El ritmo de vida, la ansiedad o el estrés son factores determinantes para los melillenses a la hora de mantener relaciones sexuales y por eso los expertos detectan un declive de la actividad sexual en Melilla frente a la década anterior. El sexo ha dejado de ser una prioridad para los melillenses por diferentes causas multifuncionales, señalan.
Aunque convivimos entre cuatro culturas diferentes en una ciudad de doce kilómetros cuadrados, donde el sexo puede suponer un tabú para la intimidad de las personas, existen otros motivos por los que creer que el sexo ya no es una prioridad para los melillenses.
Así lo afirma Judith Chocrón, psicóloga clínica en Melilla. La experta asegura que existen varias causas multifuncionales como el estrés, la ansiedad, la depresión, la falta de ejercicio con un estilo de vida poco saludable; así como los problemas de salud, la falta de conexión emocional con la pareja y, otros factores relacionados con la vida cotidiana y la relación de cada persona con su cuerpo y su sexualidad.
“Es importante destacar que los cambios en el placer sexual pueden ser normales y no necesariamente indican un problema médico o psicológico”, afirma la psicóloga.
Para preservar su identidad, hemos asignado el nombre de María a una chica de 30 años que ha querido aportarnos su experiencia personal.
María cuenta que los problemas de ansiedad y estrés le han llevado a preservar su energía en otras prioridades, “de enfocarlo en el sexo me he cansado, ha pasado a un segundo lugar entre mis prioridades”, confiesa en declaraciones a El Faro.
Mireia Muñoz, psicóloga, sexóloga, terapeuta de parejas y directora de su propio centro asegura que vivimos en la era de la inmediatez en una sociedad que vive precipitada e intenta abarcar muchas cosas a la vez, “hace que estemos menos presentes y más conectados con el estrés”.
Desde su punto de vista, el sexo se relaciona con la abundancia de estímulos en una sexualidad muy mental por los prejuicios que generan presión y se pierde la conexión entre las personas por el simple hecho de "tener que complacer a la otra”.
La sexóloga coincide con Judith Chocrón en que los trastornos mentales como la ansiedad o la depresión juegan un papel importante en el sexo. Asimismo, afirma que hay una serie de hormonas que descienden e influyen en “nuestras” emociones, lo que provoca que las personas estén menos enfocadas en tener encuentros sexuales.
En agosto de 2020, más de una quinta parte de los españoles mantenía relaciones sexuales una vez a la semana, mientras que el porcentaje de aquellos que practicaban sexo todos los días era de un 2%.
Si se analiza la periodicidad de las relaciones sexuales por género, el porcentaje de hombres que tenía sexo una vez a la semana se eleva hasta el 24%, un valor que representa una diferencia de seis puntos porcentuales con respecto al de las mujeres.
La pandemia, un gran detonante
La Covid- 19, el estado de alarma y el confinamiento pusieron a prueba al ser humano en todos sus sentidos.
A nivel sentimental, las relaciones de parejas también tuvieron que jugar un papel importante en torno a las satisfacciones sexuales.
La pandemia también alteró las relaciones intimas perjudicando en cada persona a nivel individual. Quienes tuvieron síntomas de ansiedad, miedo, inseguridad y desánimo, también vieron afectada a su relación de pareja, según la psicóloga Judith.
Ella añade también que en caso contrario, aquellas personas que percibían los cambios de manera relativa, se apoyaban mutuamente y sacaban un aprendizaje positivo de dicha situación, por lo que el impacto fue menor y no tuvo repercusiones negativas en su vínculo afectivo-sexual.
Los hábitos sociales y personales en la pandemia fueron de los factores más importantes en esta etapa de nuestras vidas.
El malestar con uno mismo por su forma física o psicológica generó una sensación de estrés y agobio en las relaciones de pareja por la falta de aceptación e inseguridades.
En este sentido, Mireia Muñoz señala como causa desmotivadora del sexo, el hecho de que la convivencia generara discusiones y conflictos que provocaban el agobio, factor clave para no potenciar el apetito sexual. Como profesional, considera que no trabajar esas bases de conflictos y falta de intimidad al pasar tanto tiempo en pareja “no favorece que surjan encuentros sexuales”.
En su consulta, la mayoría de casos de sus clientes inciden que hay problemas de la relación de pareja que repercuten en la parte sexual, y éste es uno de los motivos principales por los que acuden as consulta en su clínica.
Cristian Artillo es CEO de una tienda de sexshop clandestina en Melilla “Clandestin@ Love&sex” y, además orientador sexual. Como vendedor de juguetes eróticos y orientador sexual explica que a raíz del confinamiento, las ventas de estos productos se han disparado descomunalmente.
“Todas las personas hasta una edad muy avanzada tienen deseo y apetito sexual sea con pareja o en solitario. Que la natalidad sea muy baja en España, no quiere decir que la gente no mantenga relaciones sexuales”.
Judith Chocrón aclara la importancia que se le da a las relaciones sexuales satisfactorias en la pareja que alcanza un 39% frente a otras cuestiones como creencias religiosas, políticas, tener hijos o el deseo de contraer matrimonio (CIS, 2023).
