Los hechos tuvieron lugar en la madrugada del 8 de mayo del pasado año en Acera Reina Regente
La Fiscalía de Melilla solicitó ayer que un joven fuera condenado a una pena de dos años de prisión como presunto autor de un delito de robo con fuerza en las cosas. Aunque el procesado negó los hechos que se le imputaban ante el juez titular del Juzgado de lo Penal número 1, la acusación sostuvo que, tal y como se exponía en su escrito, forzó la cerradura de un trastero, del que se llevó una bicicleta y una caja de herramientas.
Los hechos que ayer se enjuiciaron tuvieron lugar, supuestamente, sobre las 6:00 horas del 8 de mayo de 2017, en un trastero de la calle Acera de Reina Regente.
El acusado decidió acogerse a su derecho a no testificar. Sin embargo, luego pidió permiso al juez para contarle su versión de los hechos. Según manifestó el encausado, fue agredido por el denunciante y otro individuo antes de que se interpusiera la querella contra él por estos hechos. “Yo fui a denunciarlo y él me denunció”, sostuvo.
El testigo perjudicado no se presentó ayer en la vista al estar en paradero desconocido, motivo por el que no se le pudo hacer llegar la citación judicial.
Testigo de referencia
Tampoco pudo aclarar naca acerca de estos hechos el agente de la Policía Nacional que intervino tras recibir una llamada. Según admitió, todo lo que sabía era porque así se lo habían contado, pero no presenció los hechos que ayer fueron enjuiciados.
Según se recogía en el escrito acusatorio de la Fiscalía, los daños causados en la cerradura forzada fueron tasados en la cuantía de 60 euros, mientras que los objetos sustraídos y no recuperados se valoraron en 300 euros.
La letrada de la defensa, en vista de la ausencia de testimonios que incriminasen a su representado, solicitó que fuera absuelto de los hechos imputados por el ministerio fiscal. Según insistió, nadie había ratificado los hechos denunciados, por lo que debía prevalecer el principio de presunción de inocencia del acusado.
La fiscal, sin embargo, mantuvo su acusación.
El procesado, en su derecho a la última palabra, lamentó que cuando fue a comisaría con el parte médico por la supuesta paliza que recibió, se encontró con un trato de los agentes policiales que no le pareció el adecuado.
El caso quedó visto por el juez para el dictado de una sentencia.