Miles de personas abarrotan el centro y disfrutan de una cabalgata llena de sorpresas, como el tren con duendes que repartían carbónl Fue una noche sin incidentes y sin frío.
Escucha la música. Asoma la cabeza hacia la carretera y grita “¡Los Reyes ya están aquí. Los Reyes ya están aquí!”. Su ilusión se contagia al resto de niños que están a su lado. Todos convierten estas frases en una canción que anima la espera. Los Reyes Magos y su comitiva de carrozas se acercan y cada vez, las sonrisas de estos pequeños son más grandes. Sus ojos abiertos como platos no desean perderse ningún detalle y con cara de sorpresa disfrutan cada uno los elementos que ayer componían este desfile. Cuidando de estos niños y disfrutando como si tuvieran seis años como ellos estaban sus padres, a los que también les hacía sonreír todo lo que veían. Los Reyes Magos ayer devolvieron la ilusión a los melillenses. Los adultos dejaron de lado sus problemas financieros y todos los demás que provocó la crisis. Ayer todos los melillenses que se acercaron al centro de la ciudad se convirtieron en niños y recuperaron esta alegría que algunos ya habían olvidado con su rutina.
La cabalgata de los Reyes Magos comenzó puntual. Cuando las carrozas y los pasacalles comenzaron a caminar por el centro ya había miles de personas esperándoles. En los últimos cuatro años no se había visto tanta gente esperando a Melchor, Gaspar y Baltasar. Desde el Parque Hernández hasta la puerta del Palacio de la Asamblea, todo el recorrido estaba repleto de familias que disfrutaron de este desfile. Incluso la Policía Local y Protección Civil tuvieron que esforzarse para garantizar la seguridad de los melillenses al llegar a la plaza de España porque en la última parte del recorrido las vallas se habían acabado y había centenares de personas siguiendo la cabalgata.
Fue una noche sin frío y sin incidentes. Cruz Roja no tuvo que hacer ni una cura. Aunque unos padres se llevaron un pequeño susto. Un Policía local vio a una niña perdida en mitad del recorrido y se quedó con ella para tranquilizarla. A los 20 minutos apareció el padre de la menor. Esta fue la anécdota de una cabalgata que transcurrió tranquila y que contó con un dispositivo de seguridad mayor que el de otros años, ya que en cada carroza había unos seis voluntarios que garantizaron la seguridad de los que iban dentro de estos vehículos y de los que estaban fuera intentando coger caramelos.
Además, este año los Reyes Magos llegaron a la plaza de España con caramelos, algo que agradecieron las miles de personas que les esperaban allí.
Una cabalgata muy melillense
Los personajes de Disney y de otros dibujos animados fueron los segundos protagonistas de la noche. Dora la Exploradora, Bob Esponja y Mickey fueron los más aclamados por los niños.
Unas 350 personas participaron en este desfile que acompañó a Melchor, Gaspar y Baltasar, y la mayoría son de Melilla. Los alumnos de la Escuela de Música y Danza, los gimnastas de la Federación de Gimnasia Rítmica, la agrupación Mirrolde Teatro y muchos más se disfrazaron para embellecer las carrozas.
Copos de nieve, bailarinas, animadoras, vaqueros e indios con trajes navideños, hadas, osos, piratas y niños montados en caballos de un tiovivo fueron algunos de los pasacalles que se vieron ayer en la cabalgata.
La sorpresa de la noche fue el tren del carbón. Unos duendes iban asustando a los niños y a los mayores y les ofrecían carbón dulce. Resulta que mientras los Reyes Magos pasaban eran los niños más buenos del universo y se merecían todos los caramelos del mundo, y cuando pasaron estos duendes eran los más malos porque deseaban un poco de carbón de azúcar. Menos mal que Melchor, Gaspar y Baltasar conocen bien a los niños melillenses porque si no se iban a hacer un lío entre los que fueron obedientes y los traviesos.
Detalles de cuentos
La primera de las carrozas fue la gran estrella de Belén que guió a los Reyes Magos hasta el niño Jesús. Le siguió una repleta de papel reciclado en forma de trajes. Entre Melchor y Gaspar los melillenses se sorprendieron al ver una carroza con globos que simulaban diferentes países del mundo. Y antes de que Baltasar pudiera lanzar sus caramelos, la carroza de Bob Esponja hizo gritar de alegría a los niños de la ciudad.
Además, el desfile contó con una carroza muy especial, la de Cenicienta y su príncipe azul que tirada por unos ratones convirtió a los Miss y Míster 2013 en unos novios de cuento de hadas.
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