El colegio La Salle clausuró ayer tres días de competición que ha enfrentado a los alumnos de este color contra los de amarillo.
Más de 800 escolares esperaban en silencio a que cambiaran el marcador. Los profesores fueron muy prudentes al no decir hasta última hora de la mañana los resultados de los juegos celebrados ayer. Saben, por la experiencia de otros años, que los alumnos andan preguntando por las clases qué equipo va ganado para hacer una estimación de los puntos totales y así conocer antes que nadie qué color es el ganador. Pero la diferencia de puntos suele ser tan pequeña, que no siempre aciertan en sus cálculos. Por ello, aguardan hasta que los maestros salen de la dirección con el resultado final. La esperanza es lo último que se pierde, pero en esta ocasión los que sí perdieron fueron los amarillos. El equipo azul (1073 puntos) fue el ganador de este año en los juegos de La Salle, con sólo 37 puntos más que los amarillos (1036).
Los estudiantes del color de los Pitufos saltaron de alegría y gritaron su color. Una alumna del grupo azul se acercó al director y cogió la bandeja de plata que demuestra la victoria de esta competición que ha durado tres días.
Tras pasear por todo el patio esta bandeja, la alumna se dirigió a la escultura de San Juan Bautista de La Salle, situada frente al colegio, para engalanar al niño que acompaña al santo con un pañuelo de color azul. Luego llegó el saludo de conciliación. Los juegos de azules y amarillos de La Salle son una competición, pero siempre se juega limpio y por ello, no hay rencor entre los participantes. Todas las clases saludaron estrechando la mano al grupo del color contrario, a excepción de los estudiantes de cuarto de la ESO. Estos chicos se unieron en fuertes abrazos. Estos han sido sus últimos juegos y muchos no paraban de llorar. Es su último curso en La Salle y no volverán a vestir ni la camiseta azul ni la amarilla.
La competición de alumnos comenzó el pasado miércoles con juegos populares, como el pañuelo, en el que se enfrentan dos equipos por coger una prenda y llevarla hasta el resto de sus compañeros. Pero también hay carreras de todos los estilos para los pequeños de tres años y para los mayores del colegio. Además, se organizan un gran número de torneos deportivos, entre ellos, baloncesto o ping-pong. En total, más de 20 juegos para demostrar que los alumnos amarillos o azules son los mejores en estas disciplinas.
Para los profesores, era ‘justo’ que ganaran los azules este año, ya que los amarillos llevaban ocho victorias, aunque no consecutivas a sus espaldas.
La competición en La Salle dura sólo lo que tarda en jugarse un partido, pues los alumnos están ‘entrenados’ en valores, como la convivencia y la ayuda al prójimo. Esto es lo importante para la comunidad educativa, que aprendan desde pequeños el respeto.
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