En palabras de la psicóloga, esto nos indica que cualquier problemática que haya “en la cama” repercute en la pareja y en el bienestar personal.
“Debemos saber que la terapia sexual implica un trabajo multidisciplinar porque puede estar originada en problemas psicológicos o mixtos (tanto psicológico como orgánicos).
Si uno de los miembros de la pareja presenta bajo deseo sexual, influye en la unidad y estabilidad de la misma, en el deterioro de la autoestima, alejamiento, aumento de la tensión, desconfianza, sentimientos de rechazo y pérdida de interés por el otro” nos cuenta.
"A más Netflix, menos sexo"
Entre los factores que afectan al apetito sexual, sea en pareja o en solitario está el desarrollo de la tecnología y los canales de Streaming, internet y las redes sociales o las aplicaciones de citas para ligar. También afecta el consumo de la pornografía como método de evasión y autoplacer.
En este sentido, la psicóloga melillense parte de que en una relación de pareja sólida y de larga duración, la relación sexual se deteriora por la tecnología: “A más Netflix, menos sexo”.
La rutina y sobrecarga laboral, la dependencia del móvil, WhatsApp o las redes sociales como forma de entretenimiento “erosionan la intimidad de la pareja”.
También afecta a las generaciones más jóvenes que tienden a tener relaciones más esporádicas y de corta duración por el acceso a la tecnología y lo que esta le brinda.
“Tienden a tener relaciones esporádicas sin complicidad ni química, disfrutan del sexo de una forma muy física y mecánica y con el tiempo llegan a pensar que no merece la pena el tiempo ni el esfuerzo para obtener un resultado poco satisfactorio”, recalca la psicóloga Judith.
Hablan los jóvenes
Fran es un joven melillense de tan solo 21 años. Es dependiente de una papelería de la ciudad y le gusta salir a socializar los fines de semana. Reconoce que ahora es más fácil conocer a una persona y siente que “somos más echados hacia delante”.
También cuenta que consume pornografía porque considera que “todo el mundo la consume para desfogarse libremente y conocerse, así como quienes utilizan app para ligar”.
Hoy en día es más fácil ligar y encontrar personas para tener encuentros sexuales. Por otro lado, no todos los encuentros sexuales son satisfactorios, recalca Mireia.
“No siempre esos encuentros sexuales son satisfactorios. Para empezar, si son relaciones esporádicas, muchas veces no se conoce a la otra persona, por tanto puede pasar que se disfrute menos al no tener una conexión con esa persona, compromiso o comunicación”.
Asimismo, afirma que muchas personas tienden a esa vía de escape durante un tiempo prolongado de tiempo pero no consideran estar “conectadas” a su cuerpo ni a la personas, simplemente lo hacen por el mero hecho de que “van a trabajar y los viernes buscan una persona para tener sexo, no por deseo si no por el hábito de la necesidad”.
A sus casi 60 años, Antonio es padre de tres hijos, casado y empresario. Él relata su experiencia personal como la convivencia con su mujer, la única de su vida.
“Las generaciones de hoy en día viven aceleradas y obsesionadas con conocer a más y más personas. Creo que hay un problema en la sociedad por todas las interacciones de la que estamos rodeados, sobre todo con internet. Antiguamente, te presentaban a la chica o el chico, ahora por un like tienes acceso a todo”.
Cada vez son más las personas que acuden a las consultas clínicas, solas o en pareja, para el asesoramiento ante la preocupación por su falta de deseo sexual así como otras patologías relacionadas que impiden tener relaciones placenteras.
En el caso de Judith, el perfil de las personas que acuden a su gabinete oscila entre los 20 y 35 años por inseguridades personales, baja autoestima, aceptación corporal o escasas habilidades sociales que derivan en esquivar las relaciones sexuales.
A partir de los 40, acuden más en pareja por su propia iniciativa a mejorar psicológicamente.
“La terapia sexual de pareja suele tener muy buen pronóstico cuando se trabaja en la fase inicial y requiere pocas sesiones frente a otras psicopatologías que necesitan una intervención a largo plazo como puede ser los trastornos de ansiedad y depresión”, finalizó la psicóloga.
A falta de tiempo, recurrimos a la masturbación
En 2021, un estudio realizado por la Red Jóvenes e Inclusión Social y la Universitat de Illes Baleares situaba a uno de cada cuatro varones antes de los trece años que habían consumido pornografía a través de internet.
Otra de las conclusiones del estudio sacado de Epdata es que la masturbación es el motivo más frecuente por el que los hombres consumen pornografía, mientras que la curiosidad encabeza las razones de las mujeres.
Mireia Muñoz incide en que el tema de la pornografía influye en muchas relaciones sexuales porque se toma a veces como modelo educativo a nivel sexual cuando no representa la realidad y eso “puede generar muchísimo miedo, prejuicio y expectativas al resultado” comparando incluso con el cuerpo y el rechazo de no “voy a estar a la altura o no o no va a estar suficientemente bien”, creando una sensación de miedo.
