Fofito llegará a Melilla mañana, 35 años después de su primera actuación en la ciudad autónoma. El payaso, que cumple medio siglo sobre los escenarios, actuará en el Auditorio Carvajal a las 19:30 horas.
Fofito volverá el viernes a actuar en Melilla, 35 años después de que pisara la ciudad por primera vez junto a su familia. El payaso de la familia Aragón, que cumple este año medio siglo sobre los escenarios, llegará a Melilla con un espectáculo en el que no faltarán las canciones más clásicas, pero en el que los ritmos y los chistes se adaptan a los gustos de los niños del siglo XXI. Su inconfundible larga camiseta roja, su nariz ‘porruda’ y sus zapatones gigantes, también estarán sobre el escenario del auditorio Carvajal para hacer reír a carcajadas a niños y no tan niños. –¿Es la primera vez que llega a Melilla? –No, vine hace 35 años cuando aún actuaba con toda la familia y mi padre vivía. Desde entonces he tenido muchas ganas de volver y es una alegría para mi que me hayan pedido actuar en esta ciudad. –Este año cumple 50 años sobre los escenarios. ¿Cómo fueron los comienzos? –Ahora tengo 62 años, empecé muy pequeño en el espectáculo. Recuerdo que aún era un niño y vivíamos en Estados Unidos. Yo me escapaba de las clases para ir a actuar y a cantar, hasta que mí padre se dio cuenta, se sentó conmigo y me dijo que si yo acababa mis estudios de música, él me dejaría subirme al escenario. Así fue, yo acabé de estudiar y él me dejó que comenzara con el espectáculo, y así hasta ahora. –¿Cómo ha cambiado el circo en medio siglo? –En todo este tiempo se han producido muchos cambios. La iluminación o el sonido son algunos de los más importantes. Cuando yo empecé subías al escenario con un micrófono y una guitarra, y poco más. Ahora llevamos montajes de luces y sonido muy similares a los que se utilizan en los festivales de música. No tiene nada que ver con aquello. Además, ahora en el circo no se pueden sacar animales, eso por una parte ha hecho que pierda cierto atractivo porque a los niños les gustaba mucho ver un elefante o un león de cerca, pero por otra ha hecho que musicalmente se gane mucho y que se compruebe que es posible hacer un gran circo sin animales. Un ejemplo es el Circo del Sol. –Y los niños ¿han cambiado ellos también? –Sí, mucho. Antes los niños jugaban con una pelota y una muñeca de trapo. Ahora crecen con las nuevas tecnologías, las consolas, los ordenadores, la televisión y tú tienes que adaptarte a eso. No puedes utilizar los mismos chistes que hace cuarenta años porque los niños no los entenderían y además no les harían gracia. Tienes que adaptarte a su lenguaje y a sus gustos, aunque no perdamos la esencia de nuestro espectáculo. –¿Cómo se hace esa adaptación? –Con la música hay un gran cambio de ritmos. Son las mismas canciones muchas de ellas, La Gallina Turuleca o Don Pepito, pero con un ritmo mucho más rápido que se adapta a la realidad actual. Utilizamos ‘play-back’, llevamos equipos de sonido como he dicho antes, tenemos que darle a los niños lo que ellos buscan ahora, no lo que buscaban sus padres. Además, los pequeños de ahora son mucho más participativos, entran en contacto contigo y eso hace que el espectáculo sea diferente. De repente estás en el escenario y uno se levanta y te pregunta qué número de zapato tienes o por qué tienes así la nariz. Eso antes no pasaba, antes el público era mucho menos activo, ahora interactúan más. A pesar de ello, la camiseta larga, los zapatones y la nariz, que son casi los mismos de hace 50 años, continúan sacando las sonrisas de los más pequeños y llamando su atención. Cambian muchas cosas pero algunas permanecen. – Supongo que tras 50 años en los escenarios, cuando llega una actuación, se encontrará con varias generaciones entre el público. –Sí, por supuesto. Son tres generaciones, el abuelo, el padre y el hijo y todos cantando y disfrutando con las mismas letras de las canciones. Para el abuelo es emocionante ver como su hijo se ha hecho adulto y ahora es el padre. A los padres les gusta compartir con sus hijos parte de lo que fue su infancia, y los niños vuelven a reírse con lo que ya se rieron las generaciones anteriores. Se nos han dado casos incluso de abuelos que van con su nieto bebé a ver el espectáculo y te dicen que es para que él lo vea. Evidentemente el niño se duerme a los dos minutos porque es muy pequeño y no entiende nada. Ellos de alguna forma lo usan de excusa para venir y recordar su juventud. –Y a pesar de tantos años, ¿sigue habiendo nervios? –Los nervios siempre están ahí y el que diga que los ha superado miente. Cuando saltas al escenario sigues teniendo el miedo de que no se rían o de que te abucheen o de que se vayan porque no les gusta el espectáculo. Yo he tenido la suerte de que nunca me ha pasado hasta ahora, pero sabes que siempre te puede pasar. Y además, aún te sigue sorprendiendo la reacción de la gente o te emocionas cuando ves a un padre, un abuelo y su hijo cantando la misma canción, cada vez que sales al escenario sigue siendo especial –¿Qué balance hace de este medio siglo? –El balance es 99% positivo. Nunca hubiera imaginado que me acogieran tan bien en tantos países, ni que tantos años después de empezar los niños siguieran conociéndome y llenando mis espectáculos. Ahora estamos preparando un nuevo montaje para celebrar el aniversario con el que recorreremos toda España. –Por lo que dice, ¿aún no piensa en retirarse? –No, espero seguir aún unos cuantos años sobre el escenario. Ahora me preocupa que me empiezan a dar homenajes, me halaga, pero al mismo tiempo pienso: “ Uy cuando empiezan a homenajearte de alguna forma también te están despidiendo”. Pero yo aún quiero seguir dando guerra unos cuantos años más. Cuando no estoy en el escenario lo echo de menos, me falta el contacto con el público. De hecho mi mujer siempre me pregunta que me pasa cuando estoy de vacaciones, y yo le digo que me falta la gente y las risas de los niños. Lo de retirarme por ahora no me lo planteo. –¿Qué ofrecerán mañana en Melilla con su espectáculo? –A Melilla llegamos unas doce personas, contando los muñecos que saldrán también durante la actuación y los otros payasos que me acompañarán. Como siempre será un espectáculo divertido, que además posiblemente se alargará. En principio es una hora y media la duración, pero luego siempre piden más canciones, porque es complicado incluirlas todas en el repertorio y nuestra intención es siempre complacer al público. A los espectadores les prometemos risas, diversión y canciones de siempre, adaptadas a la actualidad.