Esta semana está previsto que más inmigrantes abandonen las instalaciones, gracias al refuerzo que ha recibido la Policía Nacional para agilizar la identificación de los inmigrantes.
Los sucesivos traslados de inmigrantes hacia la península en las últimas semanas, máxime desde la última entrada masiva a través de la valla perimetral en la que lograron saltar cerca de 500 subsaharianos, ha conseguido rebajar la ocupación del Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI). Actualmente, acoge a cerca de 2.000 personas, cuando hace unos días el centro alcanzó su cota máxima del año con más de 2.400 inmigrantes.
Tras el último salto masivo en la valla de Melilla, la Jefatura Superior de Policía recibió un refuerzo de agentes de la Policía Científica que están colaborando en la identificación de los inmigrantes. La agilidad en estos trámites ha permitido que en las últimas semanas se haya conseguido rebajar la presión asistencial en el CETI en unas 400 personas. No obstante, la ocupación continúa sobrepasando el máximo inicial de las instalaciones, 480 plazas.
Desde hace semanas, ya no se habla, de hecho, de sobreocupación en el CETI sino de hacinamiento. El Faro ya mostró las condiciones en las que tienen que vivir y convivir los inmigrantes de diferentes nacionalidades en el centro melillense. En la edición del pasado miércoles, este diario publicó imágenes del interior del CETI que evidencian la acumulación de basuras, a pesar del esfuerzo de los operarios de limpieza, y las largas colas para acceder al comedor que pueden prolongarse durante dos horas. De hecho, el horario del comedor ya se vio ampliado hace meses para que todos los inmigrantes puedan hacer sus comidas, con el esfuerzo que supone también para los empleados de cocina.
La pasada semana Coalición por Melilla se hacía eco del reportaje gráfico publicado por El Faro y exigía medidas inmediatas para que los inmigrantes, menores y adultos, no tengan que vivir en unas condiciones, que el diputado cepemista Hassan Mohatar calificó de “tercermundistas”.
Un sacerdote romano afirma que la concertina “facilita los canales ilegales de inmigración”
En el curso de verano de El Escorial organizado por la Conferencia Episcopal, participó esta semana el director del Instituto Internacional de Migración Scalabrini (SIMI) de la Pontificia Universidad de Urbaniana en Roma (Italia), el sacerdote Fabio Baggio. Éste afirmó que la concertina en las vallas de Melilla y Ceuta, además de no estar justificadas, “facilitan los canales ilegales de la inmigración y el tráfico de carne humana”. Durante su intervención, de la que se ha hecho eco la agencia Servimedia, este sacerdote romano aseguró que “cada vez que ponemos trabas para que la gente no entre estas industrias de criminales gozan porque están ganando más víctimas”. Baggio reiteró su postura en contra de la concertina porque supone para los inmigrantes un peligro contra su integridad física.
El sacerdote es experto en movimientos migratorios y expresó su preocupación por la proliferación y auge que están teniendo en Europa algunos grupos racistas y xenófobos. En este sentido, Baggio afirmó que se puede salir de la crisis “con los inmigrantes”. Abogó pues por una política migratoria común en la UE más inclusiva y abandonar “las políticas de detención y de control, que saben más a discriminación que a políticas de acogida”.
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