelante. El PP lo lleva al terreno de la risa y la frivolidad y cuando la frivolidad se adueña de la política es porque hay votos en juego.
-Si el PP gana las próximas elecciones generales, ¿podrá retirar esta Ley?
-No y la Iglesia Católica se callará. Igual que no lo hizo hace unos años en relación a los supuestos de despenalización y con esto se harán los locos porque si no las mujeres se les echarán encima.
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