“Los besos y abrazos del público son el mejor pago a nuestra actuación”

El actor Máximo Valverde asegura que los mejores papeles de su vida profesional los obtuvo a través de un casting, cuando su objetivo real era conseguir dinero para pagarse los capotes que necesitaba para las novilladas.

Máximo Valverde escribe y protagoniza ‘Con ganas de reír’, la comedia que este fin de semana llega al escenario del Kursaal. Este actor conoce a la perfección Melilla y cuando habla de la ciudad sólo tiene palabras de agradecimiento por el trato recibido. “Me parece una ciudad fantástica. Ha progresado mucho y desde que yo la conozco, el cambio ha sido maravilloso”, apuntó Valverde. Esta comedia narra la historia de una joven andaluza que llega tarde a un casting y confunde al director de la función con el conserje del local. Se trata de una representación basada en experiencias reales de los dos actores que la protagonizan, Máximo Valverde y Eva Santamaría. –¿Cómo surgió escribir ‘Con ganas de reír’? –Había trabajado con Eva Santamaría en otras obras anteriores, como ‘Café de chinitas’, que estuvo ocho meses en Madrid. A partir de ahí, descubrimos en ella que no sólo es cantante. Vimos en esta obra que tenía una faceta cómica. Como buena gaditana, tiene mucha gracia. Me quedé con esa idea y cuando escribí esta obra pensé en ella desde el primer momento. Eva me daba los registros que yo necesitaba. En esta función, la actriz debe saber cantar, bailar e interpretar. No es nada fácil encontrar todo esto y sobre todo, que tenga mucha gracia. Pero lo tenía en Eva. Y por eso la escribí para ella. Su personaje es muy simpático y la verdad es que está genial en la función. –¿Por qué elegir el mundo de los casting para centrar esta obra? –Porque casi todas las cosas que se hacen en el mundo del espectáculo son a través de un casting. Éste es oficialmente el punto de partida de cualquier obra, película o programa de televisión. A partir de ahí, pensé en hacer una obra sobre ellos, pero cómica, porque las cosas hay que tomárselas con humor. Los casting son muy serios, pues te juegas tu carrera en muchas ocasiones, pero quería darle un toque cómico. A partir de ahí escribí. La obra es un gran puzle. Encuentras poesía, canciones, baile y chistes. Son dos actores que durante dos horas cambian constantemente de personajes. Hacemos unos nueve diferentes. Y la verdad es que todo este puzle hace que la obra sea divertida. –¿Le ha tocado hacer muchos casting? –Como a todos los actores. Una de las cosas más importantes que he hecho en mi vida ha sido a gracias a uno, la serie de Plaza Alta, que tuvo un gran éxito en Andalucía. Conseguí el papel protagonista a través de un casting. Éramos cinco actores para este papel y tuve la suerte de que me lo dieron a mí. A veces me han elegido y he tenido suerte y otras no. Aunque es verdad que el casting antes no se hacía. Me elegían para los personajes de galán sin más. En las primera películas me eligieron por el físico que tenía, porque daba el prototipo de galán, aunque yo no he sido nunca de esa opinión. Cuando empecé en esto lo que quería ser era torero. Me presentaba a los casting para ganar direnerito para poder subsistir en Madrid y pagarme los capotes, las muletas y las novilladas. Pero jugando a este tipo de historias, de pronto, hice una de las películas más importantes de mi vida, ‘Fortunata y Jacinta’. –¿Le pidieron que hiciera cosas raras, como le ocurre al personaje de ‘Milagros’ en ‘Con ganas de reír’? –No, a mí ese tipo de casting no me lo han hecho nunca. Simplemente me han dado un papel para que me lo estudiara y lo interpretara. En realidad, este personaje de ‘Milagros’ surgió una vez, cuando acompañé a Eva a un casting para un musical en Madrid, ‘Enamorados anónimos’. A ella le hicieron todo este tipo de pruebas, es decir, que contara chistes, que bailara, que interpretara, que cantara e improvisara. La pobre pasó un mal rato. Esto fue lo que me dio la idea para escribir una comedia como ésta. –En esta función se sale de su personaje de galán. –Mi papel es de un hombre serio, pero también es un personaje cómico. Hay un parte en la que estoy estoy caracterizado y la verdad es que la gente se ríe mucho. El público no se espera que yo salga así e incluso, tardan en darse cuenta de que soy yo. Disfruto mucho haciendo este papel. –¿Qué se siente al ver que la obra que escribió funciona bien entre el público? –La sensación es maravillosa. Tenemos la costumbre de no echar el telón cuando termina la función, sino que dejamos que el público se pueda acercar para que les firmemos un autógrafo o hacernos unas fotografías con ellos. Lo que más nos gusta es cómo la gente nos agradece el rato tan bueno que han pasado. “¡Qué divertida y con qué gusto hemos venido al teatro. Qué satisfacción me llevo para mi casa!”, son algunos de los comentarios que nos hacen. Te dan unos abrazos y unos besos enormes. He hecho muchas obras de teatro, pero como ésta ninguna. La comunión entre público y actores que tenemos en esta función, no la he tenido en otra. Los besos y abrazos del público son el mejor pago que podemos tener a nuestra actuación. –Habrán surgido numerosas anécdotas a lo largo de las giras de ‘Con ganas de reír’. –Muchas porque a veces me invento cosas y Eva tiene que salir como puede de ellas. Pero es muy intuitiva y tiene mucha gracia, así que sale airosa. No me cuesta trabajo decir una morcilla, como definimos a estas cosas en el teatro. La verdad es que la sorprendo en muchas ocasiones con frases que no vienen en el guión. Anécdotas hay miles. Son cuatro temporadas y hemos estado trabajando mucho. Nos ha pasado de todo, desde averías en el coche que nos hacen llegar en el último momento al teatro a tener que recorrer carreteras llenas de nieve. Pero todas son positivas. –¿Ha sido complicado abrirse camino con esta obra por la crisis económica? –Eso ha sido lo peor. Esta obra la hemos hecho en esta época tan mala para todo el mundo y por lo tanto, también para el teatro. Si la hubiéramos hecho en otra época, hubiera sido un bombazo tremendo. A pesar de eso, la gente se lo pasa en grande y acude a vernos. La crisis se nota en todos los aspectos. Pero lo que hay que hacer es trabajar. Llamar a ayuntamientos, ofrecer la obra y las mejores condiciones posibles. No hay que bajar los brazos, sino seguir trabajando. Es la única forma de sacarlo para arriba, no sólo nosotros como actores. Cuando escucho a los compañeros de profesión que se quejan de que no les llaman, yo les pregunto qué hacen ellos para trabajar. Hacer tu mismo la llamadas y mandar correos electrónicos es la única forma de trabajar ahora mismo. Es una época difícil, pero gracias a Dios a nosotros nos va bien. –Para olvidarse de los problemas que está ocasionando la crisis es buena idea apostar por comedias como ‘Con ganas de reír’. –Sí. Hay que poner obras cómicas, porque la gente ya tiene suficientes problemas. Son obras que la gente te va a agradecer. El público hace un esfuerzo económico para ir al teatro. Da igual lo que valga, es un esfuerzo que tienen que hacer hoy en día. Y si cuando salen del teatro, no ven esta inversión recompensada, es negativo para todos. Luego viene otra obra al teatro y no quieren verla. Pero funciones como la nuestra, de las que la gente sale encantada y agradecida, son un aliciente para que vaya más gente al teatro. Lo importante es que digan qué bien me lo he pasado y no me importa el dinero que me he gastado.