La Legión, 100 años de historia. 100 años de gestas, de lucha, de entrega, de operaciones, de valor... Cien años de momentos que todavía hoy, 20 de septiembre de 2020, siguen viviéndose y sintiéndose como el primer día. Las huellas de la Legión perviven en cinco puntos de España, cinco puntos en donde los integrantes de esta gran familia trabajan por mantener la historia de lo que fue para, así, continuar engrandeciéndola día tras día. Ceuta, Melilla, Ronda, Almería y Alicante. Cinco escenarios pero un solo corazón.
Ceuta tiene el honor de ser la Cuna de la Legión. Fue en nuestra tierra donde el teniente coronel de Infantería, José Millán Astray y Terreros, recibió la noticia del primer recluta procedente de Ceuta siendo el Cuartel del Rey albergue de las primeras expediciones de legionarios. El Tercio Duque de Alba 2º de La Legión está integrado por hombres y mujeres, caballeros legionarios y damas legionarias que, adaptados a la modernidad, mantienen vivas sus raíces. Ellos saben que la historia del Tercio es la historia de los que los han precedido, de quienes han dado su vida, de los que se han entregado a fortalecer ese espíritu legionario que está por encima de todo.
El coronel jefe del Tercio Duque de Alba, Francisco José Bartolomé, lleva al frente de esta prestigiosa Unidad desde diciembre de 2018. Es hoy por hoy el rostro visible de esa especial conjugación entre tradición y modernidad. Él enarbola ahora la bandera de un Tercio que cumple 100 años y que forma parte de Ceuta. Hablar de Ceuta sin citar a La Legión es imposible, ambas van de la mano en este camino que hoy cumple un capítulo histórico más.
“La Legión y Ceuta están vinculadas desde su propia fundación. Nuestro fundador el teniente coronel Millán Astray ideó para sus primeros legionarios que el primer acuartelamiento en el que se instruyeran fuera el de García Aldave. Los legionarios que se iban enganchando en los distintos banderines que había en la Península: Madrid, Barcelona, Zaragoza... hasta que no se filiaban aquí, no eran legionarios. Los primeros legionarios daban sus datos en el Cuartel del Rey que estaba en el Paseo de Colón e iban a García Aldave. Pronto se quedó pequeño y se construyó el acuartelamiento de Dar Riffien, muy cerquita de aquí, en Castillejos, a donde eran enviados”, explica.
Los legionarios de hoy en día se instruyen para estar en continua formación de cara a su participación en las operaciones que sean requeridas. Quienes forman parte de las filas del Tercio mantienen el respeto a esa historia, algo que no choca con una obligada modernización siempre constante para estar especializados en las técnicas, ejercicios y procedimientos para los que sean requeridos. Tradición y modernidad. Valor, abnegación, sacrificio y servicio a la Patria estrechan sus lazos en el seno de un Tercio que atesora cantidad de condecoraciones, laureadas y medallas colectivas e individuales por su gran labor. Ceuta lleva a gala el ser Cuna de la Legión, lugar a donde vinieron los primeros legionarios, lugar donde se filiaron y lugar del que partieron los que fueron a combate.
Hablar de la Legión en Ceuta es hablar de historia. Sus cuarteles, sus banderas, sus señas de identidad son recogidas en lo que la Unidad cuida hoy con mimo, ese que nace del respeto a todo lo que se ha sido en la vida y a todo lo que se seguirá siendo. Su museo recoge esas piezas con historia, la Sala de la Bandera, el acuartelamiento, las distintas dependencias... Todo aporta un grano de historia a este Tercio que cumple un centenario, que cumple un aniversario especial y sentido en el corazón de todos aunque no haya venido de la mano de celebraciones externas debido a ese enemigo invisible que nos ha puesto a todos en jaque en forma de pandemia. Historia viva, historia permanente, historia que se cuida en cada detalle, en cada rincón, en cada sala de sus cuarteles, en las distintas áreas de su museo. Historia en cuadros, en fotografías, en emblemas desplegados en misiones, en cada esquina...
