Melilla está inmersa estos días en una campaña solidaria para enviar a Valencia toneladas de ayuda para los afectados por la dana. Nada fuera de lo común respecto a lo que está ocurriendo en otros lugares de España si no fuera por el reto burocrático que esto supone al encontrarse la ciudad fuera de la Unión Aduanera.
En resumen, como explica Pedro Paredes, presidente del Banco de Alimentos de Melilla, la ciudad “es como si fuera un tercer país para muchas cosas”. También para el envío a la península de una donación de miles de productos de todo tipo que oficialmente se consideraría una exportación.
Por eso en la iniciativa ‘Melillenses con Valencia’ no solo se han implicado decenas de entidades sociales, deportivas y económicas, centros educativos y varias empresas en una recogida titánica, sino también instituciones y organismos oficiales que están trabajando para que la burocracia no ponga barreras a la solidaridad de una ciudad entera.
Según Paredes, “eso conlleva un esfuerzo enorme de trámites”. De ahí que la Delegación del Gobierno ya haya celebrado varias reuniones con las diferentes áreas que intervendrán para hacer posible este envío de ayuda desde Melilla, donde “es la primera vez en la historia que se va a hacer algo así de esta envergadura”.
Ello ha obligado también a que la campaña se adapte a las circunstancias. Por ejemplo, en las donaciones no se aceptan productos de origen animal o que estén presentes en algunos de sus ingredientes, como leche, carnes, pescados, huevos, queso o miel, quedando limitadas a alimentos no perecederos en lo que a comida se refiere.
Además, también es necesario desinfectar la ropa y productos textiles y detallar de manera pormenorizada todos los artículos que se vayan a enviar de Melilla a Valencia, concretando el tipo y el número de unidades de cada uno de ellos en una especie de inventario del contenedor en el que serán transportados.
Para cumplir todos estos requisitos, las 40 entidades que participan en esta campaña cuentan con una legión de voluntarios que están desempeñando todo ese trabajo administrativo, que conlleva también “una labor enorme” de clasificación de la que se está encargando Aspanies Plena Inclusión, una asociación de personas con discapacidad intelectual.
Todo ese trabajo en común se está centralizando en la sede del Banco de Alimentos, que participa en la campaña como una entidad más, aunque ha puesto a disposición de esta acción solidaria toda su estructura organizativa, muy potente y acostumbrada a este tipo de iniciativas, que tuvo su máximo exponente en la pandemia con un movimiento de 300 toneladas de donaciones.
La campaña ‘Melillenses con Valencia’ se ha puesto como objetivo enviar a las zonas afectadas por la dana 25.000 kilos de ayuda, que es la capacidad máxima del contenedor que saldrá dentro de apenas una semana de la sede del Banco de Alimentos rumbo al puerto, una vez finalizada la recogida y la parte administrativa.
Comenzará entonces un trabajo logístico en el que un buen número de empresas, grandes y pequeñas, la mayoría melillenses, están arrimando el hombro para hacerlo posible de manera gratuita y que va desde la desinfección de la ropa hasta el empaquetado de la mercancía y su transporte en barco y camiones.
El destino de todo lo que se lleva recogiendo en Melilla desde hace casi diez días es el Banco de Alimentos de Valencia, que se encargará de repartirlo entre quienes han perdido tanto en las lluvias torrenciales que asolaron la provincia hace algo más de dos semanas.
Curiosamente, toda la tarea de identificación y clasificación previa de todos los productos que se está haciendo en Melilla, obligados por la burocracia en la tramitación aduanera, será una de las claves para facilitar al voluntariado valenciano su distribución, de manera que la ayuda pueda llegar a las familias necesitadas lo antes posible.
Ese es el compromiso de quienes han impulsado esta iniciativa en la ciudad autónoma, guiados también por lo que les han transmitido desde los bancos de alimentos de Alicante y Castellón, donde les han comentado que “hay mucho de todo, pero el problema es que les hacen falta manos, sobre todo mucho voluntariado para clasificar lo que va llegando y poder mandarlo a las familias”.
A falta de poco más de 24 horas para que llegue a su fin este viernes, la campaña solidaria sigue en Melilla a buen ritmo con la recogida de alimentos no perecederos; ropa para todas las edades; y productos de higiene personal, limpieza, desinfección y protección.
Este listado se amplía en los colegios e institutos melillenses, donde muchos están entregando material escolar para los centros educativos de Valencia donde la dana también supondrá, como en los hogares y empresas, empezar de cero cuando retomen las clases.
A principios de esta semana, la campaña ‘Melillenses con Valencia’ acumulaba alrededor de 10 toneladas de ayuda recogida, cerca de la mitad del objetivo marcado. Pero, al margen de las cifras, Paredes considera que esta iniciativa está siendo “un exitazo total” porque Melilla ha vuelto a demostrar que “es muy solidaria”.
Tanto, que sus impulsores aún están “muy sorprendidos por la aceptación de todos”, a pesar de que el reto, además de complejo, también está siendo algo inédito por la burocracia que requiere.
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