Los efectivos melillenses no tienen competencias en investigación científica pero sí son testigos-peritos muy útiles para las autoridades.
Cuando el fuego reduce a las cenizas una nave, un comercio o un bosque, los investigadores tienen que determinar el origen del incendio y cuáles fueron las causas. Para ello, se requiere de un conocimiento científico y un complejo método de trabajo para recoger las pistas que lleven al inicio del fuego. El Cuerpo de Bomberos de Melilla recibió esta formación recientemente de la mano del presidente de la Fundación Fuego y de la Asociación Nacional de Investigadores de Incendios, Julio Átomo Morejón, en un curso organizado entre Comisiones Obreras y el Cuerpo, en el que también participó el doctor en Química Leandro Picabea.
En declaraciones a ‘El Faro de Melilla’, el que también fuera jefe de la Policía Científica, Átomo, posee una gran experiencia en este campo y transmitió a los efectivos melillenses sus conocimientos y experiencias en la investigación del origen de los incendios. “Nuestra labor es que los efectivos de Bomberos tengan una percepción más clara a la hora de investigar las causas de un incendio. No es una labor fácil ya que requiere conocimientos específicos y un método de trabajo complejo”, explicó.
Ese proceso de investigación se realiza en sentido inverso, pues a partir de las marcas y señales que deja el humo, las llamas y el calor se puede determinar el foco del incendio, es decir, dónde comenzó. A partir de ahí, se procede al desescombro para reconstruir el estado original del lugar y determinar qué causó el fuego ya sea una cerilla, un cigarrillo o un cortocircuito o, en su caso, determinar si el fuego fue provocado.
Ciertamente, el inicio de cualquier incendio es siempre lo mismo, esto es, las formas de combustión son siempre las mismas, lo que varía es el rastro que el fuego deja si éste se produce en un exterior como, por ejemplo, un bosque, o en un interior, como por ejemplo una vivienda o un local.
Átomo estimó que las unidades municipales de investigación de incendios suelen atender una media de cien incendios mensuales mientras que al cabo del año las investigaciones que se encargan a entidades privadas especializadas apenas rozan ese mismo centenar.
Concretamente en Melilla, el Cuerpo de Bomberos no tiene las competencias en investigación de incendios, pero tal y como recoge el Código Civil, sí contempla que los efectivos de Bomberos son testigos-peritos que pueden ser reclamados en un proceso judicial para aclarar o dar luz a las causas de un incendio, gracias a estos conocimientos especificos.
Esta labor es la que principalmente desarrollan los efectivos melillenses en caso de procesos judiciales, tal y como explicó la oficial jefe del Servicio, María José Marcos.
“En cualquier juicio te pueden llamar como testigo-perito, porque poseemos conocimientos específicos que pueden dar luz al motivo o causas de un incendio. Por ello, este tipo de cursos son necesarios porque cuanto mejor preparados estemos más ayuda aportaremos a la sociedad y a la justicia”, explicó.
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