“El Tercio Duque de Alba ha llegado a tener tres banderas, la cuarta, la quinta y la sexta que se encontraban en el acuartelamiento de Recarga, en García Aldave y en el Jaral, pero ahora solo queda en activo la IV Bandera que ocupa el acuartelamiento de Recarga. García Aldave seguimos empleándolo para nuestros actos institucionales pero está previsto que en un futuro no muy lejano lo volvamos a utilizar y la cuarta bandera vuelva a García Aldave al ser un acuartelamiento muy emblemático para la Legión porque fue el primero que ocuparon los legionarios”, explica el coronel.
Hay imágenes que van de la mano de la Legión. Cómo hablar de ella sin aludir al Sábado Legionario, a ese momento en el que el sentimiento y la entrega se dan la mano. Ese momento que ha pasado de generación en generación y que se mantiene en el tiempo. Ese momento que tiene su propia historia.
“El Sábado Legionario es una manera de honrar a nuestros caídos y precisamente se hacía en sábado porque era el día en el que el jefe del Tercio podía comprobar, sin interferir en el resto de actividades de la semana, el estado de instrucción de la Unidad. Originariamente era una parte de comprobación de que se habían alcanzado los objetivos de instrucción que se habían marcado y se hacía un homenaje a los caídos. Ese era el sentido”. Y en ese momento de celebración conjunta, de máxima unión entre la sociedad civil y la militar, asoma ese Novio de la Muerte, inconfundible; ese Novio de la Muerte que sigue emocionando y poniendo los vellos de punta, ese Novio de la Muerte que supone el esperado momento para muchos legionarios y para quienes no lo son. “Aunque el Novio de la muerte no es el himno oficial de la Legión sí es quizá el más conocido o seguido por el público en general. Originalmente fue un cuplé que tuvo mucho éxito, la letra fue adoptada por los legionarios como himno, que no tenían como tal. Esta fue una de las que adoptó la Legión, fue una canción muy sentimental... para nosotros es algo muy significativo”.
Hoy Ceuta celebra sus 100 años de Legión de otra manera. 100 años que se iban a celebrar como se merecían, pero cuya querencia y exaltación quedarán para los corazones que comparten sentimientos, que comparten unión, que comparten amor por el Tercio. De momento este año se despachará con un acto interno pero se confía en que, controlada esta pandemia, pueda plasmarse en el calendario de 2021 una hilera de eventos que se escenifiquen con toda la relevancia esperada. Y ya no solo los actos militares sino los deportivos como los enmarcados en la carrera Cuna de la Legión que se había preparado con tanto esmero antes de ordenarse el estado de alarma.
En Melilla, ciudad hermana, pervive el Tercio Gran Capitán 1º de La Legión. Las huellas legionarias nos conducen a esta otra casa en la que la simbología legionaria se mantiene. El servicio a España marca a esta unidad siempre dispuesta y en vanguardia para enfrentarse a las situaciones más difíciles, más adversas. Melilla guarda una historia vinculada a La Legión, guarda episodios históricos que hoy cobran mayor carga sentimental en la celebración de este centenario. Fue la Legión la que acudió en socorro de esta ciudad ante la proximidad de las bandas rebeldes de Abd-el-krim.
La instrucción física diaria así como la formación constituyen el trabajo permanente de los legionarios de Melilla, herederos de unos antepasados que constituyeron este Tercio Gran Capitán. La historia pesa, pero la modernidad manda. Y en esa necesidad de estar siempre dispuestos y preparados para cualquier participación en combate se encuadran ejercicios en los que batir al enemigo es la máxima.
En octubre se celebrará en Melilla el campeonato nacional de patrullas de tiro, acto incluido en el centenario de la Legión mermado y marcado drásticamente por la pandemia del coronavirus. Aun así los legionarios melillenses se preparan para estar dispuestos en este evento que tradicionalmente se hacían en León. El historial de victorias de Melilla la convierten en la gran anfitriona de un campeonato con alrededor de 20 equipos.
