Hasaan destacó que, al contrario de lo que esperaban, la llegada de los cruceristas sí se notó en los negocios. El Saga Ruby llegó ayer con unos 600 cruceristas a bordo.
Los cruceristas volvieron a reactivar la ciudad ayer. Después de que el pasado jueves, tanto hosteleros como comerciantes se mostraran contentos con la parada de un buque con 500 viajeros en la ciudad, ayer el presidente de la Asociación de Hosteleros de Melilla, Amaruch Hassan, volvió a destacar el impacto positivo de estos turistas. En este sentido, aunque el domingo, tanto hosteleros como comerciantes aseguraban en este periódico que no tenían muchas esperanzas en este crucero, finalmente la sensación fue buena. Ni siquiera el mal tiempo impidió que los alrededor de 600 británicos que venían a bordo del Saga Ruby se bajaran para conocer la ciudad. Así, Hassan resaltó que aunque los restaurantes y bares no notaron tanto la incidencia de esta visita, porque el barco zarpó del puerto de la ciudad a la 13:00, en las cafeterías sí que se vio un aumento de la actividad. Además, el representante de los hosteleros de la ciudad apuntó que incluso aunque los comerciantes noten más que ellos los efectos positivos de estos cruceros, eso también es bueno para todos. “Quizás al irse pronto los comercios han notado más el impacto de los cruceristas en sus negocios. Pero sea como sea todo el dinero que dejen en la ciudad revierte en todos”, apuntó Hassan. La visita a Melilla La Vieja no faltó, una vez más, en la escala de cruceros en la ciudad. En la avenida Juan Carlos I también se vieron mezclados con los melillenses pequeños grupos de turistas a los que les delataba su indumentaria, en la que destacaba el sombrero de paja que se les entrega al llegar a la ciudad, si bien en esta ocasión el sombrero no les sirvió para refugiarse del sol, no les vino mal para hacer frente a la lluvia. El barco, que tendría que haber llegado el lunes, pasó la noche en Tánger debido a una avería y llegó en el puerto de la ciudad autónoma alrededor de las ocho de la mañana de ayer, desde donde zarpó pasadas las 13:00 horas. Durante esas cinco horas, los cruceristas aprovecharon para recorrer las calles de la ciudad, hacer algunas compras en sus tiendas o tomar un café en alguno de los bares de Melilla. No obstante, aunque la lectura de esta visita sea positiva, el presidente de los hosteleros indicó que cuando el crucero pasa más tiempo en la ciudad, como sucedió en el que estuvo el pasado jueves, que zarpó a las 18:00 horas, los restaurantes notan más el efecto en la caja. El mes que viene, el martes 13, llegará a la ciudad el crucero Albatrox, con unos 750 viajeros, procedentes de Alemania. El mismo barco volverá a Melilla el día 3 de diciembre, con el mismo número de pasajeros. Hosteleros y comerciantes esperan que estos barcos, que cómo ellos siempre han pedido, llegarán en días laborables, vuelvan a activar sus negocios, aunque sea de forma puntual.
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