Categorías: Sociedad

Los menas consumen varios tipos de drogas en los alrededores de La Purísima

Proyecto Hombre colabora con Bienestar Social en un programa para tratar a los menores

Una de las situaciones ‘habituales’ que viven a diario los menores acogidos en el centro de La Purísima es el consumo de drogas. Fuentes de esta institución aseguraron a El Faro que lo más extendido es inhalar pegamento, ya que es lo más barato y fácil de conseguir para los menas.  Esta práctica se hace en el exterior del centro a la vista de todos, aseveran fuentes de La Purísima, que afirman que los educadores no pueden actuar  porque los menores están en el exterior del edificio, aunque luego los niños y adolescentes que entren en La Purísima estén ‘afectados’ por el consumo de esta y otras  sustancias.
Proyecto Hombre Melilla explica a El Faro que ha habido un repunte en el consumo de sustancias volátiles, como el pegamento, entre el colectivo de menores extranjeros no acompañados. Esta ONG colabora con la Consejería de Bienestar Social y Sanidad y el centro de La Purísima en diversos programas para la atención a menas con adicciones.
La ONG asegura que, además del pegamento, las sustancias más consumidas por los menas son el cannabis y las benzodiacepinas, es decir,  somníferos o sedantes.
Proyecto Hombre señala que hay varios programas en La Purísima según el grado de problemática de estos adolescentes. En algunos casos se trabaja con ellos en el centro junto a sus monitores y los educadores, sobre todos, con los que no suelen ser constantes en el tratamiento y tienen un alto índice de absentismo. Pero también se realizan talleres con otros colectivos de menores acogidos en La Purísima que se desarrollan en la sede de Proyecto Hombre.
Asimismo, destaca que hay un programa de verano terapéutico-educativo que se lleva a cabo desde hace dos años en colaboración con la Consejería de Deporte. El objetivo de este proyecto es educar a los menores en comportamientos solidarios y de trabajo en equipo y ofrecerles actividades de ocio y de tiempo libre que sean saludables para que abandonen el consumo de drogas.
La ONG también señala el efecto perjudicial que tiene el pegamento en la salud de los menores. Explica que a medio plazo provoca deterioro cognitivo y físico. Además hace hincapié en que cada vez se consume a edades más tempranas.

Otro muro por donde escapar del centro

Los menores extranjeros no acompañados han encontrado un nueva forma de escapar del centro de La Purísima. Hace unos meses se marchaban trepando por la zona de cocina, el lugar más accesible para ellos. Ahora lo hacen por el área de enfermería. Así lo aseguran fuentes de La Purísima, que explicaron a El Faro que los menores siempre encuentran formas de huir de este edificio. En la zona de la cocina, por donde escalaban hace unos meses, la Consejería de Bienestar Social ha realizado una obra y ha aumentado el tamaño del muro exterior, según estas mismas fuentes, que además añadieron que de nada ha servido el dinero en esta construcción porque los menores escapan ahora por la zona de enfermería.
En cuanto a la posibilidad de evitar estas huidas, fuentes del centro afirman que los monitores no son capaces de convencer a los menores para que se queden en las instalaciones y los vigilantes de seguridad, aunque les vean marcharse, no pueden hacer más que avisar a los educadores para que les bajen de los muros.
La situación en el módulo de acogida no ha cambiado mucho en los últimos meses, aseveran estas mismas fuentes, que insisten en que desde la dirección del centro se quiere encerrar a los menas en los módulos. Pero añaden que los monitores se niegan a cumplir esta norma mientras no que no se la den por escrito. Sin embargo, esta orden no puede ir en un documento porque no se puede encerrar a los menores en el centro para evitar que escapen, añaden.
Otra de las medidas de la Consejería de Bienestar Social para mejorar la situación en La Purísima fue la incorporación de otro vigilante de seguridad en cada turno, de forma que hay tres profesionales vigilando el interior del centro, uno en la puerta principal, otro en la puerta del módulo de acogida y otro más que está recorriendo el patio y las diferentes dependencias de la entidad. Fuentes del centro señalan que el objetivo de la Consejería es paliar la falta de orden con la presencia de los vigilantes, pero no se llega a conseguir porque estos profesionales no pueden intervenir en el interior de los edificios sin que sean requeridos por parte de los monitores cuando hay alguna incidencia.

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