Y es que hay que estar preparado para cualquier intervención, por eso los legionarios de Melilla se forman en tiro donde son auténticos líderes. Las instrucciones están a la orden del día porque nunca se sabe ni el día ni la hora en la que tocará servir a España en primera línea. En el acuartelamiento Millán Astray los legionarios se forman en potenciales incursiones, en operaciones para las que tienen que estar siempre listos.
FaroTV asiste a uno de estos entrenamientos con la simulación del rescate de una persona a la que mantienen secuestrada. Son simulaciones que tienen una importante carga física y de ajuste a lo que podría ser real para tener a los integrantes de la Legión preparados al cien por cien. Nada puede fallar. En esto constan estas preparaciones.
En Melilla se guarda una de las joyas arquitectónicas de la Legión: el fuerte de Cabrerizas Altas, una de las fortificaciones construidas a finales del siglo XIX para proteger el campo exterior de la ciudad. Tres años de construcción para un emblema de Melilla. El de Cabrerizas Altas se encuadra en una suerte de fuertes que constituyen el campo exterior de esta ciudad y que forman parte de ese patrimonio histórico digno de ser destacado.
Hablar de Melilla y hablar de la Legión dan forma a un discurso único. Las dos caras de una moneda que hoy hace historia en este aniversario, en este centenario especial. Es un punto del itinerario de la historia legionaria, un alto en el camino, otro escenario de esas huellas que la Legión siguen dejando, hoy día, en España.
En Ronda, Málaga, permanece otra de las huellas que la Legión mantiene en España. El acuartelamiento Montejaque forma parte de esa red histórica legionaria en donde se encuentra el cuarto tercio que tiene la décima bandera y el grupo de Caballería. Ronda se engarza en el mapa de huellas legionarias, allí se guarda la historia en su museo pero también allí se forman los legionarios en distintas prácticas para estar siempre preparados por si deben intervenir en cualquier conflicto de relevancia.
En el cuarto Tercio Alejandro Farnesio de la Legión permanece una sala en la que se recoge toda la historia de esta unidad, la última en crearse. A través de paneles y de recopilación de imágenes y objetos se aprecia la creación y evolución del tercio rondeño, el primero peninsular.
“Cuando se creó en la época rondeña, tenía una composición particular, era el cuarto tercio de apoyo y estaba compuesto de la décima bandera, que era una bandera de instrucción, la tercia bandera de apoyo y en esa época era cuando estaban arrancando las unidades especiales y se creó aquí la unidad especial de la Legión que se le dio el número 12”, indica el coronel Francisco César García-Almenta. “Tres años después se creo la BOE de la Legión”.
Ronda ha estado presente en varias operaciones internacionales, siendo por ejemplo la primera en desplegar en Líbano. Dos misiones en Bosnia, una en Albania, otra en Kosovo, tres en Líbano… Y en Irak han sido los segundos en desplegarse en hasta tres misiones. La última en la que ha participado Ronda ha sido la de Mali.
Hablar del IV Tercio y del Grupo de Caballería es hablar también de los 101 kilómetros de Ronda. Santo y seña de la Legión rondeña, marca indisoluble y destacada que tiene un espacio reservado en la historia de esta unidad. En la última edición han participado casi 9.000 personas entre las distintas modalidades. Se tenía previsto elevar la carrera a 10.000 participantes y para 2021 se quiere desdoblar este evento en dos fines de semana para duplicar la participación en lo que es un referente deportivo incluso mundial.
“Tenemos todas las medallas de las ediciones celebradas, con una serie de recuerdos con el mapa del primer recorrido. Los 101 es una carrera que surgió con motivo del 75 aniversario de la Legión. Dándole vueltas a ver qué podíamos hacer se nos ocurrió esta carrera. El primer recorrido fue de Ronda a Marbella”.
