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“Los códigos de representación evolucionan, pero el objetivo es el mismo: escenificar la majestad real”

Después de nueve meses de espera, el Banco de España reveló los retratos realizados a la pareja real por la fotógrafa Annie Leibovitz. Las fotografías se podrán visitar hasta el 29 de marzo en la exposición ‘La tiranía de Cronos’, comisariada por Yolanda Romero, conservadora del Banco de España. Para comentar el retrato de los Reyes, El Faro de Melilla conversa con Bárbara Rosillo, doctora en Historia del Arte y experta en Historia de la Moda. Un retrato real, para Bárbara Rosillo, debe tener una serie de características: representar la solidez de una institución tan antigua, pero también, y al mismo tiempo, proyectarla hacia el futuro. Tradición y presente unidos.

-La reina Letizia, preciosa en el retrato, aparece con un vestido y chal del diseñador vasco Cristóbal Balenciaga (1895-1972). Está espectacular ¿A usted como historiadora qué le parece?

-Para este retrato la reina ha recurrido a Balenciaga, el mejor modisto español, considerado un genio universal. Doña Letizia luce dos piezas atemporales, de museo, cedidas por la Fundación Antoni de Monpalau. El atuendo está formado por un vestido de noche de tul de seda confeccionado en 1948, acompañado de una gran capa de gazar color frambuesa.

-Si hay un tejido representativo en la obra de Balenciaga es precisamente el gazar, que es un tipo de material textil de aspecto regio y semitransparente, de tacto uniforme y que muestra el diminuto relieve de su entramado... Con este tejido, el creador vasco da rienda suelta a su creatividad estructural (arquitecto de la moda). ¿Es una maravilla la capa verdad?

-Esta gran capa de gazar fue lucida por doña María del Carmen Ferrer-Cajigal en la boda de don Juan Carlos y doña Sofía en Atenas en 1962. Por lo tanto, esta capa guarda un mensaje histórico en sí misma.

-Efectivamente es un guiño al pasado...

-Exacto.

-El gazar, por la rigidez que propicia su ligado, se presta al desarrollo de formas arquitectónicas, posee una fácil manipulación y su apariencia es suntuosa. Las creaciones del modisto vasco presentan ese "carisma": que ensalzan la belleza de la mujer que los lleva...

-El vestido presenta una silueta clásica de los vestidos de noche de los años cincuenta. Con escote bañera y talle en la cintura, es ceñido hasta las caderas. Todo el cuerpo presenta un delicado drapeado, pliegues que sinuosamente moldean las líneas corporales, lo que me recuerda a algunos modelos de Madelaine Vionet, una gran diseñadora francesa de alta costura, que fue precisamente amiga personal de Balenciaga.

Los plegados, en última instancia, nos remiten a la estatuaria clásica, esas diosas de mármol vestidas con túnicas drapeadas que no encubrían los volúmenes del cuerpo. En cuanto al colorido, el negro fue un símbolo de España durante la monarquía de los Austrias. El negro representaba la elegancia y la sobriedad, pero también una ostentación silenciosa. Testigo de ello son ciertos retratos de Anguissola, Sánchez Coello, El Greco o Velázquez, que nos muestran el impacto de este color.

-"Un buen couturier debe ser arquitecto de la forma, pintor para el color, músico para la armonía y filósofo para la medida", dijo Cristóbal Balenciaga. La capa de color frambuesa da color...

-En lo que respecta a la capa, es una pieza de considerable tamaño ya que podría cubrir la cabeza, aunque la reina la lleva a modo de chal. En la fotografía, la capa produce una serie de juegos de luces y sombras, un recurso muy propio de la pintura mientras que su abullonado se inspira en las santas de Zurbarán, bellas jóvenes ataviadas con riqueza, algunas de las cuales lucen estos originales abullonados.

-La simplicidad es la clave de la verdadera elegancia. Balenciaga, el rey de la moda (en este caso vistiendo a una reina).

-Balenciaga gozó en vida de un prestigio absoluto y de un arrollador éxito profesional confeccionando alta costura para algunas de las mujeres más importantes del mundo. Su maestría no solo residía en su capacidad inagotable como creador, sino que conocía todos los secretos de la costura. Era un auténtico costurero, ya que podía crear una prenda desde el primer diseño hasta el último detalle. Su ropa se caracteriza por una gran originalidad, femineidad y refinamiento escenificados a través de volúmenes puros y rotundos. El modisto apostó en ocasiones por colores arriesgados que guardan una estrecha relación con antiguos maestros de la Historia del Arte, tal y como puso de manifiesto la exposición que se celebró en el Museo Thyssen (2019) en la que sus diseños dialogaban con pinturas de El Greco, Goya, o Zuloaga, entre otros. Balenciaga era un hombre culto y de una profunda sensibilidad, que se inspiró en grandes artistas. De hecho, en su primera colección en París, allá por 1939, presentó el traje “Infanta”, un modelo inspirado en los retratos de las infantas de Velázquez.

-Balenciaga, el rey de la moda internacional, un ser enigmático, fascinante y apasionado del trabajo bien hecho.

-Al leer sobre Balenciaga impresionan los testimonios de las personas que trabajaron con él, se percibe una admiración reverencial. Era un hombre entregado a su oficio y de una discreción absoluta, de hecho en cincuenta años no concedió prácticamente ninguna entrevista. Ese misterio que envuelve su personalidad resulta fascinante. Balenciaga creó miles de vestidos llegando a una depuración de las formas, como generalmente ocurre a los grandes artistas cuando alcanzan la plena madurez. El mismo Christian Dior hizo esta rotunda afirmación: “Nosotros hacemos lo que podemos con los tejidos, Balenciaga hace lo que quiere”. Su legado es excepcional, su obra fue objeto de una exposición en el Metropolitan Museum de Nueva York en 1973, un año después de su fallecimiento. Un acontecimiento histórico, ya que se trata de la primera muestra dedicada a un diseñador de moda.

