Temprano en la mañana de este lunes 17 de abril, el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, llegaba en avión a Melilla para comenzar una ronda de visitas que comenzaría con su llegada a la Jefatura Superior de Policía de la ciudad.
A poco menos de una hora para la recepción del titular de Interior en las inmediaciones de la jefatura se respiraba un ambiente tranquilo mientras se terminaba de preparar el dispositivo pertinente para la llegada de las autoridades.
Mientras tanto, la mañana transcurría con normalidad hasta que hicieran su aparición los coches oficiales que dejarían al ministro a las puertas del edificio donde la gente seguía haciendo cola, como cada día, para realizar sus trámites.
Conforme la hora se iba acercando, los agentes dispuestos en los exteriores de la jefatura iban colocándose en la puerta y despejaban la acera mientras atendían a las pocas personas que quedaban ya a la espera de su cita.
Sobre las 10 de la mañana, los mandos de la Policía salían a la puerta en traje de gala para recibir a Marlaska.
El dispositivo previsto se puso en marcha entonces y los agentes comenzaron a recibir las instrucciones pertinentes para que todo estuviese preparado a su debido momento.
Unos 5 minutos después, a las 10 y 5, por la avenida se vio llegar a los vehículos oficiales escoltados por varias motos y coches de la Policía; la comitiva se detendría en la puerta del edificio en la que esperaban agentes y mandos del cuerpo.
A su llegada, el ministro del Interior salió del coche acompañado por la delegada de Gobierno, Sabrina Moh, y ambos saludaron a los presentes en la recepción e intercambiaron algunas impresiones de manera cordial y entre risas.
Tras los correspondientes saludos y muestras de respeto todos entraron en la jefatura y en el despacho del jefe del cuerpo, el ministro ha procedido a firmar el libro de visitas, dedicando varios minutos a escribir una dedicatoria personal a los agentes.
Tras esto, los representantes de la Policía han entregado, a modo de presente a Fernando Grande-Marlaska, una reproducción de una Puerta de Santiago, que es una de las antiguas entradas de la fortaleza que, en origen, fue la ciudad y que se puede ver en las visitas a Melilla la Vieja como uno de los enclaves más destacados de la edificación y un símbolo de la misma.
El ministro, que no esperaba el regalo, lo ha recogido con sorpresa diciendo que "es un honor estar aquí en Melilla", agradeciendo así la acogida que se le ha brindado.
Por su parte, Marlaska ha querido dedicar unas palabras a los agentes del cuerpo y alabar su labor.
"Es para mí un honor tanto estar en esta ciudad como hablar con vosotros y escuchar vuestras demandas, además de ver cómo trabajáis para mantener el orden y que la gente que vive aquí pueda ejercer sus derechos y libertades", ha dicho.
En su salida de la jefatura, el ministro se ha despedido de todos los agentes y se ha dispuesto a seguir su ronda de visitas, que continuaría con la Comandancia General de la Guardia Civil y, después, la Delegación de Gobierno.
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