“Los partidos se pierden entre ellos y no ven que forman parte de la misma sociedad”

Lourdes Carballa fue la primera mujer en ocupar el cargo de concejala en Melilla. Hoy recibe el homenaje de la Ciudad por su labor en aquellos primeros años de la democracia a favor de la igualdad entre sexos.

Lourdes Carballa Melús fue la primera mujer en ocupar un cargo público como concejala en Melilla. Durante los cuatro años que estuvo en este puesto, compaginó su trabajo en Hacienda con diferentes cargos en la Unión de Centro Democrático (UCD), partido con el que concurrió a las elecciones, y con sus obligaciones como madre de cinco hijos. Recuerda que por aquellos años la palabra ‘conciliación’ no existía. Las mujeres de los 70 creían que todo lo que tuviera que ver con ser ama de casa y cuidar de la familia era algo que debían asumir. De hecho, Carballa afirma que lo veían como algo normal. Aunque destaca que fueron ellas las que comenzaron a educar a sus hijos para que entendieran que en casa todos deben ayudar, sin importar el sexo.
Hoy dedica sus días a cuidar de sus nietos, a ir a clase de yoga, a reunirse con sus amigas, a leer los libros pendientes o a ver las obras de teatro que llegan al Kursaal. Por fin es dueña y señora de su tiempo y eso es algo que está disfrutando desde que se jubiló con 61 años. Eso fue hace cuatro.  Asegura que desde que se casó con 19 años no había parado, pues enganchó la boda, con finalizar sus estudios, criar a sus tres hijas y dos hijos, atender las cosas de la casa, aprobar unas oposiciones y desarrollar su carrera profesional en la delegación del Ministerio de Hacienda en Melilla.
Y además de todo esto, que ya cansa con sólo imaginarlo, la política se cruzó en su camino y como no puede dejar que se le escape ningún reto, también se embarcó en esta historia. Carballa afirma que ser concejala no se le había pasado por la mente en ningún momento de su vida,  pero que la casualidad hizo que se interesara por la política. El 28 de noviembre del 78 nació su quinto hijo, así que no se imaginaba que en cinco meses iba a ocupar un puesto en la política local.
Un día de enero del 79 quedó con unos amigos para ir a cenar. Ellos estaban en una reunión de la UCD en la que se estaba eligiendo a los candidatos que irían en la lista para las elecciones de abril. Como hacía frío y sus amigos no bajaban, alguien le indicó que subiera al lugar donde se estaba celebrando esta junta para resguardarse y allí, en un lugar discreto, se quedó a esperar.
La UCD elegía a sus candidatos para concejales a través de una lista abierta. Los afiliados escribieron tres nombres en un papel y entre ellos, estaba el de Carballa. Así se lo confirmaron al día siguiente José Manuel García Margallo y José María Ginel, que le ofrecieron ir en la lista como independiente o formar parte de estas siglas.
Se lo pensó durante unos días. Consultó con su marido si aceptar esta propuesta y finalmente, dijo que sí. Le apetecía trabajar por su pueblo y además, se unió a este partido y formó parte del comité ejecutivo. En las primeras elecciones democráticas, la UCD sacó quince concejales y ella entró en el gobierno local siendo la número cinco.
Carballa dice que nadie se ponía flores por hacer todas estas cosas, pero sin duda se merece el reconocimiento que hoy le ofrece la Ciudad en el Día Internacional de la Mujer, pues gracias a su coraje, empeño, esfuerzo, sacrificio, valentía y trabajo, y el de muchas mujeres como ella, las españolas tienen ahora una mejor sociedad en la que vivir.
Cuenta que cuando en los 70 se hablaba de la liberación de la mujer, por aquello de que empezaban a trabajar en todos los ámbitos de la sociedad, ella se reía, pues no era nada liberador tener una doble jornada laboral, la de fuera de casa y la que le tocaba cuando llegaba a su hogar y tenía que hacer la comida del día siguiente o bañar a los niños.

Su experincia en política

Carballa, ni ninguno de los políticos que en 1979 ocupaba un sillón del Palacio de la Asamblea, cobraba por su trabajo como concejala. Durante un año hicieron todo este trabajo sin recibir nada a cambio y fue a partir del segundo cuando empezaron a recibir una gratificación por asistir a las comisiones y las reuniones de trabajo.
No existía la figura de político liberado así que tuvo que pedir un permiso al Ministerio para poder justificar su asencia en el trabajo cuando había reuniones por la mañana. Aunque Carballa afirma que la mayor parte de los días, las comsiones eran por la tarde, porque todos los componentes de este gobierno y de la oposición tenían sus obligaciones laborales.
Señala de sus compañeros de política que fueron unos auténticos caballeros. Nunca se sintió despreciada ni discriminada por ser mujer, al contrario, dijo que fue respetada y querida por todos.
Destaca que todos los concejales de aquel primer gobierno de la democracia trabajaron al unísono porque lo importante era salvar este nuevo sistema político. “Ante esto, nos daba igual que fuéramos de  partidos  distintos”, asegura.
Eran otros tiempos, sin duda, porque había áreas del gobierno local que estaban en manos de la oposición, como las de obras públicas, sanidad o la atención a los barrios. Y eso que son temáticas que pueden atraer muchos votos. Rafael Ginel era el alcalde que promovió esta forma de hacer política.
Carballa afirma que toda las opiniones e ideas de los concejales de Melilla eran importantes, incluso las de las formaciones con menor representación, como era el caso del Partido Comunista, que sólo obtuvo uno. Asegura que tenían muy claro que ellos eran la voz de la gente y que debían respetar a todos los políticos que compartían estos puestos porque también habían sido votados por un gran número de melillenses.

La política ahora

Carballa afirma que “se han pedido cosas por el camino”, cuando se le pregunta sobre las diferencias que hay entre aquellos políticos y los de ahora.
“Una de esas cosas perdidas es que todos teníamos muy claro, en aquellos momentos, que éramos  unos representantes. No estábamos allí por mérito propio sino porque la gente había depositado en nosotros su confianza”, explica Lourdes Carballa.
“Los partidos políticos de hoy se pierden entre ellos y no ven que forman parte de un conjunto, de un mismo engranaje. Todos forman parte de la misma sociedad. Son el mismo pueblo, la misma ciudad”, asegura.
La primera concejala de Melilla indica que no desea dar una lección, pero señala que se ha perdido esa perspectiva que tenían los políticos de su generación.
Todos los representantes políticos tenían voz. “Como en una familia, todos sus componentes son importantes, desde el padre, aunque tiene la responsabilidad de decidir, al hijo menor”.  
Carballa explica que tenían “la vista levantada hacia el futuro, pues la democracia estaba empezando y era muy frágil”, por lo que trabajaban juntos y colaboraban para cuidarla.
Por otro lado, y hablando sobre el homenaje que recibirá hoy,  muestra su enorme gratitud. Se han acordado de ella y no tiene palabras para describir la emoción que siente.
Cuando recibió la llamada de la viceconsejera de la Mujer, Fadela Mohatar, que la avisaba de esto dijo: “¿Yo? ¿Por qué?”. No se lo esperaba. Pero aceptó cuando le indicaron que es una forma de reconocer el papel de aquellas mujeres que se iniciaron en la política democrática y que comenzaron a sentar las bases de las iniciativas por la igualdad entre sexos, una época de la que formó parte.