Los bajos de la Consejería de Cultura están en plena reforma. El espacio se está preparando para albergar el primer centro de crisis de 24 horas para atender a las mujeres víctimas de la violencia sexual en la ciudad.
Hasta hace muy poco tan solo existían dos centros como este en España: uno en Madrid y otro en Asturias. Desde entonces el Ministerio de Igualdad ha estado trabajando para que este tipo de espacios se creasen en todas las provincias del país. El centro de crisis 24 horas se trata de una medida recogida en el Plan Integral, concretamente en el Eje 3, medida 19, con fondos del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR).
La noticia de que Melilla contaría con el suyo propio llegó hace muy poco y la Consejería de Igualdad puso en marcha el proyecto para que el centro fuese una realidad este año. Para Elena Fernández Treviño, consejera de Igualdad, su construcción en la ciudad es “una muy buena noticia” para tratar una de las violencias más silenciadas en el país.
En España, actualmente tan solo hay denunciado un 8% de estos casos. Se trata de unas cifras “muy bajas” para la realidad de lo que ocurre. El balance trimestral de criminalidad del Ministerio del Interior registra en Melilla un total de 22 delitos contra la libertad sexual en 2022 (menos que en 2021, que fueron 38) y 3 agresiones sexuales con penetración (2 en 2021).
Unos datos que arrojan una fría certeza: que en la ciudad también suceden estas cosas. Aunque estos casos “son los que llegan a los juzgados y tienen una sentencia”, recuerda la consejera, son muchos más los que permanecen en silencio. De ahí la importancia de que existan espacios seguros como el que se está construyendo ahora en la Consejería.
“Tener centros como estos en una ciudad como Melilla va a significar trabajar por primera vez de forma concreta este tipo de violencia”, asegura Treviño.
El acceso al centro será totalmente universal. Esto quiere decir que se atenderá a todas las mujeres que sean mayores de dieciséis años (las menores tienen otro cauce de actuación). Una red de profesionales atenderá a las víctimas de violencia sexual, que comprende el matrimonio forzoso, la mutilación genial, el acoso sexual, la explotación sexual o cualquier otro acto no consentido de naturaleza sexual.
La consejera resalta que la creación de este centro es una forma más de ayudar a ampliar “ese mapa de violencias machistas” que se señala en el Convenio de Estambul y en el Pacto de Varsovia. Un tipo de violencia, asegura, contra la que toda la sociedad tiene que ir.
Pero además de trabajar en este ámbito, otra de las funciones importantes que tiene designado este centro de 24 horas es el de visibilizar la violencia sexual y sensibilizar a la sociedad “de que hay que acabar con este tipo de violencias”.
El centro también va a promover actividades de formación y sensibilización. En ese sentido, Treviño explica que la violencia sexual se va a trabajar por primera vez en centros educativos, en administraciones y en la ciudad mediante jornadas y cursos de formación para conocer este tipo de violencia, qué comprende y cómo se puede acabar con ella.
“Creo que es una violencia que ha permeado mucho en la sociedad y que, hasta cierto punto, se ha normalizado”, afirma.
Son muchas las personas que han pasado por situaciones que no sabían que se trataba de violencia sexual. Para ello, Treviño pone de ejemplo un escenario tan cercano para muchas personas como es una noche en cualquier pub de Melilla.
“Una mujer sale con sus amigas y se te pega un hombre que empieza a acosarte. Es la típica situación que normalizas porque piensas que tienes que aguantarlo. Es algo que no se tiene que permitir. Puedes salir a pasarlo bien sin tener que aguantar esas cosas”.
Por eso, cree que hay que hacer un trabajo importante de concienciación en la gente joven, tanto a ellos como a ellas, para que se pueda salir respetando los espacios privados de alguien. Y en esta labor, considera que los centros de crisis van a jugar un papel fundamental, ya que “desde estas situaciones más cotidianas hasta las más graves nos van a ayudar a identificar de qué hablamos exactamente cuando nos referimos a la violencia sexual”.
Para materializar la creación de este centro de crisis 24 horas, la Consejería de Igualdad está haciendo un trabajo “grande”. El centro deberá estar terminado y en activo antes del 31 de diciembre de 2023.
Por el momento, la Consejería se encuentra inmersa en las obras. Fernández Treviño estima que en el plazo de un mes y medio estén acabadas.
El proyecto, que ha sido realizado por el arquitecto Jesús María Montero Sáez, tiene como
objetivo adaptar el local que existe en la planta baja de la Cámara de Comercio –que se encontraba en bruto– para que acoja las oficinas y estancias del centro de crisis 24 horas.
La entrada se va a situar en la calle Pablo Vallescá, de manera que sea totalmente independiente a la Consejería. Un factor que, además, permitirá la confidencialidad e intimidad absoluta de aquellas mujeres que quieran acercarse al centro.
