Este 1 de noviembre, como cada año, cientos de melillenses se han acercado al cementerio de La Purísima Concepción para recordar a sus seres queridos en el Día de Todos los Santos.
Con flores en mano, las familias llenaron el cementerio para honrar a quienes ya no están, manteniendo una tradición que muchos consideran sagrada. Sin embargo, la jornada no estuvo exenta de problemas, especialmente por el estado de algunas instalaciones, que generaron quejas, sobre todo entre las personas mayores. Obstáculos relacionados con el acceso a ciertas zonas y las condiciones del camposanto.
Uno de los problemas más comentados fue el estado del ascensor en el lado derecho del cementerio, que se encontraba averiado. Esta fue una situación que dificultó el acceso a las tumbas en los niveles superiores, sobre todo a las personas mayores o a aquellos que tenían algún impedimento para poder subir por las escaleras.
Además de los problemas con el elevador, las escaleras que se utilizan para llegar a los niños más altos también estuvieron en boca de muchos de los usuarios, generando gran preocupación.
Según algunos visitantes, las escaleras no solo se ven inestables, sino que al subir tiemblan, dando sensación de inseguridad. Fue precisamente uno de los asuntos que destacó a este diario una familia que se encontraba adecentando los nichos de todos los familiares que tienen allí enterrados.
La madre confesó que, aunque suele evitar ir al cementerio, en el Día de Todos los Santos siente que es necesario cumplir con la tradición que tan importante era para su madre. A su hija, en cambio, ir al cementerio a poner flores a su abuela es algo que le da paz ya que le recuerda a épocas pasadas.
Tal y como explicó, la abuela solía ir todos los domingos al camposanto melillense para dejar flores a sus familiares fallecidos. Una cita que era ineludible cada domingo y que era lo primero que hacía tras desayunar. Ahora su nieta ha querido seguir con esta rutina de su abuela.
Cabe recordar que la Consejería de Medio Ambiente, de la que es titular Daniel Ventura, ya ha comenzado con las actuaciones de mejora que se van a acometer en este cementerio cristiano. La Ciudad prevé instalar tres nuevos ascensores, un salvaescaleras y una pasarela para mejorar el acceso.
Asimismo, también sustituirán las temidas escaleras por unas más seguras. De hecho, ya se pueden ver algunas áreas acordonadas dentro del cementerio.
Más allá de estos inconvenientes, la jornada transcurrió como cada año. El cementerio se encontraba lleno de visitantes y la mayoría de tumbas estaban ya limpiadas y decoradas. Hoy era día de la visita y de pasar un rato en compañía cerca de los que ya no están.
Aunque lo más común es ver a personas mayores visitando el cementerio en este día, también había algunos jóvenes acompañando a sus padres. Una costumbre, tal y como han remarcado la mayoría, que debe perdurar en el tiempo y que se debe transmitir de generación en generación.
Para algunos padres, enseñarles esta costumbre a sus hijos es una forma de asegurar que el respeto y el recuerdo a los seres queridos siga vivo en las próximas generaciones.
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