El Juzgado de lo Penal número 2 de Melilla celebró este martes un juicio por un delito de robo con violencia e intimidación. Según la acusación de la fiscal, el procesado robó un teléfono móvil, por lo que se le reclama una pena de un año y tres meses de prisión. El procesado trató de convencer al tribunal de su inocencia argumentando que no pudo robar el teléfono puesto que el día de los hechos estuvo en su casa a las diez de la noche, horas antes de que se cometiera el delito.
El denunciante mandó un escrito al juzgado explicando que no podría asistir a la vista puesto que se encontraba fuera del país. La fiscal decidió renunciar a su declaración, por lo que el juicio pudo celebrarse en su ausencia, pese a que era el principal y el único testigo presencial del robo.
“No me abren la puerta”
Los hechos denunciados tuvieron lugar el 11 de enero de 2014, en la Carretera de Hidum de nuestra ciudad, sobre las doce de la noche. Presuntamente, el acusado dio un “fuerte tirón” para robar el móvil a otro hombre, que estaba en el interior de su vehículo con la ventanilla bajada.
El encausado alegó que él no pudo ser el autor del robo, puesto que a esas horas estaba en su vivienda. “Como muy tarde tengo que llegar a las diez de la noche en casa. Si no, mis padres no me abren la puerta”, defendió.
El hombre siguió argumentando en el juicio que no robó el teléfono puesto que era consciente de que no iba a extraer “beneficio” alguno al cometer un delito. “Y con un tirón, encima”, comentó.
Un agente de la Policía Nacional testificó en la vista que el denunciante reconoció en la Jefatura Superior al acusado como el autor del robo con fuerza. Pudo identificarlo a través de fotografías, pero no de forma presencial.
Conclusiones
Tras las declaraciones, la fiscal sostuvo su petición de una sentencia condenatoria.
La defensa, por su parte, solicitó la absolución de su representado. Según alegó, el denunciante señaló en una primera declaración que no pudo ver bien la cara de la persona que le había robado el teléfono y, sin embargo, más tarde señaló al acusado como el autor del robo mediante fotografías. Según concluyó la abogada, no había pruebas de cargo suficientes como para desvirtuar la presunción de inocencia del procesado.
Última palabra
En su derecho a la última palabra, el acusado rogó al tribunal que, si le va a condenar, sea por hechos actuales: “No llevo ni dos años en la calle desde que salí de la cárcel y nada más que se me condena por antecedentes”.
El caso quedó visto por la magistrada para dictar sentencia.
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