En la sesión vespertina del juicio a Juan Manuel Coronil celebrada ayer declararon como peritos tres psiquiatras y un psicólogo. Todos ellos coincidieron en que el acusado era consciente del homicidio que había cometido.
“Sus capacidades volitivas estaban perfectas”, indicó un psiquiatra que lo entrevistó dos veces en prisión y fue el primero en declarar en la tarde de ayer.
Sin embargo, este perito subrayó que Coronil presentaba un “fondo subdepresivo”, que se reflejaba en un carácter “taciturno” y “triste” debido a la muerte de su madre (quien había fallecido dos meses antes del homicidio de Zinab Manae) y a otras situaciones, como el hecho de que su padre estuviera enfermo.
Este profesional indicó que el inculpado tenía un comportamiento “extraño” y “no habitual para una persona de su edad”. Así, citó como ejemplo que escribiera una carta a su abuelo, fallecido hace años, lo que estimó como un “carácter pueril”.
“No sufría depresión”
El psiquiatra añadió que Coronil “no sufría una depresión” y que era capaz de saber “lo que está bien y lo que está mal”. No obstante, hizo hincapié en que hay situaciones “muy fuera de lo cotidiano” en las que “puede haber incapacidad para dar una respuesta razonable”. Se refería así a la reacción de Coronil al ocultar el cadáver.
“De un modo consciente sabía lo que hacía, pero las capacidades están mermadas por el impacto psicológico”, señaló. Aparte, subrayó que el inculpado tenía “miedo y preocupación por su familia” y que “le importa mucho lo que piensen de él”.
Lo lícito y lo ilícito
A continuación declaró otra psiquiatra que trató a Coronil en 2015, quien señaló que tenía capacidad para distinguir la licitud y la ilicitud de los hechos. Coincidió con su colega que declaró con anterioridad en que Coronil no tenía un cuadro “depresivo” y consideró que “era consciente de lo que hacía” al matar a la joven y ocultar después su cuerpo.
Un tercer psiquiatra, quien también entrevistó al acusado en 2015, afirmó que éste le dijo que “nunca había tenido intención” de hacer lo que hizo. No obstante, señaló que el estado mental de Coronil no afectaba a su “capacidad de conocimiento y voluntad”.
Testigos de la defensa
El abogado defensor solicitó la declaración de tres amigos personales de su cliente. Todos ellos coincidieron en afirmar que la muerte de su madre le afectó “mucho” y que por ello se había vuelto “vulnerable” y “frágil”.
Lágrimas del acusado
Coronil se derrumbó en dos ocasiones, cuando un amigo y una amiga suyos declararon que él cuidaba a sus hijos y que los niños lo echan de menos. El inculpado lloró y el magistrado planteó suspender el juicio si se encontraba “indispuesto”, a lo que el investigado respondió que no sería necesario.
También declaró un policía local que fue el primero en ver el cadáver. Indicó que estaba en una pequeña hondonada bajo unos matorrales.
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