Sociedad melillense

Matilda, el paraíso para los amantes del café en Melilla

Matilda era una mujer mexicana dueña de unas plantaciones de café que malvendió por un precio muy bajo pensando que no encontraría una oferta mejor. Con el tiempo esos cafetales, se convirtieron en unos de los mejores del mundo y, como ocurre en tantos órdenes de la vida, acabaron lucrándose las grandes empresas y no ella a pesar del esfuerzo que había realizado durante toda su vida.

En esta historia se inspiraron Menel Mohamed y Hadil Abdelah, un matrimonio melillense, para poner el nombre a su cafetería, que abrió el pasado día 2 de septiembre en la calle General Prim.

Ellos ya andaban anteriormente con la idea rondándoles la cabeza, porque ambos son apasionados de esta bebida y buscaban montar un lugar donde se pudiera disfrutar de un buen café, dado que no existía en la ciudad autónoma un lugar que ofreciera lo que denominan “un café de especialidad”.

Con Artisan Coffee como proveedor, el local ofrece distintas variedades de café, de más suave a más intenso. Aparte del blend de la casa, mensual o quincenalmente van cambiando el origen, de modo que en ocasiones el café será de Ruanda, otras de Colombia y otras del Brasil, por ejemplo. La intención, cuenta Mohamed, es que los clientes puedan probar todo tipo de variedades, teniendo en cuenta que también lo pueden comprar en el establecimiento, tanto en grano como molido, y llevárselo a casa.

Y no sólo eso, sino que, con la idea de introducir a sus clientes en el mundo del café, se organizarán más adelante catas, tanto a puerta cerrada como abiertas al público en general, y cursos de barista o de latte art, que consiste en hacer dibujos con la leche.

La idea que tienen, afirma Mohamed, es que el espacio sea “algo vivo”, más allá de una cafetería, un lugar donde se hagan más actividades mientras que la gente aprovecha para desayunar o a merendar. Por eso planean llevar a cabo también talleres de cerámica o pintura y actividades para los niños ciertos días a la semana. “La idea es que todo gire en torno al café, pero que también sea un espacio donde se puedan realizar otro tipo de encuentros”, añade.

En realidad, aunque el café es su prioridad, el establecimiento ofrece otros productos, entre los que la propietaria destaca el té matcha, japonés, 100% natural, bio, endulzado con azúcar de flor de coco y que se puede servir con leche vegetal, como leche de coco, y tanto frío como caliente.

O también cuatro tipos de boles. Mohamed destaca que son los únicos que ofrecen en Melilla el açai, también 100% bio y natural, un fruto tropical que, al prepararse, se convierte en una pasta parecida al helado, pero mucho más sano. Va acompañado de otros ingredientes como el coco o los frutos rojos. En general, todos están funcionado muy bien, dice la propietaria.

Por supuesto, disponen de una gran variedad de batidos, que pueden ser con zumo o con leche, incluso con leches vegetales como coco o avellana. Se han dado cuenta, asegura Mohamed, de que “los gustos de los clientes van muy encaminados hacia lo saludable” y de que intentan prescindir del azúcar en la medida de lo posible. Tanto en sándwiches como en repostería y demás productos “las opciones más saludables son las que mejor están funcionando”, recalca.

La repostería, así, es 100% casera, de elaboración propia, tanto las tartas, como los gofres, las creps o las tortitas. Van cambiando cada semana y ahora, con vistas al otoño, Matilda está preparando una carta especial con dulces hechos a base de calabaza, nueces o zanahoria. También van a lanzar una campaña “terrorífica” para Halloween, decorando el local para la ocasión y con “productos específicos” para los niños.

“La idea es que sea un espacio vivo y que el cliente se sorprenda para bien cada vez que venga. Cafeterías hay muchas, pero intentamos distinguirnos del resto en la calidad del producto sobre todo”, explica Mohamed.

Por cierto, que otro alimento que se puede ordenar son las tortillas, con cinco clases hechas con diferentes tipos de pan (desde gallego a pan con centeno o con soja) y cinco ofertas de brunch, que son tostas que pueden llevar desde rúcula a tomate cherry, pasando por pepinillos, carne de kebab, huevo poché o carne picada. Puede sustituir a la comida, si se toma a media mañana, o a la cena, si se consume por la tarde.

Descontándolos a ellos dos, Matilda cuenta con tres personas en la cocina y cuatro camareros jóvenes que siempre intentan ofrecer el mejor servicio posible. Mohamed aprovecha para pedir comprensión a los clientes respecto a los tiempos de espera, que comprendan que son mayores que en el caso de un café comercial, porque lo que se pretende es precisamente marcar la diferencia. En cualquier caso, tanto ella como su marido están abiertos a escuchar las aportaciones que los clientes puedan realizar en beneficio del servicio y del establecimiento.

El local dispone asimismo de una barra para el co-working, de tal manera que la gente puede usar allí su ordenador portátil o leer un libro tranquilamente. Por ahora, está funcionando bien y próximamente, otra novedad, se añadirán puertos USB.

Pero no queda ahí la cosa. La terraza, vista la buena acogida que están teniendo, se ampliará y, en invierno, se cerrará con una estructura de madera. Incluso organizarán una campaña de Navidad.

Cabe decir que la apertura del local ha sido posible gracias a la colaboración de varias empresas, entre las que la propietaria destaca a Monaim Azzouzi, un joven arquitecto de Melilla, e Interiorismos Dris para lo que es la decoración.

Durante su visita al establecimiento, El Faro ha hablado con algunos clientes que han coincidido en elogiar la calidad del producto y agradecer el servicio que se ofrece, por lo que han recomendado, sin duda, la visita a este establecimiento. Tal es el caso de Sergio Lucena, quien ha alabado la variedad de productos mientras disfrutaba de un latte pistacho. Junto a él, Fernando Morán degustaba un cola cao y Michelle Corazo un capuccino. Los tres estaban acompañando la bebida con una tostada de mantequilla y miel.

En otra mesa, Amina Mohamed y Natalia González han dicho estar de acuerdo en que la ciudad necesitaba un lugar como este mientras paladeaban un café de pistacho y un pañuelo de pavo y queso. Para ellos, no había duda: que los melillenses se pasen por allí.

Después de probar el café del establecimiento, El Faro también lo recomendaría.

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