El grupo de Caballería de la Legión tiene su sede en este acuartelamiento, cuenta también con su sala histórica en la que se recogen todos los episodios de los herederos de una auténtica tradición. Allí se guardan enseres y materiales del grupo que han sido cedidos por sus integrantes, quienes han honrado al Patrón de Caballería, Santiago Apóstol.
Imágenes que recogen la historia también de las misiones internacionales encomendadas así como de los actos castrenses que llevan a cabo. Ronda es historia, Ronda y la Legión van de la mano e integran esa cadena que este 20 de septiembre recibe los honores y bendiciones tras alcanzar los cien años de historia. Hombres y mujeres integran esta gran familia.
La formación se incluye en la agenda del Tercio Alejandro Farnesio, una formación al detalle en la que se mira el estar siempre preparados para cualquier incidencia. Por eso se planifican simulacros de intervenciones en los que se prevén distintos supuestos, como el rescate de alguna víctima en territorio enemigo o la incursión en determinados poblados en las misiones a las que son encomendados estos profesionales. Se valora no solo la rapidez sino también la profesionalidad porque los legionarios no pueden fallar, los legionarios deben salvar vidas y deben cumplir la misión encomendada.
En Ronda no solo se trabaja sobre el terreno, también disponen de salas de simulación virtual para, por ejemplo, entrenarse en el lanzamiento de misiles. Las distintas instrucciones que reciben los legionarios les convierten en personas formadas para cualquier tipo de intervención de riesgo.
De la modernidad a la historia. Porque Ronda es eso, es formación, profesionalización, avance pero también respeto a los orígenes de la Legión. Por eso allí se guardan los recuerdos, lo que forma parte de una historia que sus actuales hombres y mujeres respetan. Porque no hay nada más importante que saber cuidar y respetar lo que hicieron los antiguos legionarios para que sus fieles herederos sigan manteniendo viva la Unidad. Es su obligación, su deber moral y su más viva representación de la entrega que se les presupone.
En Ronda se encuentra un autometralladora ligera Panhard que estaba en servicio de los grupos ligeros blindados I y II y de la que tenían una réplica de ornamentación en el acuartelamiento. Se pudo restaurar para conseguir su participación en algunos desfiles pero se vino abajo y ahora, de cara al centenario, pretendía ponerse a punto para su exhibición. Se buscaron piezas por toda España para lograrlo, encontrándose las que se necesitaban en el museo de Almería. Con mucho amor propio se consiguió recuperarla y se guarda como una auténtica joya para la participación en el desfile que se espera celebrar el año próximo por el centenario.
La reparación se ha conseguido poco a poco, buscando piezas por toda España y contando con el apoyo de los especialistas para sacarla adelante y mantenerla.
En Almería está la base Álvarez Sotomayor donde se encuentra la Brigada Rey Alfonso XIII II de La Legión, en Viator. Conforma otro de los tercios de la Legión distribuido en España. La sala museográfica recoge esas huellas que encontramos al otro lado del Estrecho, huellas con mucha carga histórica que tiene un espacio destacado para sus héroes, para los que derramaron su sangre formando parte de esta unidad de combate.
“Cada historia de sangre derramada en combate, porque la Legión es una unidad de combate está descrita en la memoria de la laureada concedida a todos los legionarios fallecidos y a sus unidades y a estos héores. Es la historia de la Legión reflejada en el combate y la sangre de sus legionarios”, explica el teniente Luis Francisco Gracia Cirugeda, secretario de la oficina permanente del centenario.
En Viator, los legionarios hacen sus formaciones con su propia mascota, enseñada para participar en sus desfiles como un miembro más del equipo. El izado de la bandera, cada gesto, cada momento, cada parte de la instrucción diaria forma parte de la historia. La creación de la Brigada de la Legión fue fruto de un proceso marcado por hitos destacados. En 1995 se determinó el cambio de ubicación geográfica del Mando de la Legión desde Málaga hasta Almería, conservando la denominación de Mando de la Legión. Ya en Almería pasó a denominarse Cuartel General de la Brigada de la legión.
