Guelaya y Ecologistas en Acción organizaron ayer la conferencia ‘Gestión de residuos y basuras marinas en Melilla’, que tuvo lugar en el Real Club Marítimo. La charla estuvo a cargo de Sara Acuña, coordinadora de la campaña ‘Clean up the sea’ (Limpiemos el mar) y miembro del grupo de Área Marina de los Ecologistas. Acuña se mostró contundente al exigir la imposición de sanciones para todas las personas que lancen residuos plásticos al entorno y al mar e instó a la instalación del contenedor amarillo para fomentar el reciclaje de los envases de plástico, algo que la Ciudad de Melilla pretende hacer realidad a lo largo del 2018.
La responsable de la campaña ‘Clean up the sea’ no se limitó a expresar estas “demandas urgentes”, sino que invitó a todos los ciudadanos a reducir el consumo de productos envasados con plásticos, con tal de disminuir el consumo de este elemento tan “nocivo para el medio ambiente”.
Daños medioambientales
La urgencia en la necesidad de reducir el consumo y los residuos plásticos viene dada por la gran cantidad de basuras de este material que se vierten al mar cada año. Según los datos que presentó Acuña, de los ocho mil millones de toneladas de basura que se vierten al mar, el 80% son plásticos. De todas estas toneladas, el 70% va a parar a los fondos marinos, mientras que un 15% genera las llamadas islas de basura al flota sobre la superficie de los mares y océanos y el 15% restante va a parar a las playas.
“Éste último 15% es el único porcentaje de basura que se puede recuperar y tratar de reciclar”, explicó Acuña, cantidad que consideró “simbólica”, ya que con su recuperación apenas se elimina la cantidad real de residuos que se aglomeran en el mar.
Con todo ello recordó que el plástico es un material que tarda unos 500 años en desaparecer. Sin embargo, especificó que estos residuos realmente no desaparecen, sino que se transforman en microplásticos. “Estas pequeñas partículas de plásticos son engullidas por peces y moluscos que después consumimos, por lo que ya no sólo afecta a la salud del medio ambiente y de la flora y la fauna, sino que también nos afecta a nuestra propia salud con su consumo por la cadena alimentaria”, dijo la ecologista.
Algunas de las medidas para disminuir la contaminación marítima que propuso Acuña fue mejorar el control de los vertidos de plásticos en ríos y cauces que desemboquen en el mar, además de la instalación de los contenedores amarillos para fomentar el reciclaje de los productos plásticos y la imposición de sanciones.
No obstante, a este listado añadió la necesidad de cambiar el consumo de los ciudadanos y les invitó a comprar productos a granel donde los embalajes y las bolsas de plástico fueran sustituidos por otros más ecológicos, como las bolsas de tela.
“Los consumidores tienen más poder del que piensan en el sistema de consumo capitalista actual”, señaló esta ecologista y agregó: “Un cambio en nuestra rutina de consumo modificará la forma de producir. Si sumamos uno a uno todos los esfuerzos, el cambio será global”.
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