Los bomberos: más de 80 personas trabajando por la seguridad de Melilla

Cualquier incendio o siniestro que ocurra en Melilla, el cuerpo de bomberos acudirá al rescate. Para comprender mejor su funcionamiento, los propios efectivos explicaron en qué consiste su labor. En la ciudad hay una plantilla de 89 personas empleadas para el funcionamiento del cuerpo. De bomberos, hay cuatro turnos de 24 horas que están formados de entre nueve y once personas y hacen 58 guardias al año. “Comenzamos a las ocho de la mañana, haciendo un cambio de servicio de los compañeros del turno anterior. Una vez que está el relevo completo, se comienza con la revisión de materiales”, explicó Fernando Rioja, bombero del turno C. Esta revisión de materiales consiste en comprobar que todos los utensilios y materiales que usan en los servicios. La finalidad es que cuando los vayan a usar, estos estén disponibles y no den ningún fallo. “Si de pronto surge una emergencia, dejamos lo que estamos haciendo en ese momento y nos damos toda la prisa posible en vestirnos con la equipación personal que tenemos cada uno y subirnos al camión dependiendo de la función asignada que tenga cada uno”, relató Rioja. El tiempo que se tarda en llegar, según describió este, depende de la ubicación del lugar. Lo máximo que han tardado han sido tres minutos. “La salida es muy rápida. Durante la recepción de la llamada, el operario está avisando al personal de servicio. Muchos ciudadanos creen que la información que están dando tarda en llegarnos, pero no es así. Se nos da simultáneamente. Cuando salta la alarma todos sabemos lo que tenemos que hacer”, contó Rioja, que también aseguró que no tienen dificultades en las salidas, pues los vehículos se suelen apartar. Las situaciones a la que se enfrentan los bomberos son de diversa índole. Fernando Rioja explicó que él estuvo “en fuegos de considerada magnitud, como el del edificio Heracles, en un fuego en una farmacia, en el de unos almacenes en el Real...”. Contó que este tipo de fuegos “son situaciones complicadas”. Para “estar preparados para afrontar esas situaciones”, realizan cursos de formación tanto en Melilla como en los diversos centros que hay en la península. Por vocación ¿Es vocacional esta profesión? ¿La podría realizar alguien que quisiese salir del paso? Rioja cree que “es muy vocacional”, ya que los trabajadores se enfrentan a situaciones “muy extremas” y para resolverlas tiene que haber vocación. “Para mí es el trabajo más bonito y gratificante que existe”, aseguró Rioja. Sobre la percepción que tiene la ciudadanía sobre los bomberos, Rioja piensa “que los niños lo valoran más, como un cuerpo que ayuda a los demás. Al final es nuestra función, porque al final es nuestra función porque nos enfrentamos a cualquier tipo de situación, como un atrapamiento en un ascensor, lo que hacemos es ayudar a los demás. Incluso en un fuego de un contenedor, porque aunque sea un daño material, el humo molesta a las personas que están cerca y es tóxico. Son todos una serie de aspectos en los que lo que hacemos finalmente es ayudar”. También contó que los niños valoran más el trabajo de bomberos que los adultos, ya que estos, dependiendo de la situación, estiman más o menos la profesión. “Hemos tenido mil situaciones extrañas. Aquí cerca tuvimos una vez un incendio en un alcantarillado, nos volvimos locos buscando el foco del fuego, porque era una red de conexiones grandísima. Tuvimos que entrar por una de las tuberías para intentar localizar el origen y sobre todo que no hubiera víctimas, que en el foco no se hubiese quedado alguien o que hubiera inhalado humo. Al final todo quedó en eso y no hubo ninguna víctima”, relató Rioja.

Las instalaciones del parque de bomberos están preparadas para todo

En Melilla hay cuatro turnos de bomberos que se alternan cada 24 horas: A, B, C y D. Tienen que quedarse en el parque durante ese tiempo, por lo que las instalaciones están preparadas para ello. Cuando entran a las 8 de la mañana, hacen relevo con el turno anterior y se ocupan del mantenimiento. Después van a desayunar y para ello tienen una cocina industrial en la que pueden prepararse las diversas comidas del día. Luego comienzan con las prácticas o con una clase teórica en las que repasan procedimientos. De doce a cinco de la tarde están libres, en ese tiempo comen o descansan. En las instalaciones hay también salas de esparcimiento, además de la sede de la asociación de bomberos, en la que cada uno ha ido aportando desde una mesa de billar hasta un scalextric. De cinco a siete de la tarde hay prácticas deportivas, porque como explicó José Luis García, ayudante de jefatura, es muy importante que los bomberos estén en forma para enfrentarse a situaciones difíciles con un equipo encima que puede pesar “20 kilos”. Para ello tienen un gimnasio dentro del parque, al que pueden ir incluso en su tiempo libre. También hay cinco dormitorios con sus respectivas taquillas, para que descansen y guarden sus sábanas y mudas. Hay duchas, baños, unas taquillas a parte para que guarden la ropa del trabajo, las oficinas, otra para los trabajadores que vengan dentro de los planes de empleo e incluso está la oficinas del 112 y una de la policía local, para que la comunicación entre los distintos equipos sea más fluida. Así pues, si el 112 recibe una llamada de emergencia, enseguida se la está pasando al cuerpo de bomberos. Estos también tienen a dos personas ocupándose del teléfono, justo en la entrada al parque. Como tienen también turnos de 24 horas, sus dormitorios están justo detrás de la sala de los teléfonos, ya que necesitan estar cerca de estos. Luego tienen un almacén donde guardan materiales, uniformes de repuesto, etc. Un lugar que llama la atención de parque es el cuerpo de un edificio chamuscado que usan para hacer maniobras. Este posee también un sótano, con el fin de poder practicar ante distintos tipos de incendios. El cuerpo de bomberos de Melilla es uno de los más equipados del país, dado el aislamiento de la ciudad.