Los comerciantes que han venido al recinto ferial este año, afirman en su mayoría que el índice de ventas ha ido muy por encima del año pasado. El año pasado, según informan algunos vendedores eventuales que vienen a la Feria, “fue un verdadero desastre. Vendimos muy poco y te puedo decir que las atracciones estuvieron fatal”.
No obstante, aunque recuerdan que la Feria ya no tiene nada que ver a cuando la efeméride en antaño, cuando las fronteras de Beni Enzar y Farhana estaban abiertas, ya que el nivel de asistencia al recinto ferial era enorme. En la presente edición se denota una fuerte remontada que supone la estabilización de unas ganancias razonables.
Estas ganancias implican ánimos para volver al año siguiente, aunque de todas formas, se nota que la presencia en la Feria es bastante escasa, también se nota que mucha gente ha pasado el veraneo en casa y está dispuesta a gastarse más dinero en las festividades de la ciudad.
Se puede afirmar que en los rostros de los comerciantes se les ve expresiones de satisfacción, porque lo importante no es que haya una gran asistencia y no consuma, sino que haya una asistencia aceptable con ganas de comprar cosas que no se encuentran habitualmente en la ciudad y vengan a la feria a comprarlas, si no por su exclusividad, si por ser mucho más económicas. Las cosas que se venden van desde turrones de diferentes sabores en paquetes de diez tabletas hasta pulseras de cuero trenzadas de dos euros. Lo que está claro es que en esta edición existe mucha variedad de productos.