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Los residuos son el verdadero problema de los incendios en Melilla, según Guelaya

Los meses de verano son bien conocidos por ser la época en la que, desgraciadamente, aumentan los incendios forestales. Las altas temperaturas que se registran durante la época estival en estos últimos años son, precisamente, un problema para ello. Junto a ello, son la sequía y el viento los que crean las condiciones ideales para que el fuego se propague con rapidez y cause enormes daños a los ecosistemas. En el caso de Melilla, los residuos son el verdadero problema de los incendios, según han explicado desde la asociación Guelaya Ecologistas en Acción. 

Hace unos días se cumplía un año del fatídico incendio que se produjo en el barranco de Cabrerizas a causa de unos neumáticos y que duró dos días. Recuerda el portavoz de la organización, Manuel Tapia, que el Cuerpo de Bomberos tuvo que acudir dos veces al lugar para extinguir el fuego. “Los neumáticos eran residuos que, además de degradar el medio ambiente de ser altamente contaminante, pues tiene esa problemático: no hay manera de apagarlo”, lamenta. 

En Melilla, la vegetación no es un problema en este ámbito. “Lo realmente conflictivo son los residuos que se amontonan en los puntos negros”, señala el ecologista. El barranco de Cabrerizas, los alrededores del Toro de Osborne o la zona del polígono del SEPE son los principales puntos negros que Guelaya tiene localizados y que, lamenta, siguen sin vigilancia. 

Las zonas periféricas de la ciudad son una de las grandes olvidadas en el tema de la limpieza, señalaba hace unos días el portavoz en declaraciones a El Faro. La acumulación de residuos en estas zonas son muy peligrosos para el medio ambiente, además de provocar incendios como el del año pasado en Cabrerizas. Para ello, la educación ambiental es “vital” en toda la ciudadanía, pero también sería necesario sancionar a aquellas personas incívicas que no cumplen con las normas y llenan de basura zonas naturales de la ciudad. 

Tapia lamenta que son muchas familias que no pueden disfrutar de estos espacios libremente por los peligros que presentan para los más pequeños de la casa. El barranco de Cabrerizas, por ejemplo, está repleto de hierros y vidrios o restos de amianto que son muy contaminantes, además de peligrosos. 

Para ello, desde Guelaya insisten en que la vigilancia en este tipo de entornos es primordial para evitar que se acumule una mayor cantidad de residuos. La situación actual es que las limpiezas duran “dos días”.

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