Marruecos lo deja claro en una carta enviada a varios eurodiputados: no basta un enfoque de seguridad para frenar la inmigración irregular, sino que hay que facilitar la obtención de visa para profesionales, emprendedores, estudiantes y temporeros. Además de aliviar los trámites para los visados, Marruecos señala que estas actuaciones tienen que ir de la mano de un desarrollo sostenible y más eficiente en los países de origen, algo que se podría hacer a través de un programa efectivo de ayuda internacional y con la creación de un espacio de crecimiento y prosperidad alrededor del Mediterráneo, en el norte de África y en las regiones del Sahel. La idea es crear unos puntos reales y efectivos de entrada para "una estrategia exitosa de la UE y sus socios para migración". La carta ha sido publicada por el eurodiputado Miguel Urbán, quien ha criticado que el país magrebí no hace autocrítica ni ofrece condolencias por los fallecidos, además de pedir más fondos de la Unión Europea. "Marruecos nos acaba de enviar esta carta a varios eudiputados, donde asegura que la masacre en Melilla-Nador fue obra de mafias violentas agitadas por Argelia. Ni autocrítica ni condolencias. Y piden más fondos UE para seguir controlando las fronteras de la Europa Fortaleza", señala en sus redes sociales Urbán.El escrito, firmado por Lahcen Haddad, co-presidente de la Comisión Parlamentaria Mixta UE-Marruecos, comienza acusando a las mafias de haber organizado el salto y subraya que en los últimos años ha habido un gran cambio en los métodos usados por las redes criminales, el tráfico de humanos y la inmigración irregular. Afirman que la violencia ha aumentado en los saltos y que estos están más organizados. Según dice la carta, desde 2016, las autoridades marroquíes se han enfrentado a 145 saltos e insisten en la gravedad del que hubo el pasado viernes. Hay expresiones como "líderes de mafias militarizadas" a la hora de relatar dicho salto, diciendo que fueron 2.000 inmigrantes los que intentaron cruzar y que resultaron heridos 78 y 23 fallecidos, además de los 140 agentes de seguridad de Marruecos que acabaron con heridas. En la segunda página, Haddad da cifras para recalcar la idea de que Marruecos es un "formidable bastión" contra la inmigración irregular hacia Europa y asegura que eso ha sido "usando sus propias fuerzas" para proteger la frontera y colaborar con Europa y África para controlar los flujos migratorios. Critica que Marruecos gasta 500 millones de euros al año en la lucha contra la inmigración ilegal a Europa cuando la ayuda de la Unión Europea a Marruecos en este sentido "no supera un total de 270 millones de euros para un período total de 15 años, con un promedio de apenas 15 millones al año". Haddad señala que "la lucha contra la inmigración ilegal requiere recursos y una verdadera asociación. Por el momento, Marruecos utiliza sus propios recursos para custodiar 3.500 kilómetros de mar y 3.400 kilómetros de fronteras terrestres". Además, aplaude los esfuerzos del Gobierno de Marruecos para "proteger la dignidad y los derechos de los inmigrantes", además de que remarca "con satisfacción" que la Marina Real Marroquí rescató cerca de 15.000 inmigrantes en el mar en 2021. De todas formas, piensa que tras la pandemia del coronavirus y la guerra de Ucrania, con todas las consecuencias que está teniendo esta a nivel precios de energía y abastecimiento de alimentos y la inestabilidad que está creciendo en regiones como el Sahel, hará que incremente el numero de inmigrantes y de refugiados. Curiosamente, Marruecos señala que esto llevará a que "se use a los migrantes como arma con fines políticos". En ese sentido, señalan a Argelia. El escrito concluye enfatizando que "es hora de repensar las alianzas y las políticas de vecindad para trabajar por una enfoque sostenible y mutuamente beneficioso de la migración que proteja las fronteras y soberanías nacionales al tiempo que se abren las puertas para un movimiento legal y sostenible de personas entre los países del Norte y del Sur" y cree que "la prosperidad compartida es clave para este nuevo modelo de política de vecindad entre Europa y sus socios del Sur". Las organizaciones humanitarias distan mucho de la visión que da Marruecos sobre su actuación, pues coincidiendo es que hay que abrir rutas legales, suelen señalar que Marruecos no es un país garante de derechos humanos.