Aún colea el fracaso de los primeros envíos a través de las aduanas de Melilla y Ceuta el pasado miércoles.
Después de que el presidente de Vox, José Miguel Tasende, asegurara que Marruecos había comenzado el año dando “bofetadas en la cara” a Melilla y España y que los empresarios pidieran al ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, José Manuel Albares, que venga a la ciudad autónoma a dar las oportunas explicaciones sobre qué falló, el Gobierno de Pedro Sánchez aseguró que está trabajando con los marroquíes "en la operatividad" de la primera fase del paso de sus aduanas en las ciudades autónomas.
Sin embargo, varias fuentes han apuntado otro dato, y es que, según dicen, Marruecos exige ahora a España que le ceda el control del espacio aéreo en el Sáhara Occidental, que actualmente se realiza desde las islas Canarias por parte de la empresa pública Enaire, a cambio de desbloquear las aduanas de Melilla y Ceuta, cuyo primer intento tuvo muchos problemas con el transporte y con la documentación.
Así lo han manifestado, por ejemplo, el presidente de la Asociación Andaluza de la Empresa Familiar, José Luis Martínez Lázaro, en su cuenta de X, o el periodista Ignacio Cembrero en una entrevista en televisión.
Según informó este sábado OKDiario, “Rabat considera que España no ha cumplido lo prometido en reuniones secretas respecto a la cesión del espacio aéreo del Sáhara, paso previo al control total del territorio por el régimen alauí”.
Este medio añade que Rabat transmitió que el funcionamiento actual de las aduanas «es el que es» porque España «no ha cumplido aún sus promesas». En concreto, una, la cesión del espacio aéreo del Sáhara, una ambición de enorme importancia estratégica y económica para Marruecos y que Sánchez ya puso sobre la mesa en noviembre de 2022.
Durante los últimos años, ambos gobiernos han mantenido reuniones secretas –al menos, dos, según OKDiario- para tratar este asunto y en las que la voz cantante la ha llevado Marruecos, que, de hecho, está dando pasos para hacerse con el control aéreo del Sáhara y ya está a punto de inaugurar en Smara la torre de control que la Oficina Nacional de Aeropuertos marroquí encargó construir lo antes posible.
Tras adjudicar dichas obras en un plazo de ejecución récord de ocho meses, la previsión es que esta primavera ya esté operativa la torre.
Mientras la posición marroquí exige una contrapartida a las aduanas, la parte española entiende que éstas son una contrapartida al reconocimiento del plan de Rabat para hacerse con la soberanía del Sáhara en la que Sánchez rubricaba una cesión y un cambio de política exterior que se había mantenido inamovible desde la Marcha Verde de 1975.
España controla esa franja de terreno desde el centro de Canarias. Y cobra por cada vuelo que controla. Así lo estipula la OACI (Organización de Aviación Civil Internacional), la agencia de la ONU que se ocupa de estas cuestiones. Cada aeronave que transita por esta zona debe informar al Centro de Control de Tránsito Aéreo situado en el aeropuerto de Gando, donde también opera el Ejército del Aire español. También están obligadas las aeronaves militares y cazas de combate que Marruecos opera en esa zona.
Lo habitual es que Rabat colabore y advierta sobre su presencia en los cielos del Sáhara, aunque no siempre lo hace. El periódico asegura que ello depende de cómo marche la relación bilateral entre ambos países y que, de hecho, tras la entrada en España -concretamente a Logroño- del líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, en 2021 para tratarse de covid19 –a lo que siguió el salto masivo a la valla de Ceuta-, los militares marroquíes dejaron de informar sobre su actividad en el Sáhara Occidental.
Marruecos espera que España renuncie al control aéreo de la zona a su favor y que Enaire lo ceda a su agencia, ONDA. De ello, presumiblemente, será informado Pedro Sánchez en su próxima visita a Marruecos, prevista en octubre.
De ceder el espacio aéreo, Marruecos tendría ya el control de la tierra y del cielo. Sólo le faltaría algo todavía más complicado: el litigio sobre las aguas territoriales y sus límites con Canarias. Se trata de una lucha estratégica por el control de los yacimientos de hidrocarburos que hay en esa zona de la costa africana. Controlar tierra y aire sería un argumento más para reforzar la posición marroquí sobre la propiedad de esas millas náuticas en disputa.
Al final, a Rabat parece que no le vale con la concesión de la autonomía que Pedro Sánchez aceptó en 2022. Después de la visita del presidente de Francia, Emmanuel Macron, a Marruecos en el pasado mes de octubre, cuando reafirmó ante el Parlamento de ese país su apuesta por la soberanía sobre el Sáhara Occidental, al país alauita ahora le resulta manifiestamente insuficiente la concesión hecha en su momento por el presidente del Gobierno sobre la ex colonia española, sobre la que España sigue siendo la potencia administradora.
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