Melilla inició los actos del su día con la entrega de las medallas de Oro de la Ciudad. Son el galardón más importante que puede otorgar nuestra tierra y es muy reducido el número de personas o instituciones que pueden presumir de esta distinción. Este lunes se sumaron dos más a esta lista: Instituciones Penitenciarias y el médico Mariano Remartínez.
El secretario general de Instituciones Penitenciarias, Ángel Luis Ortiz González, aseguró que “el Centro Penitenciario de Melilla es un ejemplo de cómo se ha sabido gestionar y hacer posible la convivencia entre las prácticas religiosas que conviven en esta ciudad desde el respeto y la tolerancia”.
Ortiz González explicó que la historia de Melilla está vinculada a la entidad que representa. Señaló que en 1498 ya hay escritos que establecen en nuestra ciudad un presidio en el Fuerte de Victoria Grande y que seguirá siendo la prisión hasta el siglo XX.
Destacó que en 1834 se declaró que a Melilla vendrían los presos que tuvieran una condena de más de ocho años y una vez que cumplían ese tiempo, pasaban a formar parte de la sociedad realizando en todo tipo de trabajos.
El secretario general de Instituciones Penitenciarias argumentó que hay dos fechas que considera clave en la historia de Melilla y de esta entidad.
La primera de ellas fue el Real Decreto que se publicó el 22 de octubre de 1906. En este documento se incluyeron dos cuestiones también de relevancia. Por un lado, se decretó que ya Melilla y Ceuta dejaban de ser presidios. Y el otro punto importante es que se describe por primera vez que los presos pueden acceder a la libertad condicional. Por ello, fueron las dos ciudades autónomas donde se comenzó a gestionar esta forma de libertad que se daba a los internos cuando ya tenían cumplida gran parte de la pena y habían tenido un buen comportamiento.
La otra fecha relevante de Instituciones Penitenciarias en Melilla fue el 31 de mayo de 1993, cuando se traslada el centro penitenciario del Fuerte de Victoria Grande al edificio actual en el Monte María Cristina.
Ortiz González también explicó que han sido muchas las personas que han estado presas en Melilla, como el alcalde Antonio Díez o la escritora Carlota O’Neill, esposa del capitán Virgilio Leret, que se opuso a la sublevación de 1936.
El secretario general de Instituciones Penitenciarias remarcó esta entidad española es un de las mejores del mundo y cuenta con unas ratios mejores que las medias europeas. Afirmó que hay 3,3 internos por cada funcionario de prisiones y en la media europea es de cuatro presos por cada empleado público.
En este sentido, también destacó que en Melilla hay de media 69 internos por cada 100 plazas y en el resto de España son de 87 por cada 100 plazas.
Además, puso en valor la vinculación de Instituciones Penitenciarias con la sociedad melillense y, como ejemplo, destacó la Asociación de Estudios Penitenciarios que organiza cursos, formación y charlas.
Aseveró que la Medalla de Oro que recibía era, sobre todo, para los profesionales que trabajan en el centro penitenciario porque sin ellos sería imposible desarrollar la labor que tienen encomendada.
El acto de entrega de las medallas de Oro de la Ciudad comenzó con la lectura del acuerdo del acta en el que se describe a los galardonados con esta distinción.
A continuación, el presidente de la Ciudad, Eduardo de Castro, fue el encargado de imponer las medallas a Mariano Remartínez y al secretario general de Instituciones Penitenciarias. Tras el aplauso del público asistente, un gran número de autoridades civiles y militares, así como familiares y amigos de los galardonados, comenzaron los discursos.
El primero en intervenir fue el médico nacido en Zaragoza pero melillense de corazón. Remarcó que lleva 60 de sus 77 años vinculado a la medicina y, aunque ha recibido un gran número de premios, como el Melillense del Año en 1990, esta Medalla de Oro la destacó por encima de todos.
Remartínez comentó que no sabe cuánto le dejará su salud seguir trabajando en algo que le apasiona, pero que seguirá en su labor porque lo necesita a diferentes niveles para vivir.
Subrayó que ha sido afortunado en esta vida porque ha trabajado en algo que le encanta, se ha sentido querido por sus pacientes y ha tenido una familia espléndida a la que adora. De hecho, destacó que no hubiera podido lograr esta Medalla de Oro si no hubiera sido por el trabajo de su hijo Enrique. Remartínez indicó que su espíritu inconformista le ha llevado a alcanzar muchos logros, pero también a la frustración porque en medicina no siempre se llega a la meta deseada. Dio un repaso por sus años de profesión y es que durante más de 30 años estuvo en el Hospital Militar, donde fundó la escuela de Enfermería, y también fue piloto. Explicó que con su avión llevó a la península a enfermos sin ningún tipo de compensación económica cuando nadie se atrevía a volar.
“Personas e instituciones públicas o privadas han dotado de excelencia a la sociedad”. De esta forma, el presidente de la Ciudad, Eduardo de Castro, destacaba la importancia de reconocer a esos ciudadanos su aportación a través del mayor galardón que puede ofrecer Melilla: su Medalla de Oro.
De Castro comentó que comenzó a entregarse este reconocimiento en 1942 y desde esa fechan han sido muchos los premiados, como el Centro Asistencial, la Compañía de Mar, La Salle o la Comandancia de la Guardia Civil.
Aseveró que el esfuerzo de las personas que están detrás de estas medallas de Oro han hecho mejor la sociedad melillense.
El presidente del Ejecutivo local aseveró que en este acto se hacía un reconocimiento a “un médico con mayúsculas” y a Instituciones Penitenciarias, “que desde su creación a dado un servicio imprescindible a esta tierra”.
De Mariano Remartínez, destacó que ha tenido que hacer grandes inversiones económicas para mantener actualizada la clínica de radiología con la que ha prestado servicio a los pacientes de Melilla cuando esa tecnología no era tan accesible.
En cuanto a Instituciones Penitenciarias, De Castro también destacó la historia que vincula a Melilla con esta entidad. Subrayó que el pasado año se cumplieron los 25 años del traslado al centro penitenciario al edificio que hay en el Monte María Cristina.
El dirigente del Gobierno local también argumentó que habían pasado por Melilla presos importantes, como José María Calatrava que fue encarcelado y mandado a nuestra ciudad por crear la Constitución de 1812.
Asimismo, De Castro explicó que antes de que existiera la idea de integrar en la sociedad a los presos, en Melilla ya se venía haciendo, pues cuando cumplían sus penas pasaban a ser trabajadores de la ciudad, como empedradores, aguadores, vigías u horneros. Y añadió la vinculación de esta institución con la sociedad melillense, desde ONG a asociaciones, que desde 2001 libera a un preso en Semana Santa.
Por último, el presidente de la Ciudad indicó que los galardonados con las medallas de Oro son personas o instituciones a las que se reconoce sus valores y principios que “enriquecen a Melilla”.
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