Entre los meses de enero y junio de 2019 nacieron en Melilla1.340 niños, un 27,6 % menos respecto al mismo periodo el año pasado. En el caso de la ciudad hermana, Ceuta, también se registra un porcentaje de descenso significativo un 22,6% menos (972 nacimientos) durante el pasado primer semestre de este año. Les siguen Murcia y Galicia, cuyo descenso de natalidad se sitúa en un 7,4%.
En el conjunto español durante ese tiempo tan solo nacieron 170.074 niños, la cifra más baja registrada desde 1941, primer año del que hay datos, y un 6,2 por ciento menos de los que nacieron un año antes.
El problema de la natalidad afecta a toda España y, salvo en La Rioja, dónde ha aumentado un 5,9 % en los primeros seis meses del año, todas las comunidades han visto como se reducían los nacimientos, de los que el 21,5 % son de madre extranjera, según los datos difundidos hoy por Estadística. En nuestro país tan solo el 15,7% de la población tiene menos de 16 años mientras que el 19,3%, es decir, casi uno de cada cuatro habitantes, es mayor de 65 años.
El deterioro demográfico que sufre España se agravó poco después de 2008, cuando comenzó la crisis económica que hizo que gran parte de los inmigrantes, en su mayoría una población joven con una tasa de natalidad superior a la española, regresase a sus países de origen o emigrasen a otras zonas en búsqueda de mejores oportunidades. Y las consecuencias son evidentes: menos nacimientos (casi un 25 % menos) y una población que cada vez es más vieja porque la esperanza de vida aumenta año a año (ya supera los 83 años).
Lejos quedan las décadas de los 40, 50, 60, 70 y 80 en las que los nacimientos superaban con creces el medio millón y el número medio de hijos por mujer era mayor de dos. En los 90 los nacimientos se redujeron al entorno de los 400.000 al año, para situarse algo por debajo de esa cifra en los últimos años.
En 2018 nacieron 372.777 niños, a pesar de que ahora somos muchos más, casi 47 millones de personas.
En la década de los 40 la población española apenas superaba los 26 millones de personas, que aumentó hasta los 28 millones en los años 50; a los 30 millones en los 60; a los 34 millones en los 70, a casi 38 millones en los 80; y a 39 millones en la década de los 90. Ya en el 2000 en España había más de 40 millones de habitantes, que una década después habían crecido hasta los 46 millones.
Las razones laborales o de conciliación de la vida familiar y laboral, junto con las económicas, son las responsables de que las mujeres españolas tengan menos hijos de los deseados, según la Encuesta de Fecundidad del propio INE. En España, casi tres de cada cuatro mujeres desea tener al menos dos hijos, pero para ello demandan un aumento de la duración del permiso de maternidad y paternidad, flexibilidad en el horario de trabajo para padres y madres; y una asignación para las familias con hijos menores de 18 años.
Actualmente la tasa de fecundidad es de 1,26 hijos por mujer, la edad media a la que tienen el primer hijo es de 32,2 años y solo nacen 7,94 niños por cada mil habitantes. La evolución de la sociedad hacia una mayor igualdad, la falta de corresponsabilidad en el cuidado de los hijos y, por lo tanto, el freno que la maternidad supone para la carrera profesional de las mujeres son algunos de los argumentos que también esgrimen las mujeres a la hora de renunciar a tener hijos.
Las recetas para aumentar la natalidad siguen siendo las mismas de siempre: equiparación de los permisos de maternidad y paternidad; una asignación para quienes dejen su trabajo para cuidar a los niños; más escuelas infantiles asequibles y de calidad para niños de 0 a 3 años; una asignación en función de la renta por cada niño, más y mejores medidas de conciliación... El problema es que no se acometen.
En el primer semestre de este año han muerto 215.478 personas (un 5,4 % menos que hace un año antes), lo que arroja un saldo vegetativo negativo (diferencia entre nacimientos y defunciones) de 45.404 personas, una cifra que consolida la caída iniciada en 2015, según las Estadísticas del Movimiento Natural de la Población (MNP) difundidas este miércoles. Pese a estas cifras, 2018 fue el tercer año consecutivo de aumento de la población lo que se explica porque pese al descenso del número de españoles, el de extranjeros que se empadronan en España sigue en aumento.
Si se analiza el saldo vegetativo por regiones, este fue positivo en la Comunidad de Madrid, donde los nacimientos superaron en 2.840 a las muertes, la Región de Murcia (354), Illes Balears (219) y las ciudades autónomas de Melilla (219 de diferencia, un 16,3%) y Ceuta (119). Por el contrario, los mayores saldos vegetativos negativos se dieron en Galicia, comunidad en la que las defunciones superaron en 8.426 a los nacimientos, Castilla y León (8.007) y Comunitad Valenciana (5.287).
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