En Almería la Legión, como en los demás puntos de España donde está presente, es una. La sociedad civil y la castrense estrechan lazos compartiendo eventos en los que la integración es clara. Prueba de ello son los actos en los que coparticipan legionarios cuya entrega es respetada y apreciada por quienes tienen la suerte de mantener viva en su tierra una de las huellas legionarias.
En Almería se guarda en su museo las piezas históricas, las reseñas, las imágenes y, en definitiva, las bases de lo que es la BRILEG. Es ahí donde se puede apreciar el pasado de una base con su historia, con sus espacios, con sus puntos cuidados al detalle.
Actualmente la Brigada de la Legión dispone de unidades capaces de hacer frente a las más cambiantes situaciones, desde el enfrentamiento a los enemigos en conflictos bélicos donde su presencia sea requerida a otros episodios en donde la Legión de Almería deba estar presente. Y para ello la preparación es clave, tanto para permanecer tiempo en misiones como para saber emplear diversos medios en las misiones de paz en las que sean requeridos.
En Alicante se encuentra la Bandera de Operaciones Especiales de la Legión, al mando del teniente coronel Alberto Daniel Torres Bea. Desde su creación ha participado en cuantiosas misiones y ejercicios en el extranjero, aportando a sus especialistas. Los integrantes de esta Bandera se forman continuamente para estar adiestrados si son requeridos en cualquier tipo de misión.
El 15 de febrero de 1982 se creó la Unidad de Operaciones Especiales de la Legión ‘Cabo Suceso Terrero’, dependiente de la Subinspección de la Legión y bajo el mando del capitán de Infantería, Ricardo Castillo, incorporándose a esta unidad de mandos y tropa procedentes de los diferentes tercios de la Legión, con experiencia previa en unidades de comandos, paracaidistas, Legión extranjera y Operaciones especiales.
En mayo de 1985 se crea la bandera de operaciones especiales, la BOEL, integrándose en el Tercio Alejandro Farnesio IV de la Legión con base en Ronda. La BOEL se organiza sobre la base del personal y material de la UOEL, viéndose reforzada con mandos diplomados en operaciones especiales y personal de tropa.
En 1995, la BOEL cesa en su dependencia del IV Tercio y pasa bajo mando orgánico del general de la Fuerza de Acción Rápida, adquiriendo carácter de bandera independiente de la Legión.
Desde su constitución ha participado en variados ejercicios y empleada en operaciones en Albania, Bosnia, Kosovo, Irak, Afganistán o distintos puntos de África.
Dentro del periodo de celebración de este centenario tan inusual marcados por el Covid-19 la XIX BOEL ha formado parte de la Operación Balmis, colaborando con las fuerzas de seguridad y llenando de orgullo estas filas. “Es difícil determinar si dentro de cien años la XIX BOEL seguirá estando en la lista de revista de las unidades del Ejército de Tierra, de la Legión y del MOE, pero es muy fácil vaticinar que una unidad como la actual debe existir en el futuro”. La falta de artificialidades, la ejecución limpia y sin ruidos de los legionarios en el desarrollo de sus operaciones, les ha llegado a privar del reconocimiento oficial que, “sin duda merecen, sin que haya supuesto ningún drama, más bien lo contrario, provocando en ellos la mejora constante en precisión y eficacia”, explican.
Dos parámetros regirán siempre la apuesta de la cadena de mando en esta unidad especial de la Legión: “Fe y lealtad descendente, como ejemplificó uno de sus jefes en el pasado reciente y que todos los días, todas las damas y caballeros legionarios de la XIX BOEL tratan de honrar desde el primer momento que se ponen su boina verde. No habrá mejor inversión, así lo reza el espíritu del GOE XIX que se recita todas las semanas como fidelidad: “El GOE XIX Caballero Legionario Maderal Oleaga se conquista y se forja día a día, con el esfuerzo y sacrificio de todos y cada uno de nosotros”.
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