Aunque el hecho de la masturbación es recomendable por ser considerada una herramienta de autoconocimiento y autoplacer al que podemos acudir en cualquier momento de nuestras vidas, la sexóloga insiste en no fomentarla “únicamente en pornografía” sino también en fantasías relatos eróticos, novelas eróticas y cualquier estímulo que “nos pueda ayudar, no sólo a tener un espacio de autoplacer, sino a conocernos mejor” para “descubrir nuestra sexualidad” y compartirlo con otra persona o compañeros sexuales.
Cristian Artillo, desde su perspectiva, define la sexualidad como “una capacidad innata y un aspecto esencial de nuestra vida por seres sexuados desde antes de nuestro nacimiento”. En este sentido, de la misma manera que podemos alimentarnos, hacer ejercicio físico o pensar, también tenemos la capacidad de comunicarnos de forma erótica con “nosotros mismos y con otras personas”.
Para el orientador sexual, la expresión de la sexualidad “nos permite sentir placer, bienestar” y contribuye a la realización personal y a la satisfacción general.
Mireia Muñoz, la experta en sexología, define la sexualidad como el encuentro con la piel, con el placer donde existen muchas variables de sentir “ese efecto recompensa” del apetito del placer.
En Melilla se han intentado implantar el negocio de los sexshops pero siempre han fracasado, confirma Cristian. En su opinión, esto se debe a que “hay cosas que en lugares pequeños como nuestra ciudad no tienen aceptación”.
Entre los factores más importantes está la cultura, la religión o la educación que inciden negativamente en ciertos aspectos de nuestra vida ya que, según Cristian, “el medio en el que vivimos nos hace ser de una manera u otra”.
Sin embargo, a nivel profesional nos cuenta que está en un 50/50 el consumo de los juguetes eróticos en Melilla.
“Se vende de todo, desde lubricantes hasta accesorios BDSM, lencería erótica, succionadores de clítoris, masturbadores masculinos, dildos…. La salud sexual es algo con lo que la sociedad está cada vez más mentalizada”.
Aunque suele hacer hincapié en la educación sexual en sus redes sociales y en las reuniones o las ventas directas a los clientes, defiende que, en su mayoría, las reuniones “tuppersex” las organizan en su totalidad las mujeres.
Como profesional del medio y experto en sexualidad, Cristian Artillo “entiende perfectamente” el pudor, la timidez o la vergüenza que supone acudir a un sexshop para adquirir un producto.
“Lo que más me llama la atención es que mucha gente me da explicaciones cuando vienen a comprar, la excusa más usada entre los clientes: es para un regalo", afirma.
Marina tiene 29 años, trabaja como profesora de Inglés a distancia y afirma que la masturbación es “su vía de escape” a la falta de interés por conocer a otros chicos y el “poco tiempo del que dispone”.
Según un estudio realizado por YouGov – una compañía de investigación de mercados-, es cierto que la falta de pareja es uno de los motivos que llevan tanto a hombres como a mujeres a masturbarse.
Sin embargo, más de un 30% de los españoles se masturba con la misma frecuencia tanto con pareja como sin ella.
Además, un 61% de los participantes en un estudio realizado en 2020 afirmó que recurría al onanismo principalmente para aliviar el estrés.
¿Ha cambiado el rol entre el hombre y la mujer?
Mireia Muñoz hace hincapié en que la mujer se ha ido liberando cada vez más con el paso del tiempo. Antes había más tabúes y prejuicios relacionados con la mujer, su sexualidad y la masturbación.
Aun así, nos cuenta que hay parte demandante de la pareja que “no entiende ni respeta” que la mujer es la que tiene falta de deseos.
Que la mujer esté más desinhibida ha llevado a hombres a sentirse inseguros porque sienten que no tienen el control de dominar la situación y acaban conectando con sus miedos.
Cristian Artillo, el orientador sexual, afirma que los roles han cambiado pero la masculinidad va “siempre por delante”, aunque también la sexualidad ha variado mucho ya que “la orientación sexual es mucho más compleja donde ya no es solo hombre masculino y mujer femenina”.
En este sentido, existen otras vertientes sexuales donde las personas se consideran no binarios, asexuales, pansexuales, por ejemplo.
“Falta mucha educación sexual, sobre todo en las casas y en las escuelas. La mayoría de los padres no están capacitados para hablarles de esto a sus hijos, pero los niños a partir de los 5 años ya están capacitados cognitivamente para entender este tipo de cosas. La gente no sabe diferenciar, entre travesti, transexual, transgénero. De hecho ni entre sexo, sexualidad y orientación sexual”.
Blanca es una chica que se considera bisexual y, asegura que ha tenido tanto relaciones de pareja con chicos como con chicas. A sus 24 años está soltera después de 2 años de relación con su ex. De una relación heterosexual pasó a una homosexual.
“Me cansé de la monotonía de mi novio y sus formas de intentar imponerse en la relación. Cuando conocí a mi ex, que es homosexual, sentí ese cariño que me faltaba y, al probar esa sensación de tener relaciones sexuales con una persona de tu mismo sexo, me sentí más cómoda”.