Comerciantes de Melilla aseguran que los cortes de agua están afectando a sus negocios y a su funcionamiento. El Faro ha estado en varios comercios de la ciudad para comprobar cómo están llevando este segundo día de restricciones.
El agua es un bien indispensable, que se echa más en falta cuando no se tiene. Esto lo sabe bien Ouali, propietario de la cafetería Arábica, que explicó a El Faro que está sufriendo por su negocio. Ouali tiene el cuarto de baño inservible, sin agua no lo puede utilizar. Así que no le ha quedado más remedio que poner una fregona para impedir el paso de los clientes.
Esta situación, insintió, está perjudicando a su cafetería, donde el agua es muy importante, sobre todo para limpiar. Los suelos tienen que fregarse cuatro veces al día, las mesas se tienen que limpiar después de cada cliente y la cocina se tiene que quedar impoluta al cierre del local. Sin dejar de nombrar que toda la vajilla se tiene que lavar después de cada uso.
Es muy difícil seguir con la rutina de un bar sin agua. Por ello, Ouali ha tenido que ir a comprar garrafas de agua al supermercado para poder seguir desarrolando su actividad con normalidad. El problema, dijo, es que no puede ir detrás de los clientes cuando van al baño para echar agua, ni almacenar muchas botellas en su cocina porque no le caben. Este empresario se pregunta por qué los cortes de agua no se producen durante la madrugada, cuando la mayoría de personas están durmiendo y el agua es menos necesaria.
El problema también persiste al llegar a casa. Ouali tiene seis hijos pequeños y, explicó, tiene que levantarlos más temprano para poder ducharlos a todos por turnos. El otro remedio que le queda, es hacerlo con el agua que almacena en un barreño, aunque tener que calentarla para seis es una tarea imposible.
Otro empresario de la ciudad que también está sufriendo estragos en su negocio es Manolo. Él tiene una peluquería y ha tenido que cancelar citas esta semana debido a la falta de agua. A pesar de que ha rellenado garrafas, que usa cuando se va el agua, no puede atender a todas las clientes que quisiera porque el agua que almacena es finita.
Para Malono, una peluquería sin agua es un negocio abocado a cerrar.
Por otro lado está los precavidos. Es el caso de Mohamedi, que trabaja en una heladería. Como ya sabían que Melilla es una ciudad donde los problemas de agua son constantes, decidieron adelantarse.
Mohamedi explicó a El Faro que las máquinas para hacer helados tienen un sistema de refrigeración con agua, muy distinto a otras máquinas que lo suelen tener de aire. Debido a esta singularidad, en su negocio decidieron adquirir un sistema de almacenamiento de agua y así garantizarse el suministro.
A pesar de ello, este empleado reconoce que los cortes de agua son un problema para la mayoría de negocios de Melilla.
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