Los niños de la ciudad están invitados a asistir a la ‘Academia de Navidad’. Así se titula la obra infantil de guiñoles que hoy se estrena y que mañana repite, ambos días a las 12:00 horas, en la sala de ensayos del Teatro Kursaal Fernando Arrabal. La directora de la función, Alejandra Nogales, adelanta a El Faro que la magia y la emoción están garantizadas en esta escuela tan peculiar, en la que se mostrará cómo se viven estas fiestas en otras partes del mundo.
–¿Con qué se van a encontrar los niños que vayan a ver ‘Academia de Navidad?
–Es una función que se enmarca en el primer ciclo de guiñoles organizado por la Ciudad Autónoma. Los niños que vengan a ver nuestra función conocerán nuestra academia de Navidad y a su protagonista, que es una leoparda. Ella es quien va a contar la historia de la academia porque sus tatarabuelos se dedicaron a viajar por el mundo para saber cómo eran estas fiestas en otras ciudades y en otros países, sus tradiciones, villancicos, etc. Con todo ese conocimiento, crearon la academia. Además, en la obra participan las dos mejores alumnas de la escuela y un invitado que es muy especial. Se representará esta mañana y también mañana, a las doce.
–¿Qué hay que hacer para acudir de público?
–La obra es gratuita, pero es importante que quienes quieran verla acudan al quiosco que hay en la plaza de las Culturas para recoger la invitación, porque el espacio es limitado y el aforo reducido, para unas cien personas.
–¿Se animará más gente a verla, teniendo en cuenta que la entrada es gratuita?
–Seguro. Es estupendo porque así tendrán la posibilidad de asistir al teatro familias con todo tipo de economías. A nadie se le escapa que no es lo mismo pagar una sola entrada que la de uno o dos adultos más la de los hijos, sobre todo si se tienen varios. A veces se tiende a pensar que el teatro es caro y que no está al alcance de todos, pero sí que hay opciones, afortunadamente.
–¿Cómo viven los niños la experiencia del teatro?
–Los niños son el mejor público que puede tener el teatro. Les encanta. Son súper entusiastas. Cuando hacemos obras infantiles siempre tenemos que limitar las preguntas para que las respuestas sean sí o no, porque si no ellos toman el control y el show se puede alargar demasiado. Se entregan muchísimo con este tipo de iniciativas, sobre todo si son interactivas. Yo creo que es muy importante que tengan acceso a la cultura y al teatro desde que son muy pequeños.
–¿En qué se diferencia de otras funciones navideñas?
–Bueno, no en todas hay una leoparda (ríe). Esta es un obra de guiñoles, aunque en este caso la protagonista no es guiñol, sino un corpóreo que se engancha al actor, por lo que es un títere muy grande y muy vistoso. No deja de ser un teatro navideño, por lo que están muy presentes mensajes con valores como la importancia de compartir, de amar y de ser solidarios para vivir en un mundo en paz. Pero también incluye un componente de magia, que es la sorpresa que va a traer el invitado especial de la academia. Al final se trata de que el público lo pase en grande.
La función está pensada para niños de hasta 13 años, pero cuando hacemos este tipo de obras somos conscientes de que los menores van acompañados de adultos, por lo que también solemos incluir elementos para que también resulte entretenida para ellos, con ‘gags’ o chistes. Es importante para que no les cueste llevar a los niños al teatro por temor a aburrirse.
–¿Cuánto tiempo lleva trabajando en esta obra infantil?
–La idea la tenía hace un año, pero hemos estado investigando sobre las fiestas en otros países. A Melilla hemos tenido que traer una versión reducida de la obra por cuestiones de formato, porque es en la sala de ensayos y con guiñoles. Solo en el proceso de adaptación hemos estado trabajando cerca de un mes.
–¿Qué ha sido lo mejor del proceso de creación?
–La investigación siempre resulta muy fascinante. Hay infinidad de personajes navideños repartidos por el mundo que desconocemos, porque son propios de una localidad, una provincia o un país. Por ejemplo, hay países del norte de Europa que tienen brujas navideñas. Es muy interesante ver el contraste que hay entre las culturas, las tradiciones propias de estas fechas… Hemos descubierto cosas que desconocíamos completamente y eso siempre es muy satisfactorio y enriquecedor.
–¿Tenemos en Melilla algún personaje navideño desconocido?
–Pues si es así todavía no lo hemos descubierto. Por referencia directa nunca he escuchado nada, aunque todo es cuestión de ponerse a indagar, a ver qué sale (ríe).
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