Marruecos, un mundo por descubrir a golpe de pedal

Las bicicletas son para el verano, como bien apuntaba la obra de teatro de Fernando Fernán Gómez. Además, en Melilla están de moda gracias a la próxima creación de un carril para estos vehículos en el Paseo Marítimo. Cada vez son más los que se animan a usar este medio de transporte sostenible y saludable en su día a día. Este aumento en el número de aficionados también se ha traducido en un repunte de los que usan la bicicleta para hacer algo de deporte.
En la ciudad autónoma podemos encontrar recorridos para todas las categorías . La carretera de Circunvalación, la Pista de Carros, Rostrogordo o el Barranco del Nano son excelentes opciones para darle a los pedales y quemar un poco de chicha al tiempo que se disfruta de los parajes naturales de la ciudad.
No obstante, hay quien quiere más variedad. Para eso tenemos Marruecos a tiro de piedra, país que encierra recorridos de gran belleza y que da gusto recorrer en bicicleta. Suele ser una opción ideal para los fines de semana por la mañana. Eso sí, no es algo apto para dormilones, ya que al mediodía los rayos del sol se pueden convertir en un auténtico suplicio hasta para el más curtido en el Gurugú. Lo ideal es ponerse en marcha a las 8:30, después de haber tomado algo de desayuno para tener energías suficientes.
Con el equipo preparado, nos encaminamos a Beni Enzar o Farhana, siempre con el DNI a mano, para conocer algunos de los rincones más próximos de Marruecos. Por cierto, es un buen consejo visitar el país vecino siempre en grupo.

El Santuario de Sidi Yussuf
Para comenzar, proponemos algo sencillo. Un recorrido de 26 kilómetro que se cubre en dos horas, aproximadamente, y con un terreno poco técnico, apto para todos los públicos e ideal para iniciarse. Se trata del camino al Santuario de Sidi Yussuf, muy próximo a la vecina Nador y un buen lugar para descubrir.
Para llegar hay que cruzar el paso de Beni Enzar. Una vez en el país vecino, debemos dirigirnos en dirección al puerto para luego girar a la derecha, en dirección a las vías del tren.
Por este tramo, el ciclista puede relajarse siguiendo los rieles y disfrutando de la vista que ofrece la Mar Chica. Es un camino sin cuestas, aunque con algunas partes de grava.
Antes de llegar a Nador hay rodear la rotonda del arrabal de Tarka tomar una calle que en pocos metros se convierte en pista. Tras bordear una zona de canteras, llegamos al santuario, muy reconocible por su característico color blanco. Eso sí, la subida final se puede hacer a pie sin que ello desmerezca el esfuerzo anterior.

Un trago en la fuente
Otra opción a tener en cuenta es la ruta hacia Trara, célebre por su manantial de agua. El camino es un poco más largo que el anterior, así como más técnico. Son unos 26 kilómetros que tardan en cubrirse tres horas, aproximadamente.
Para llegar a este remanso de paz, hay que cruzar por Farhana hacia Zoco El Had. En el tramo entre ambas hay una cuesta de unos 300 metros, poca cosa, pero que puede complicar la mañana a los más novatos.
Dejando Zoco El Had a la derecha, nos encontramos con un sector de permanentes bajadas. Desde aquí a Trara el camino está señalizado, por lo que es casi imposible perderse. Después de cinco kilómetros, se empiezan a ver las primeras edificaciones del pueblo.
Un atractivo ineludible es el hotel restaurante Leonor, un auténtico capricho arquitectónico que resulta imposible calificar y que a buen seguro sorprenderá a quienes nunca lo hayan visto.
Antes de llegar a Trata nos queda un último esfuerzo, unos dos kilómetros de subida con un 7% de inclinación. Es el empujón final antes de disfrutar de este paraje, donde destacan varios edificios de la época del protectorado y las galerías de los pozos de agua.
Estas rutas son únicamente una pequeña muestra de lo que podemos descubrir en el país vecino a golpe de pedal. En Internet pueden encontrarse blogs y páginas webs dedicadas al tema y dirigidas por melillenses. Una recomendable es www.ricardoruizvarea.wordpress.com, donde se explican muchas de ellas con todo lujo de detalles.

Rutas para los más avezados, desde ‘el Surco’ hasta lo alto del Gurugú

En Marruecos también hay rutas para los ciclistas más experimentados y para aquellos novatos que quieran plantearse un nuevo desafío. Una buena opción para los que ya lleven algunos kilómetros acumulados en las piernas es ‘el Surco’. Son casi 50 kilómetros con varios desniveles y terreno bastante técnico. En total, unas cinco horas de camino que comienzan en la frontera de Beni Enzar. El tramo inicial es el descrito en la primera parte del reportaje y que conduce al santurario de Sidi Yussuf.
Una vez en Nador, nos dirigimos al centro de la ciudad, hasta encontrarnos con la primera rotonda, y desde allí  hacia el camino señalizado en dirección a Seganga, que está a unos siete kilómetros. Hay que cruzarla hasta encontrar la carretera nacional en dirección a Alhucemas, la cual no tiene pérdida, pues está a unos tres kilómetros siguiendo la vía principal.
Una vez recorridos los dos primeros kilómetros de la carretera nacional, llegamos a  la entrada del Parque Recreativo.  Comienza así  nuestra ascensión al monte Gurugú. Aproximadamente a los tres kilómetros de subida, abandonamos el camino de asfalto; en el lado opuesto a la reciente instalación hotelera Mont Vert, una pista que nos lleva a la Peña Azru-Hammar, conocida también como Peña Atlaten.  Al llegar a su cima, podemos observar unas magnificas vistas de las antiguas minas de Uixan, Seganga, Nador y a los lejos, las llanuras del Zaio.

La etapa final
Regresamos después de la visita a la carretera y continuamos nuestra ascensión unos ocho kilómetros. En el recorrido hasta llegar al siguiente punto de destino, disfrutaremos del vuelo de una gran cantidad de aves rapaces. Llegamos hasta las nuevas instalaciones del Destacamento Forestal Marroquí, donde dejamos de nuevo la carretera de asfalto para pedalear unos ochocientos metros por el sendero que allí nace. Pronto estaremos en la torre de Tazuda.
La última etapa de la jornada, la bajada. Un descenso, siempre entre bosque y por buena carretera. Es recomendable ser prudente con la velocidad, ya que aunque no existe apenas tráfico, la carretera es estrecha y con abundantes curvas,  motivo suficiente para que un ciclista aumente la precaución.