El Ministerio de Exteriores de Marruecos ha llamado a capítulo al embajador español en Rabat, Ricardo Díez-Hochtleiner, para ponerlo al tanto de su “malestar” por la hospitalización del líder del Frente Polisario Brahim Ghali en Logroño.
No contento con la reunión con Díez-Hochtleiner, Marruecos ha sacado además un comunicado en el que “deplora la actitud de España”; critica lo que, en su opinión es un acto que muestra desapego a la buena vecindad y al espíritu de asociación entre los dos países y da lugar a “malentendidos” y “preguntas legítimas”.
Después de todo lo que Rabat le ha hecho a Melilla y Ceuta en el último año hay que tener muy poca vergüenza para hablar de buena vecindad o atreverse a mencionar el tema de las preguntas legítimas. ¿Por qué cerró la aduana de Beni Enzar? ¿Por qué no permite importaciones de empresarios melillenses desde la península? ¿Por qué nos asfixia? ¿Adónde quiere llegar?
Desde el país vecino se cuestiona que Brahim Ghali haya entrado en España de incógnito y con pasaporte falso y cuestionan que España no hay notificado esta entrada a Marruecos. También preguntan por qué los tribunales españoles no han movido ficha ante las supuestas denuncias recibidas por víctimas del líder del Frente Polisario.
Desde nuestro país sólo se ha dado la única explicación que esto puede tener: que Brahim Ghali ha entrado en territorio Schengen por motivos humanitarios y evidentemente, esto no encaja en la mentalidad marroquí. Por eso, a través de mensajes virales que circulan por WhatsApp en Nador fuentes anónimas comentan que Marruecos dejará entrar a España por “razones humanitarias” a los migrantes que esperan para saltar la valla o salir en patera.
Y aquí llegamos al quid de la cuestión. Marruecos lleva tiempo asfixiando a las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla y pretende que nuestro Gobierno haga como que no se entera. Pues bien, podemos tomarnos el permiso para hospitalizar al líder del Frente Polisario en España no sólo como una acción humanitaria sino también como un mensaje en clave enviado a las autoridades de Rabat. Esto es un no sigas tocándome las narices en toda regla.
El Gobierno de España no habría permitido la entrada de Ghadi en nuestro territorio si las relaciones con Marruecos fueran al menos respetuosas. Pero no lo son. Rabat se vino arriba con el reconocimiento que Donald Trump hizo de la soberanía marroquí en el Sáhara y cree que esa señal es suficiente para que todos los países hagan lo mismo. No lo entienden así ni España ni Alemania porque ambos países consideran que la ONU debe resolver el conflicto.
Pero todos sabemos que esa no es la solución. La Organización de Naciones Unidas es un organismo desprestigiado que ha perdido influencia en el mundo. No se puede tener a Cuba y a China sentados en el Consejo de Derechos Humanos y pretender que alguien les tome en serio.
Aquí habría que buscar una tercera vía y Marruecos tiene que entender que no puede dar lecciones a nadie ni de nada mientras mantenga un sistema político híbrido entre régimen autoritario y democracia defectuosa, según el índice 2020 de la unidad de Inteligencia de The Economist.
Evidentemente no puede ser fortuito el gesto humanitario de España hacia el líder saharaui. No puede ser una torpeza al estilo del recibimiento en Barajas de Delcy Rodríguez, la vicepresidenta de la narcodictadura de Nicolas Maduro. Tampoco podemos pensar que Marruecos bromea cuando lanza la advertencia de tener en cuenta “razones humanitarias” para abrir fronteras o hacer la vista gorda y dejar entrar en España a migrantes que esperan en su territorio.
Esta amenaza no debería tomarse a la ligera. No es un chantaje que afecta únicamente a nuestro país. Esto afecta a toda la Unión Europea y seguimos sin sentir el respaldo de Bruselas ante los ataques de un tercer país.
Estamos tan ocupados en desatascar la vacunación masiva, que pasamos por alto que un país pobre, que necesita a Europa para comer y que, por tanto, no tiene garantizada ni la mierda que defeca, ose intimidar a un país miembro de la Unión. Ya es hora de que el duelo deje de ser entre España y Marruecos y pase a ser un conflicto de Marruecos con Europa.
Las tensiones Madrid-Rabat han ido a más en los últimos 12 meses. Ha costado que el Parlamento saque adelante una comisión interministerial que evalúe la amenaza que el país vecino representa para los intereses españoles en el norte de África. Como dice el diputado Díaz de Otazu, no podemos estar expensas de lo que quiera hacer Marruecos. Esto no es buena vecindad. Esto es agresión en toda regla.
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