Un hombre se enfrenta a una posible condena de cuatro años y cinco meses de cárcel, además de a una multa de 40.000 euros, por ser el presunto autor de un delito contra la salud pública. La Guardia Civil halló cinco kilos de hachís ocultos en la guantera de su camión cuando el encausado pretendía embarcar en un buque con destino a Almería. El procesado aseguró ayer en el juicio que desconocía que hubiera droga en el vehículo. “Me quedé sorprendido cuando el agente me dijo lo que había encontrado”, sostuvo el individuo.
Estos hechos tuvieron lugar el pasado día 1, en torno las 14:40 horas. El acusado explicó ante la magistrada titular del Juzgado de lo Penal número 2 de Melilla que vino desde Málaga con su camión unos días antes. “El coche no salió en ningún momento del puerto”, agregó. Según dijo, no tenía ni idea de quién habría podido introducirle la droga en el vehículo.
“Lo dejé abierto mientras descargaba la mercancía”, apuntó en encausado. También señaló que las llaves del camión se quedaron en la oficina de su cliente, con el que mantiene una relación profesional desde hace unos quince años.
El procesado manifestó en la vista que, nada más saber que le habían encontrado droga en el coche, pidió que se visualizaran las grabaciones de las cámaras de seguridad que había frente a su camión para saber qué ocurrió realmente.
También prestó declaración el agente que descubrió la droga. El operario, que conocía al hombre de haber coincidido en varios controles y registros, práctica habitual antes del embarque, procedió a inspeccionar el camión del encausado. Según relató, subió a la cabina y, tras retirar unas cajas, abrió la guantera. Encontró un montón de papeles y, debajo de ellos, una bolsa. Al abrirla, halló en su interior los cinco kilos de hachís.
Según indicó ayer el guardia civil, el procesado reaccionó en cuanto él le mostró la bolsa. “Me lo han metido, eso no es mío”, le dijo. El agente afirmó que, en un primer momento, el comportamiento del hombre era completamente normal. Tras localizar la droga, la actitud se volvió nerviosa y el procesado se negó a responder a las preguntas de los agentes.
La defensa propuso como testigo al cliente del encausado. Este confirmó que, durante varias horas, el camión del procesado estuvo abierto, mientras realizaban las labores de descarga. También señaló que el encausado solía dejar las llaves de su transporte en su oficina, por si necesitaban cambiar el vehículo de sitio.
Por último, también a petición de la defensa, se visualizaron imágenes de las cámaras de seguridad. No obstante, en ellas no se observaba a ningún individuo introduciendo la droga en el camión.
Finalmente, el fiscal solicitó el dictado de una sentencia condenatoria. Como dejó manifiesto, en ningún caso el agente de la Guardia Civil pudo manipular la droga para inculpar al procesado.
El letrado del encausado, por su parte, reclamó la absolución apelando al principio de inocencia.
La juez decidirá.
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