Se está distribuyendo el local en espacios de trabajo. Se van a disponer dos despachos principales situados en la esquina entre las calles Cervantes y Pablo Vallescá. Habrá un tercero, de mayor tamaño, con una zona de recepción previa. El resto del local se dividirá en estancias separadas mediante mamparas de oficina para distribuir los distintos puestos de trabajo.
Además, la consejera explica que dadas las características de la Cámara de Comercio, que es un edificio histórico, artístico y protegido, se ha aprovechado la actuación para acabar y mejorar la fachada.
Se van a reparar los daños actualmente visibles en la fachada, como humedades por capilaridad y daños en el zócalo. También se reconstruirá la pilastra decorativa de la cubierta perdida después del terremoto de 2016.
Y el proyecto recoge el estudio de iluminación ornamental exterior para el edificio, que permitirá resaltar los detalles florales, las guirnaldas y los elementos decorativos que fueron diseñados por Enrique Nieto.
Aunque la actuación ahora mismo comprende la planta baja, Treviño adelanta que el centro también va a contar con un espacio designado en la tercera planta del edificio, donde contará con tres oficinas que se van a reestructurar. Esta obra empezará más adelante, ya que el centro puede comenzar a funcionar con la planta baja.
La primera parte de la licitación no llega a los 400 mil euros, según explica, por lo que se le pidió permiso al Ministerio para ampliar este espacio. De esta manera, se podrán ofrecer otros servicios anexos al centro de crisis 24 horas. “Sobre todo nos va a servir de oficina a un equipo de igualdad que va creciendo”, apunta la consejera.
En estos años, los recursos de Igualdad en la ciudad han ido en aumento. Al principio había dos y se amplió a un tercero, que lleva Cruz Roja, para todas las violencias machistas. Ahora está en construcción el cuarto, que está designado específicamente para las violencias sexuales.
Los recursos del Ministerio de Igualdad van destinados íntegramente para infraestructura. Una vez que terminen las obras, la contratación del equipo se llevará a cabo mediante los fondos del Pacto de Estado contra la violencia de género, que se ha incrementado en casi medio millón de euros en Melilla.
El centro de crisis 24 horas acogerá un equipo de trabajo multidisciplinar que esté formado y especializado en violencia sexual. Estará compuesto por un personal cualificado en distintos ámbitos, como en la atención jurídica o psicológica. También contará con un auxiliar administrativo que atenderá a las víctimas nada más llegar y una traductora por si hablan otros idiomas.
Todos ellos estarán en coordinación y en contacto con la Unidad Contra la Violencia de Género, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, Fiscalía o Atención Sanitaria.
Treviño explica que, aunque es cierto que en este tipo de casos las mujeres que llegan y denuncian a veces se sienten más cómodas entre mujeres, el equipo tiene que ser profesional y formado en violencia sexual. “Habrá hombres y mujeres indistintamente”, ya que lo importante es la formación que tengan para atender a las víctimas.
Los profesionales del centro crearán protocolos de actuación según el tipo de delito para saber cual es la atención que tiene que recibir. “El centro hace una labor de acompañamiento y asesoramiento judicial, laboral y de reinserción, psicológico e incluso sanitario, si hay un caso grave”.
Cuando llega una mujer y cuenta su relato se baraja qué ruta tomar en función de las características del caso, ya que cada uno es muy diferente del otro.
Si no quieren que su nombre se sepa, no aparecerá en ningún registro y será tratada bajo la más absoluta confidencialidad. La consejera recalca que lo más importante es escucharlas. “Ellas son el centro y son quienes van a ir marcando lo que necesitan dependiendo de su situación”.
Para que se le atienda en el centro, no tiene porqué haber denunciado antes ni tampoco es una obligatoriedad interponer la denuncia. “La puerta de la denuncia es muy pequeñita donde no cabe absolutamente todo”, señala Treviño. Desde los centros especializados y la Consejería de Igualdad siempre se recomienda la denuncia “porque es la que abre los cauces oportunos para probar un determinado delito”.
Sin embargo, a veces las mujeres no quieren sufrir esa “doble revictimización” que les obliga cuando pasan por el cauce de lo policial y “quieren acudir a organismos especializados para ese acompañamiento”. Pero si la víctima quiere denunciar, se le acompañará a estancias policiales.
En el centro se les informará de todas las posibilidades que tiene a su alcance. A su llegada se le prestará asistencia psicosanitaria. Se le informará de qué salidas puede tomar, se le orientará en el ámbito laboral si está desempleada o a recuperar un empleo que ya no tiene, por ejemplo. Se trata, al fin y al cabo, de “un acompañamiento social que va a hacer que esas mujeres, que han padecido una violencia que se estigmatiza, no se sientan solas en el proceso”.
Por este motivo, el equipo multidisciplinar que estará trabajando en el centro de crisis 24 horas se dedicará por completo a crear un entorno seguro alrededor de las mujeres. “Cada una tiene sus tiempos. Hay mujeres que cuentan algo pequeño, luego van tirando del hilo y los casos van haciéndose mayores. El acompañamiento tiene que ser muy respetuoso con los tiempos y la situación de cada víctima”.
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