-El rey Felipe luce su uniforme...

-Felipe VI porta una serie de símbolos propios de su rango, desde el uniforme de gala de Capitán General del Ejército de Tierra al Toisón de Oro o la Orden de Carlos III, condecoraciones que nos transmiten un legado de siglos. También aparecen otros símbolos menos evidentes como los espejos, la mesa o la silla. Recordemos los retratos de Carlos II en el Salón de los Espejos del Alcázar de Madrid y los de su segunda mujer Mariana de Neoburgo, cuya pose me recuerda a la que ahora luce la reina Letizia.

-¿Qué le parecen los retratos de la fotógrafa Annie Leibovitz de los reyes de España?

-Leibovitz es la fotógrafa más famosa del mundo, por su cámara han pasado muchas de las grandes celebridades de los últimos cincuenta años, desde estrellas del rock, a políticos, bailarines, actores y familias reales. La fotografía es, en cierto modo, la heredera de la pintura. En las cortes europeas los pintores de cámara tenían el cometido de retratar al rey y a su familia según los cánones de belleza y los criterios estilísticos de cada momento. Artistas como Velázquez o Goya fueron los encargados de representar el poder regio, siempre acompañado de una serie de símbolos concretos que lo escenificaban. Los códigos de representación han ido evolucionando pero el objetivo siempre ha sido el mismo, escenificar la majestad real.

-La sala del Palacio Real es simplemente espectacular. Un escenario ideal para una fotografía regia...

-Absolutamente, es como estar en un cuento de hadas por su belleza y magnificencia. La sala de Gasparini es así llamada por su autor Matías Gasparini, el artífice de todo su diseño. Techos, muros y suelos desarrollan una decoración vegetal ondulante y profusa, muy propia de pleno siglo XVIII, que recorre todo el espacio. En palabras de Pilar Benito, jefa de Conservación de Patrimonio Nacional, “es el mejor conjunto Rococó que existe en Europa”. El salón es un prodigio decorativo que tardó muchos años en concluirse: no fue hasta tiempos de Fernando VII cuando todas las piezas estuvieron ya colocadas. La sala, que fue la cámara de Carlos III, está cubierta de prodigiosos bordados y, curiosamente, la jefa del taller de bordados que se creó para su decoración fue la esposa del mismo Gasparini.

-Coco Chahel decía de Balenciaga que "era el único de nosotros que es un verdadero modisto", ya que dominaba el arte de imaginar, diseñar, dibujar, cortar y coser una pieza de principio a fin. Si un Balenciaga no falla, tampoco falla Leivovitz...

-Leibovitz tiene una dilatada experiencia en este tipo de trabajos. Un retrato real debe tener una serie de características. Representar la solidez de una institución tan antigua, pero también proyectarla hacia el futuro. Tradición y presente unidos. La postura del rey es serena pero con un sutil movimiento que yo entiendo como el reflejo de un hombre de acción, con poso y equilibrio que camina hacia el futuro con determinación.

-¿Qué mensaje se quiere transmitir con esta preciosa foto?

-Se trata de unos retratos oficiales encargados por el Banco de España, una institución fundada en el siglo XVIII. En primer lugar resaltaría que se quiere transmitir la idea de una monarquía actual, pero teniendo muy presente el legado histórico.

-Las joyas de la reina Victoria Eugenia (1887-1969), que en este retrato que nos ocupa luce Letizia, son maravillosas En este caso lleva un conjunto de chatones, que son dos joyas de pasar muy representativas. Dos joyas que apasionan a la reina Letizia por su versatilidad ...

-La reina no lleva tiara pero sí un collar y pendientes de brillantes, que fueron regalados por Alfonso XIII a Victoria Eugenia, joyas fastuosas que iluminan su rostro. Su peinado evoca esas glamurosas melenas con ondas de los años cuarenta. Leibovitch presenta a una reina bella en un momento de plenitud, que mira de frente al espectador con una expresión convencida y resolutiva.

-Efectivamente, en esta foto no vemos ya a Letizia algo insegura al ser desconocedora del protocolo y no haber nacido para ser reina (Sofía, su suegra era hija de rey y fue educada en ese ambiente). En el díptico vemos a una reina Letizia muy resolutiva y como de cuento de hadas. La fotografía invita a soñar…

-Absolutamente. Necesitamos soñar, estamos ávidos de belleza y sensibilidad. El mundo actual precisa urgentemente ese componente de belleza que nos despegue de la mediocridad. Los cuentos de hadas son necesarios, pero también un mensaje de solidez y dignidad que nos proporcione cierta serenidad.

-La fotógrafa americana logra todo ello de sobra...

-Leibovitch es una maestra en este sentido, tal y como también podemos apreciar en los retratos que hizo a Isabel II que evocaban, a mi parecer, ciertos retratos de la reina Carlota de la mano Lawrence o Reynolds. Las fotografías de Isabel II también parecen un cuadro, están estudiadas al milímetro y presentan detalles muy interesantes. En palabras del mismo Balenciaga: “Es más importante el prestigio que la fama. El prestigio queda, la fama es efímera”.

Esta fotografía quedará para la posteridad. Y se puede visitar gratuitamente en el Banco de España.

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