La empresa acusa a estas personas de un delito contra la propiedad industrial por disponer de artículos falsificados La fiscal entiende que no lo hay porque vendían los artículos a precios ínfimos.
Ayer tuvo lugar en el Juzgado de lo Penal número 1 de Melilla un juicio en el que se personó como acusación particular un abogado que representaba a las firmas Louis Vuitton y Loewe. El motivo: la presunta comercialización de artículos de esas marcas por parte de un melillense que guardaba en un almacén del barrio de El Real miles de falsificaciones.
Aparte de esa persona, cuyas iniciales son S. A., hubo otros dos acusados: M. H., quien le arrendó al anterior un almacén en la calle Coronel Cebollino donde se encontraban las falsificaciones, y X. F., que ayudaba a S. A. a cargar la furgoneta con esos objetos.
Hechos ocurridos en 2010
Los hechos enjuiciados tuvieron lugar en 2010. Entonces, S. A. y X. F. fueron sorprendidos cargando el vehículo por parte de unos agentes de la Policía Nacional.
A preguntas del letrado de la acusación, X. F. declaró que su oficio habitual es hacer de “mozo de carga de mercancías”. Añadió que suele hacer ese trabajo en el mercadillo del Sepes, pero negó que se dedicara a la venta.
M. H., el dueño del local donde se encontraron las falsificaciones, admitió dedicarse a la venta en el citado mercadillo. Asimismo, explicó que alquiló el almacén a S. A. para que éste guardara allí sus mercancías, pero negó estar al tanto de que eran falsificadas.
El último en prestar declaración fue S. A., que afirmó dedicarse a “compra y venta” de productos, pero señaló no disponer de ningún puesto en el Sepes.
A preguntas de la acusación, S. A. aseguró desconocer si marcas como Louis Vuitton, Loewe o Chanel “son buenas o malas”. Añadió que los bolsos que vendía con el logo de esas marcas tenían un precio de “dos o tres euros, máximo cinco” y negó saber que comercializar esas imitaciones fuera “ilegal”.
Fallos de memoria
El largo tiempo transcurrido desde los hechos enjuiciados hasta el juicio de ayer causó algunas contradicciones entre las declaraciones de los distintos agentes que prestaron testimonio.
Aunque todos afirmaron ratificarse en los atestados que habían firmado en 2010 en el momento de detener a los acusados, varios de ellos reconocieron no recordar ciertos hechos determinantes.
Por ejemplo, uno de los agentes dijo que no se acordaba de “si estaba en el momento de la detención” ni del número de arrestados. “Creo que tres, pero no estoy seguro”, declaró a preguntas de uno de los tres letrados de la defensa.
Otro policía afirmó que los agentes entraron en el almacén “porque estaba abierto”, aunque S. A. había afirmado con anterioridad que había sido él quien les dio la llave.
Venta ambulante
Para el abogado de la acusación, existe una “relación evidente” entre los tres acusados. Según sus conclusiones, “se dedican a la venta ambulante de productos como los intervenidos”. Asimismo, añadió que en el almacén se encontraron “más de 3.000”.
De esta forma, solicitó una sentencia de un año de prisión para cada uno de ellos. Aparte, exigió una responsabilidad civil consistente en el “precio de venta al público” de los objetos falsificados. Por ejemplo, señaló que un bolso de Louis Vuitton cuesta “400 euros”, mientras que un maletín vale “200 euros”, mismo precio de “carteras” y “cinturones”. Y agregó que tienen igual coste los artículos de Loewe.
La acusación justificó su postura en el artículo 274 del Código Penal, que establece penas de uno a cuatro años de cárcel para quienes comercialicen “productos que incorporen un signo distintivo idéntico o confundible” con el que tiene registrados los derechos de propiedad industrial.
Argumentos de la defensa
Uno de los abogados defensores afirmó que no puede aplicarse el artículo del Código Penal esgrimido por la acusación porque su defendido, S. A., vendía los artículos a un precio máximo de “cinco euros”. Por ello, consideró que sólo habría “perjuicio” a la marca “si se vendiera a precios similares”.
El defensor de M. H. destacó que los policías que testificaron no recordaban los hechos. “No podemos permitir que los agentes de la autoridad no vengan preparados” y criticó que se remitan a sus atestados sin recordar su contenido.
Asimismo, afirmó que la acusación obró con “temeridad” y “mala fe” al exigir penas no solicitadas por la fiscal. Ésta calificó la conducta de S. A. como falta y pidió el sobreseimiento de las causas contra los otros dos acusados.
Finalmente, la abogada de X. F. declaró que “el relato de la acusación no está basado en pruebas, sino en suposiciones”.
El juicio ha quedado visto para sentencia.
Rifirrafe entre la fiscal y el abogado de la acusación
El abogado que representó a las firmas Louis Vuitton y Loewe reprochó al Ministerio Fiscal que en su escrito de acusación
considerase falta y no delito contra la propiedad industrial el hecho de que S. A. dispusiera de miles de artículos falsificados. Asimismo, le afeó que pidiera sobreseer las causas contra X. F. y M. H., los otros acusados.
La fiscal respondió que para que existiera el delito, los imputados debían haber obtenido un beneficio superior a los 400 euros, que no lograron al no haber vendido la mercancía. Aparte, la fiscal le informó de que los bolsos y complementos de esas marcas “cuestan más” que lo que él reclamaba, pues dijo ser cliente de esas firmas.
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