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Los puntos habilitados por la Ciudad, a pleno rendimiento

El Aid-al-Adha, Fiesta del Sacrificio o Pascua Grande para la comunidad musulmana ya se ha celebrado en Melilla con la tradicional matanza de los borregos que luego las familias cocinarán y degustarán en los hogares.

Así, aunque según la costumbre los borregos se matan en las casas particulares, la Ciudad Autónoma ha habilitado para esta festividad una serie de puntos distribuidos en distintos barrios de Melilla para que quien quisiese o no tuviese espacio en su casa para realizar la tarea de matar y desollar al cordero, pudiera hacerlo en cualquiera de estos sitios.

Cada uno de estos puntos contó con personal veterinario y auxiliar que ayudaba a aquellos que se iban acercando a lo largo de la mañana de este jueves 29 de junio con los animales que habían comprado en los días previos para esta celebración tan importante en el calendario musulmán.

De esta forma, el personal que estaba ubicado en estas carpas no paró de recibir personas a las que se les asignaba un número según el orden de llegada para llamarlos cuando llegase su turno y que procediesen a hacer la matanza y el desangrado del borrego en los ganchos habilitados para ello en cada una de estas ubicaciones.Familias enteras participaron de esta tradición en conjunto y, mientras lo más pequeños se entretenían con los animales, los responsables de matar al cordero en cada casa iban preparando los utensilios como manda la costumbre para evitar al máximo el sufrimiento del animal.

En estos puntos coincidían los vecinos de cada barrio en los que estaban ubicados y se veían escenas de alegría y fraternidad entre los amigos que se encontraban allí y que esperaban a que llegase su turno juntos.

Pero no sólo se acercaban a estos puntos la gente que vivía cerca de ellos, sino que también llegaban melillenses de otros puntos más alejados de la ciudad a los que, por no tener espacio en sus casas para realizar la matanza, esta medida “les ha venido muy bien”, como destacó Driss, uno de los hombres que estaba allí con sus hijos y su mujer esperando.

“Esto me parece una buena idea porque algunos no podemos hacerlo en casa y queremos tomar parte en la fiesta como todos los años hemos hecho”, dijo.

De esta manera, los coches iban llegando a las puertas de estas ubicaciones y allí descargaban a los animales para, una vez realizado el proceso íntegro, poder llevárselos a casa y empezar a preparar los platos típicos de esta celebración.

“Yo iba a celebrarlo en Marruecos este año, pero ha venido familia mía de Barcelona y finalmente me quedo en Melilla. Tengo muchas ganas de llegar ya a casa para que estemos todos juntos”, explicaba Moha, que esperaba junto a su hermano pequeño en la cola del punto situado en el Monte María Cristina.

Algunos, más madrugadores, habían llegado muy temprano a estas carpas y todavía seguían esperando, por lo que se quejaban de la organización de algunas de estas colas.

“Yo he llegado aquí a las 9 de lamañana, son las 11 y todavía sigo aquí, a ver si me va tocando ya”, decía Abdelkader unos minutos antes de que las auxiliares veterinarias allí presentes le llamaran para que pudiera realizar su sacrificio en el lugar indicado.

Así, cada vez que se mataba a uno de los animales, se procedía a la limpieza del lugar para asegurar al máximo la higiene con la que se llevaba a cabo el proceso. Grupos de 4 o 5 personas iban accediendo hacia los ganchos una vez muerto el borrego para proceder a quitarle la piel y las vísceras con las que luego se harán las comidas familiares en los hogares melillenses.

“Nosotros hemos venido con los niños y ya estamos acabando, así que nos iremos para casa a empezar a prepararlo todo para que a la hora de comer ya nos podamos sentar a la mesa toda la familia”, explicaba Hassan.

El mediodía iba acercándose, pero a estos puntos no dejaba de llegar gente que esperaba recibir la ayuda de los veterinarios para hacer los sacrificios. Algunos se impacientaban al ver que la hora de la comida estaba cada vez más cerca, pero, al encontrarse allí a amigos y vecinos, la espera se hacía algo más amena.

De esta forma, desde los más pequeños hasta los más mayores de cada familia tomaron parte de esta tradición que es una de las fiestas más importantes del calendario musulmán.

Tras los pertinentes sacrificios, las mesas de las casas se han llenado de platos típicos de esta festividad que las familias y los amigos han compartido, como marca esta costumbre, en un ambiente de hermandad y unión.

Esta festividad se celebra por una gran parte de la población melillense que se ha juntado en casas y calles como todos los años.

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