El evento religioso se desarrolló con normalidad y sin incidentes destacables. Los fieles vistieron sus mejores galas y acudieron a la explanada del Tercio, que se llenó una vez más para cumplir con la tradición.
Vestidos con sus mejores galas, más de 10.000 musulmanes de Melilla acudieron ayer a la explanada frente al cuartel del Tercio de La Legión para cumplir con el rezo previo al sacrificio del borrego. Es la cifra que estimó ayer la Comisión Islámica de Melilla (CIM), cuyo presidente Driss Mohamed Amar, estuvo presente cumpliendo con la tradición del Aid El Kebir. El evento se desarrolló en armonía y con gran religiosidad.
A primerísima hora de la mañana, el lugar ya estaba preparado para recibir a los fieles. El recinto estaba dotado de altavoces para seguir el rezo del imán y cubierto de alfombras para mayor comodidad de los asistentes. El dispositivo policial funcionó con eficacia para evitar los atascos que se forman por la gran afluencia de ciudadanos en sus vehículos. Éstos estaban aparcados sobre las aceras y en los arcenes cuando los descampados ya estaban llenos. No cabía ni un alfiler. Muchos musulmanes ya saben que las inmediaciones de esta explanada es prácticamente imposible aparcar en la mañana del rezo colectivo, ya sea en el Aid El Fitr (el final del mes de Ramadán) o en el Aid El Kebir. Por eso, familias enteras acudieron al lugar andando desde el Rastro y el Tiro Nacional, y desde Cabrerizas.
No había cuesta lo suficientemente empinada para doblegar la voluntad de los musulmanes de Melilla de acudir a su rezo.
Al principio todo era algarabía. Vecinos, familiares y amigos se saludaban con afecto, pero pasadas las 09:00 horas, el iman comenzó el rezo, se hizo el silencio y llegó el recogimiento. Primero guió los cantos coránicos preceptivos y después recordó el motivo por el que todos estaban allí. Se trata del pasaje de las escrituras sagradas en el que Dios le pidió a Abraham que sacrificara a uno de sus hijos. Justamente antes de hacerlo, la intervención divina impidió que Abraham matara al joven y en su lugar le ofreció un cordero. El imán también aprovechó para hablar a los fieles de valores como el perdón, la buena conducta y el agradecimiento a Alá.
Los musulmanes acudieron, en su mayoría, con vestimenta del color blanco propia de las celebraciones más importantes en el Islam. La nota de color la pusieron las mujeres y los niños, como es habitual, con sus chilabas y kaftanes brillantes. Para ellos, se habilitó la cancha de fútbol, separada de la zona reservada a los hombres por un vallado.
Dentro del recinto, una ambulancia y el equipo de la Cruz Roja estuvieron todo el tiempo atentos a cualquier tipo de incidencia que pudiera ocurrir.
El fresco de la madrugada pronto dio paso al calor. Por ello, los servicios sanitarios estuvieron alerta ante la posibilidad de que alguna persona pudiera sufrir un desmayo o una bajada de tensión, puesto que los fieles allí congregados aún no habían desayunado.
La comida vendría después, con el sacrificio del borrego. La hora viene determinada por el imán justo, cuando termina el rezo. En ese momento, todos volvieron a sus vehículos para iniciar el camino de vuelta a casa.
Día de fiesta en familia
Los melillenses de los barrios más cercanos lógicamente regresaron a pie. La estampa en las calles de Cabrerizas fue eminentemente familiar. Por las calles paseaban matrimonios con sus hijos y saludaban a sus amigos y vecinos.
En el Aid El Kebir, los musulmanes melillenses visitan a sus amigos y familiares para estrechar los lazos de hermandad con ellos. Comparten besos, abrazos y mesa. Los pasteles y el té con hierbabuena es el mejor tentempié, mientras se cocinan las vísceras del cordero y se prepara la carne para su consumo.
Sin embargo, la fiesta religiosa se vivió en un ambiente atípico, puesto que ayer fue jornada laborable. La disparidad de fechas para la celebración del Aid El Kebir hizo que anteayer la ciudad estuviera vacía y sin sacrificios y en el día de ayer la mitad de los melillenses no musulmanes se reincorporó a la rutina, mientras que para la otra mitad fue festivo propiamente dicho. Ello provocó, por ejemplo, que los comercios y otros establecimientos regentados por musulmanes estuvieran cerrados y los niños de esta confesión religiosa no fueran a clase.
Recogimiento y agradecimiento
El ambiente festivo en la explanada del Tercio, se tornó en un silencio de recogimiento cuando el imán comenzó a dirigir el rezo según los preceptos coránicos. Los fieles melillenses se entregaron a la oración con sus miradas dirigidas a La Meca. Incluso los niños que momentos antes correteaban por el lugar imitaron a sus mayores y en silencio acompañaron a sus padres en el rezo. Tres cuartos de hora después, la alegría volvía a reinar en el ambiente, en especial, en el espacio reservado a las mujeres y niños.
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