No hemos llegado siquiera a San Valentín y el Melilla ya ha desperdiciado su mejor bala en la lucha por el ascenso. El conjunto de Alejandro Alcoba sucumbió en un duelo de poder a poder ante el líder, que se decidió en los cuatro minutos finales. Una derrota que lo envía de manera matemática a asegurar la permanencia al temido grupo de descenso. El sueño del ascenso queda para una historia romántica, de sufrimiento. Ya que habría que ganar dicho grupo y luchar en el play-off por el camino más tortuoso.
El Melilla Sport Capital firmó un gran inicio en el Pazo dos Deportes. Dos canastas en el poste bajo y un triple de Wintering fueron la carta de presentación de los de Alejandro Alcoba. El verdugo del Breogán en la primera vuelta volvía a anotar de nuevo desde más allá de la línea de 6,75 justo ante el único equipo frente al que ha conseguido triple. Más allá de lo anecdótico, la superioridad visitante y las ventajas conseguidas de hasta siete puntos; se disiparon a medida que los argumentos de los anfitriones salieron a la luz. En especial, el poderío de Larsen en la pintura y la amenaza de Soluade en el perímetro. Ahí emergió la figura de Sikiras para sostener al conjunto norteafricano. El jugador bosnio firmó un espectacular primer cuarto, con nada menos que doce puntos. E intimidando con todos los registros posibles: lanzamiento exterior, tiros de dos puntos e incluso mostrándose infalible desde la línea de los libres (22-22).
Poco duró la resistencia melillense. El equipo de Diego Epifanio apretó el acelerador al comienzo del segundo cuarto. Alejandro Alcoba reaccionó rápido con un tiempo muerto de consecuencias efímeras. El cuadro lucense aumentó poco a poco la brecha en el marcador. Guiado por un incontestable Sollazo en el lanzamiento. Con la inestimable ayuda de Soluade, las cabalgadas a campo abierto de Sergi Quintela y los destrozos de Aboubacar en el poste bajo. El técnico del Melilla recurrió a un nuevo tiempo muerto para cortar la sangría. No fue capaz ante un Breogán al que se le acumulaban las buenas noticias. Ahonen regresaba después de un año en el dique seco por una lesión de rodilla. Y los lucenses elevaron la diferencia a más de diez puntos antes del descanso (47-36). La intermitente aportación ofensiva de Kamba y Misters no llegaba ante el arsenal de recursos del equipo celeste.
El paso por vestuarios revitalizó al Melilla. A los cinco minutos de la segunda mitad, el equipo de Alejandro Alcoba se situó a solo cinco puntos del Breogán (49-44, min. 25). El conjunto de Diego Epifanio cortocircuitó en ataque. La precipitación local espoleó al bloque melillense, que de la mano de Wintering encontró la claridad que le faltó en los dos primeros cuartos. El Melilla Sport Capital llegó a situarse a un solo punto (53-52, min. 29). Fue remar para morir en la orilla.
Ambos conjuntos manejaron unas diferencias mínimas a lo largo del último cuarto. De hecho, el equipo de Alcoba igualó el encuentro a cuatro minutos para la conclusión de la mano de un soberbio Kamba (67-7, min. 36). Sin embargo, el arreón final de un Breogán a rachas dejó el triunfo en el Pazo dos Deportes, abocando al Melilla a centrarse en evitar la quema en el grupo de descenso.
El entrenador del Melilla Sport Capital, Alejandro Alcoba, afirmó que se marchó de Lugo “con una sensación muy agridulce” ya que “el resultado no refleja lo que ha sido el partido y el nivel demostrado”. “Hemos mostrado un grandísimo nivel, dominando en defensa y con un ritmo de juego alto. Atacando bien el bloqueo directo, el Breogán no podía seguir el ritmo y hemos conseguido distancias de siete y ocho puntos, pero después en la rotación han neutralizado esa ventaja”, indicó. Alcoba cree que una de las diferencias del partido estuvo en la rotación, en la que Breogán se mostró superior. “El segundo cuarto ha sido malo. Aboubacar estuvo inmenso y Sollazzo, muy acertado”, comentó el técnico visitante. Otra de las claves del encuentro estuvo en el segundo cuarto, que calificó como “malo”. “No encontramos el ritmo, fallamos debajo del aro y nos costó mucho defender a Aboubacar. No pudimos correr”, aseveró. Alcoba buscó “el cambio de chip en un grandísimo tercer cuarto, corriendo, jugando bien, con una defensa agresiva” y “sacando ventajas de los bloqueos directos e indirectos”. El preparador del Melilla Sport Capital vio al “equipo cómodo, centrado y sin cometer errores”.
El preparador melillense definió el último cuarto como “un cara o cruz”. También se mostró muy crítico con los dos minutos finales. “Ha sido un show, de errores no forzados, que nos cogen errores que no vienen a cuento. Sacamos de fondo y le regalamos el balón al rival, en ataque inventamos y ya perdemos la noción del partido. Pudo haber sido una victoria o una derrota por 1-2 puntos y, al final, termina siendo una derrota por nueve puntos. Esta es la realidad del Melilla Baloncesto: en los momentos importantes los errores individuales condenan al equipo. Me voy orgulloso por el rendimiento del partido independientemente de la derrota, pero si no mejoramos eso, no vamos a ser competitivos ante ningún equipo. No podemos regalar tanto porque esto es el máximo nivel. El que venga de otras ligas pensando que esto es jugar en la playa está muy equivocado”, lamentó.
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