Vivir con la artritis reumatoide no es fácil y a falta de una cura es importante la implicación de la familia así como un tratamiento eficaz para una vida con calidad.
La sociedad no comprende aún una de las enfermedades que más abundan, en especial en Melilla, como es la artritis reumatoide. Tras un diagnóstico lo importante es dar con un tratamiento que, a falta de una cura, atenúe el dolor constante con el que los pacientes deben aprender a vivir, sin descuidar el apoyo psicológico y de la colaboración y comprensión de los familiares. Para sensibilizarse con este colectivo hace falta conocer cómo actúa la enfermedad. Recientemente se celebró una jornada divulgativa en la que participaron, entre otros, uno de los enfermeros del hospital de Día del Comarcal Waldo Simón y la psicóloga de la Asociación de Reumáticos de Melilla, Lidia.
Simón se encarga de administrar los tratamientos prescritos por los facultativos a los pacientes y, en declaraciones a ‘El Faro’ aseguró que tanto los tratamientos farmacológicos como los no farmacológicos se combinan con otras terapias alternativas como la acupuntura o el yoga pues la relajación hace eliminar el estrés que aumenta el dolor físico de estos pacientes.
Dolor constante
El objetivo es, según este enfermero, “mejorar la calidad del vida del paciente puesto que un dolor constante, y sobre todo cuando sufren brotes, impide que desarrollen su vida con normalidad”. Además, Simón destacó que este tipo de pacientes sufren, por otro lado, la incomprensión de su entorno pues “siempre suelen dar la impresión de que son unos quejicas y que pretenden engañar a alguien y no es así. Todo lo contrario, es muy duro vivir con dolores y eso afecta a los pacientes”, afirmó Simón.
Por ello, también es necesario, en ocasiones, utilizar antidepresivos y combinarlo con una terapia psicológica para evitar los estados depresivos y que la autoestima decaiga. De ello se encarga Lidia en la Asociación de Reumáticos de Melilla que actualmente cuenta con más de 160 asociados.
Atención psicológica
Mientras los avances médicos van encaminados a la atenuación de los dolores reumáticos, en la asociación organizan talleres de diversas temáticas, desde el aumento de la autoestima hasta los dedicados a la relajación pasando por la risoterapia.
Esta psicóloga melillense ofrece atención a todos los pacientes de manera personalizada porque “cada persona vive y le afecta la enfermedad de forma diferente”. Las primeras consecuencias de vivir con un dolor constante es que la persona se vuelva irritable y comiencen a aparecer estados depresivos y una disminución de la autoestima. Además, las quejas de los pacientes no consiguen consuelo en su entorno con lo que provoca que cada vez los enfermos de reúma se aislen y se queden en sus casas.
Por ello, Lidia destaca la importancia de la implicación de la familia en estos casos, aunque lo primero es conocer en qué consiste la enfermedad. “El apoyo mutuo y el ver que otras personas están pasando por lo mismo hace mucho a la hora de superar una enfermedad”, aseguró. “Hay que ponerse en la piel del enfermo y también hacerle entender que las quejas no le van a aliviar”, añadió.
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