El hotel Tryp Melilla Puerto ha acogido esta tarde el acto institucional de encendido de las velas con motivo de la festividad judía de Janucá.
Un evento cargado de emoción y tradición, donde se ha reivindicado la importancia de la luz para guiar a los melillenses hacia un camino de paz y tolerancia.
Este acto ha contado con la presencia del Gobierno de la Ciudad Autónoma en pleno, encabezado por el presidente Juan José Imbroda, el comandante general de Melilla, Luis Cortés, la diputada por Melilla en el Congreso de los Diputados, Sofía Acedo, el presidente de la formación política Vox Melilla, José Miguel Tasende, la Mesa Interconfesional y demás autoridades civiles y militares, así como a miembros destacados de la sociedad local.
El encendido no pudo ser más melillense, haciéndose en una janukía elaborada en la ciudad autónoma. Los preparativos se llevaron a cabo por el principal de la comunidad israelita de Melilla, Aarón Pérets, junto al vicepresidente de la Comunidad Israelita de Melilla, Salvador Chocrón.
La primera vela, la de la paz, fue prendida por el presidente Imbroda y el comandante general. La segunda, la del entendimiento, por el vicepresidente primero, Miguel Marín, la diputada nacional y el vicepresidente tercero, Daniel Ventura; la tercera, la de la comprensión, por la consejera de Presidencia, Marta Fernández de Castro, el consejero de Educación, Miguel Ángel Fernández Bonnemaison y el consejero de Seguridad Ciudadana, José Ronda; la cuarta, la de la fe, por el presidente de la Fundación Melilla Ciudad Monumental, Francisco Díaz, la viceconsejera de Igualdad y la Mujer, Fadwa Abdelhadj y el presidente de Inmusa, Sebastián Alarcón; la quinta, la de la esperanza, por el presidente de la Autoridad Portuaria, Manuel Ángel Quevedo, la directora del área funcional de Agricultura y Pesca de la Delegación del Gobierno, Isabel Bassets y el líder de Vox Melilla; la sexta, de agradecimiento, por representantes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y de la Policía Local; mientras que la séptima y última le correspondió a la Mesa Interconfesional.
En primer lugar, el director general de Patrimonio Cultural, Ignacio Ruíz, tomó la palabra para resaltar el ejemplo de convivencia que supone Melilla como un lugar donde, según dijo, brilla la luz de la convivencia.
A continuación, el rabino principal de la comunidad israelita procedió a desgranar la historia de esta festividad, tras más de 2.000 años de tradición.
Pérets alabó a España como un lugar, aseveró, donde se mantienen las tradiciones milenarias judías sin las discusiones que surgen en otros lugares de Europa.
El rabino también destacó la labor del presidente de la Ciudad en su lucha por la paz y la convivencia en Melilla y recordó la fuerte herencia sefardí tanto en nuestro país como en Marruecos.
"No hay motivo para no seguir viviendo en paz".
El presidente de la comunidad israelita de Melilla, Mordejay Guahnich, agradeció a las autoridades de la Ciudad Autónoma por la organización y su dedicación en celebrar un "tiempo de reflexión".
Guahnich destacó como en estas fechas tan señaladas la luz guía los corazones y las mentes en un camino con destino, dijo, al entendimiento.
"En un mundo lleno de desafíos siempre hay oportunidad de enfrentar al odio o al individualismo".
Asimismo, manifestó que en una época llena de violencia en el mundo, la luz de Janucá ilumina a la sociedad como símbolo de paz y unión.
Mordejay Guahnich no dudó en asegurar que Melilla tiene todo el potencial para ser un faro para el mundo por la convivencia de culturas desde hace siglos. Un legado, subrayó, de nuestros ancestros. Por ello, animó a que la luz guíe los caminos de la sociedad.
A pesar de comenzar recordando sus numerosos años celebrando este acto institucional, el presidente Imbroda afirmó que a pesar de los avances científicos de la humanidad en los últimos tiempos, no se ha avanzado en exceso, en referencia a los conflictos bélicos que sacuden el mundo en la actualidad.
"Todo lo que podamos hacer para retomar el camino de la tolerancia, la paz y el respeto será poco".
Imbroda insistió en no traer a nuestra ciudad los conflictos y masacres que generan dolor en la sociedad. "Melilla debe conservarse tal y como es", dijo.
Por este motivo, exigió el fin inmediato y definitivo de la situación en la franja de Gaza, así como en Ucrania y también denunciando la persecución de los cristianos.
El presidente recordó la historia de la presencia hebrea en Melilla, añadiendo que nuestra ciudad tendrá futuro siempre y cuando se impulsen valores como la paz, la tolerancia, el respeto y la libertad.
Tras un breve concierto de música que amenizó el evento con temas como 'Yerushalayim shel Zahav' o 'Hava Nagila'. El acto cerró con una degustación entre los presentes de todo un surtido de deliciosos productos kosher.
Januká es una de las fiestas más alegres del judaísmo. Esta festividad se conoce como la "fiesta de las luces" y conmemora la rebelión de los macabeos contra el imperio seléucida y que se celebra durante ocho días. La tradición surge de un milagro en Judea cuando pudo encenderse un candelabro del templo durante ocho días consecutivos con una reducida cantidad de aceite.
Estas son fechas de socializar para la comunidad hebrea. Los niños reciben los regalos, las casas se decoran y se realizan visitas a casas de familiares para juntarse y encender las velas del janukía. Son los cabezas de familia los encargados de encender las velas, una por día, que van sumando hasta iluminarse todo el candelabro en el último día de Januká. Además, durante la primera media hora del día, las mujeres no desempeñan ninguna labor doméstica.
Las janukías son candelabros específicos de esta fiesta y constan de 9 brazos. Estas velas deben permanecer encendidos en los hogares un mínimo de media hora durante cada día de esta festividad.
Januká es la festividad judía donde se encienden velas durante ocho días y en este 2024 ha comenzado coincidiendo con la Navidad, el 25 de diciembre, lo cual solo ha ocurrido cuatro veces desde 1900. Para algunos rabinos, la coincidencia de las dos festividades religiosas es una ocasión propicia para el compromiso interreligioso.
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Con el significado del encendido de las velas en este acto cultural, es irrisorio y casi un insulto a los melillenses ver a un individuo como Francisco Díaz con la cuarta vela, la de la fe. De nada sirven reuniones donde se dan cita los manipuladores y se inflan los egos de personas con una necesidad excesiva de llamar la atención e intentar destacar sobre los demás. ¿Tiene cabida la sinvergüencería, la prepotencia o la soberbia en actos religiosos y culturales? No sé, pero una cosa sí. Algunos tienen mucho que callar.