Las religiosas apoyan a las familias con una guardería e impartiendo cursos de formación.
“Los niños tienen guardería gracias a las monjas. Son ellas las que están ayudándonos”. Las palabras de Karim transmiten un sincero agradecimiento a las hermanas de la congregación religiosa de María Inmaculada, desde cuyo centro en Monte María Cristina llevan a cabo una labor impagable ayudando a las familias del barrio.
La hermana Mercedes explicó a El Faro que dan atención a familias de “entre cuatro y cinco miembros”, lo que en suma se traduce en más de mil personas, aproximadamente.
Aparte de la guardería, las hermanas y los voluntarios abren cada tarde una ludoteca para los pequeños y realizan cursos de formación para mujeres.
El objetivo principal de dichos cursos es la “promoción de las mujeres jóvenes”, explica la hermana Mercedes, “a través de acciones formativas”. Incluyen “alfabetización, informática, corte y confección” y otras materias, siempre con el fin de “ayudarlas a incorporarse al mercado laboral”.
La religiosa indica que hay proyectos subvencionados por la Ciudad Autónoma y otros por alguna fundación de la península. Asimismo, valora el trabajo de los voluntarios. “Contamos con mucha gente que nos ayuda. Si no, nuestra labor sería imposible”.
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