Alegría y emoción sentían los niños y jóvenes de la Fundación TEAMA, quienes se reunieron en la Granja Rey Felipe VI para conmemorar el Día Mundial del Autismo.
Al ritmo de la música disfrutaron de una clase de baile, para luego demostrar sobre las tablas sus destrezas en una obra de teatro.
Jorge Martín Ruiz, un joven de la ciudad, fue el encargado de leer el manifiesto en el que piden respeto, buenos tratos y a la sociedad que no tema conocerlos.
Él sabe que el autismo no es una enfermedad, como muchos lo creen, y se esfuerza por ser cada vez mejor para lograr lo que otros niños lo hacen en un menor tiempo.
“Me gustaría tener muchos amigos, pero hay veces que los otros niños de mi edad no me entienden y se alejan de mí”, dijo.
En su lectura señaló que no le gusta que se rían de él. “Me cuesta relacionarme con los demás pero aún así me gusta jugar con los otros niños, aunque normalmente lo haga solo”.
Paola Arrufat, psicóloga de la Fundación TEAMA, asegura que las claves para tratar e integrar a las personas autistas son la flexibilidad y la tolerancia. “Entender que tienen una serie de necesidades, pero los objetivos que quieren alcanzar son los mismos que los nuestros, quieren estar tranquilos, ser felices y convivir con nosotros ¿Que tienen algunas dificultades? ¿Quién no? Tenemos que ser flexibles con las suyas e intentar ayudarle lo mejor posible”.
Por ello en la institución trabajan, sobre todo, con actividades de educativas y de ocio, siempre adaptados a las necesidades de cada uno.
Comentó que siempre están acompañados de monitores que les explican las rutinas, qué deben hacer y les corrigen, enseñando y moldeando las conductas.
También trabajan en la unidad familiar, con los padres, para que estos puedan poner en práctica todas las herramientas en el entorno del hogar.
Por su parte Susana Morillo, presidenta de TEAMA, aseguró que con las actividades de este martes pretenden concienciar a la sociedad de la necesidad de que hayan los recursos necesarios para que sean ciudadanos de pleno derecho.
Una mejor calidad de vida para las personas con autismo es lo que piden las fundaciones de la ciudad. La prevalencia del trastorno de la conducta es similar al de la media española, de los cuales por cada 100 nacimientos uno es autistas.
El origen del trastorno no es claro, pero se sabe que es genético y está asociado a factores medioambientales. “No se detecta genéticamente la causa de este trastorno. Se necesita más investigación yrecursos para una atención precoz y temprana, para una intervención a nivel educativo y tengan una autonomía”.
Las personas con autismo solo quieren sentirse tranquilos y ser felices, como cualquier otro de la sociedad. Queda mucho trabajo de educación y concienciación, así como mejoras en las condiciones sanitarias y educativas para ellos. Los retos por delante son muchos, solo queda afrontarlos y hacerlos cada vez más parte de la sociedad
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