Un estudio de Anesdor, la Asociación Nacional de Empresas del Sector de las Dos Ruedas publicaba hace unos días que la Ciudad Autónoma de Melilla encabezaba con un 23,3 por ciento, junto con Ceuta, el ranking de comunidades con mayor incremento de unidades de motocicletas matriculadas.
Desde El Faro nos acercamos hasta Moto Classic, en la Avenida General Aizpuru para comprobar si estos datos coinciden, o no, con la experiencia de los empresarios.
“La verdad es que hay más matriculaciones que antes. En Melilla, la gente prefiere desplazarse en moto porque en esta ciudad te mueves mejor con este vehículo por las distancias cortas y la dificultad de encontrar aparcamiento”, nos comenta Rafi, encargado de Moto Classic.
Sobre si se venden más las de primera o segunda mano, Rafi explica que “hay clientes que prefieren una moto nueva para no tener que estar arreglándola continuamente y contar, además, con su garantía de dos años. Después hay personas que no pueden adquirir una de primera mano y compran una de segunda mano”.
La economía del cliente es la que manda, ya que comprar una moto de 125 cilindradas sin estrenar puede costar más de 3.500 euros, mientras una de segunda mano cuesta alrededor de los 1.500 euros; “en Melilla lo que más se compra es de 125 cilindradas”, afirma Rafi.
Respecto a si el patinete eléctrico está haciendo sombra, o no, a la venta de motos pequeñas, desde Moto Classic lo tienen claro; “no tiene nada que ver un vehículo con otro, ya que el patinete eléctrico lo suelen usar personas muy jóvenes y las motos personas de todas las edades. Muchos de ellos compran estas motos para hacer rutas por la península”.
Sin lugar a dudas, nuestra ciudad presenta todas las características necesarias para que la moto sea el vehículo elegido a la hora de moverse por Melilla. Sin embargo, los conductores tendrán que tener en cuenta que la Dirección General de Tráfico prevé prohibir el uso de chanclas en estos automóviles con multas de hasta 200 euros.
Multas de hasta 200 euros por calzar chanclas
Hasta ahora la DGT no prohibía expresamente conducir con chanclas, pero Tráfico planea modificar el reglamento para incluir este veto y multar explícitamente por ello. Eso sí, será sólo para conductores de moto y ciclomotores.
Esta nueva sanción se incluye en la batería de modificaciones que Interior está redactando para el Reglamento General de Circulación, como por ejemplo rebajar aún más la tasa de alcohol para conductores noveles y profesionales u obligar a los ciclistas a circular con casco en carretera.
Los cambios que prepara la DGT para la normativa de circulación van especialmente dirigidos a usuarios vulnerables, como es el caso de motociclistas o ciclistas, además de peatones. La razón es que los fallecidos en este colectivo han repuntado; en 2023 fueron 38 más que en 2022, cifrándose en 463 las muertes.
Entre las muchas modificaciones encontramos la exigencia de una vestimenta más adecuada para motoristas, ya sea circulando en moto o en ciclomotor. Y no sólo para el conductor, también para los pasajeros.
Para reducir la gravedad de posibles lesiones, se obliga a los conductores y pasajeros de motocicletas a llevar guantes de protección cuando circulen en vías interurbanas y calzado cerrado en todo tipo de vías. Al igual que las motocicletas y por idéntico motivo, los conductores y pasajeros de ciclomotores deberán usar guantes de protección y calzado cerrado en el mismo tipo de vías.
Es decir que se prohibirá llevar calzado abierto si se circula en moto o ciclomotor, por ejemplo sandalias o chanclas, muy habituales en verano. En principio, y de quedar redactado así en la versión definitiva sólo se multaría en caso de llevar este calzado inadecuado en todo tipo de vías.
Los guantes también serían obligatorios en ambos casos, aunque también se contemplan otros cambios como permitirles circular por el arcén cuando hay atasco. Esto evita el clásico culebreo entre coches que también puede ser tremendamente peligroso si un coche cambia de carril sin advertir la presencia del motorista.
La DGT calcula que estos cambios no entrarán en vigor hasta dentro de un año, más o menos. En definitiva, se espera que se hagan efectivos el verano de 2025.
La multa por incumplir estos preceptos oscila entre los 80 euros y los 200 euros, dependiendo de si se considera conducción negligente o no. También se podría aplicar con otras prendas inadecuadas que impidan manejar correctamente el volante o los pedales, como botas de montaña o abrigo en inverno.
Dado que los cambios van enfocados a usuarios vulnerables, es probable que la prohibición no se extienda a los conductores de coches y otros vehículos cerrados. En todo caso, habrá que esperar al real decreto definitivo.