El presidente de Acome, Enrique Alcoba, señala que las cifras han ido empeorando desde que comenzó el año y confía en que las rebajas supongan un balón de oxigeno para el sector.
Las últimas cifras publicadas por el Instituto Nacional de Estadística (INE) sobre el Índice de Comercio al por Menor (ICM) no son nada halagüeñas para la ciudad autónoma. Según estos datos, las ventas a precios constantes, es decir, eliminando el efecto de la inflación, se han reducido en un 6,7% a lo largo de todo el año y el pasado mes de mayo lo hicieron en un 3,7% en la tasa interanual. “Las cifras reflejan la realidad que vivimos día a día”, afirmó en declaraciones realizadas a El Faro el presidente de la Asociación de Comerciantes de Melilla (Acome), Enrique Alcoba, quien resaltó que la crisis hace cada vez más mella en los pequeños negocios locales.
Bien es cierto que la situación no es mejor en otro puntos de la península, como destacó Alcoba. Melilla se sitúa por encima de la media en cuanto a descenso de ventas a lo largo de todo el año, en concreto 1,1 puntos. En lo que respecta a la tasa interanual, la media nacional reflejó una bajada del 5,6%.
En opinión del presidente de Acome, la situación continuará, con ciertos altibajos, hasta dentro de dos o tres años. “En la ciudad la crisis comenzó a notarse más tarde que en el resto del país, aproximadamente a principios del 2011, cuando los recortes salariales y el desempleo golpearon con más fuerzas y los melillenses empezaron a preocuparse más por su bolsillo”, aseveró, “los consumidores han perdido poder adquisitivo, ese es el principal problema. Además, hay una falta de confianza generalizada en todos los sectores”.
No obstante, los comercios minoristas de la ciudad tienen a la vista un auténtico balón de oxigeno para paliar el mal arranque de este año: Las rebajas, que comenzarán el próximo 1 de julio. En este aspecto, Alcoba se mostró confiado de que este periodo contribuya a que los consumidores melillenses se animen a acudir a las tiendas y así aumentar las ventas.
“El próximo 1 de julio es una fecha importante para el sector, hasta el punto de que siendo domingo los comercios abrirán sus puertas. Los veinte primeros días de rebajas serán fundamentales para la campaña de verano. Los ciudadanos están informados y saben que dentro de poco comenzarán los descuentos, así que sólo nos queda confiar en que vaya todo bien”, añadió.
En lo que se refiere al futuro, Alcoba confía en que algunas de las medidas puestas en práctica por el Gobierno de Mariano Rajoy comiencen a demostrar su eficacia en breve. Entre ellas, destacó la Reforma Laboral, a la que calificó como una “herramienta fundamental” para que los empresarios puedan realizar inversiones y crear empleo. “Ha sido una decisión positiva para las pymes y comenzará a tener efecto con el paso del tiempo”, añadió.
En mayo pasado, las ventas minoristas descendieron en la tasa interanual en todas las autonomías españoles, si bien fue en Castilla-La Mancha donde esa caída fue más acusada, con un porcentaje negativo del 7,9. Los descensos menores, según el INE, se registraron en Extremadura, con una caída del 0,3% y Galicia, con un descenso del 1,6%. Todos los modos de distribución disminuyeron sus ventas, con la excepción de las grandes cadenas, donde aumentaron el 1,2 %.
“Las franquicias apenas dejan beneficios en la economía local”.
El presidente de Acome también se pronunció sobre la mayor presencia de comercios pertenecientes a franquicias en las calles de Melilla, sobre todo en la zona centro, donde se concentran las principales tiendas de la ciudad. Alcoba recalcó que su proliferación en los últimos años ha conllevado ciertos beneficios para los consumidores, pero también ha perjudicado a la economía de la ciudad autónoma.
En este sentido, subrayó que en la última década han cerrado varios comercios tradicionales que han sido sustituidos por otros pertenecientes a las cadenas más famosas. “Un negocio de los de antes creaba el doble de puestos de trabajo que las franquicias”, apuntilló el presidente de Acome, “bien es cierto que ahora los melillenses tienen acceso a toda una gama de productos que son exactamente iguales a los que se pueden adquirir en la península y es el principal beneficio de estas tiendas, pero a nivel general el mercado laboral ha salido perdiendo”.
De igual modo, aseguró que con los comercios tradicionales se conseguía poner en funcionamiento la maquinaria de la economía local gracias a que las inversiones se quedaban en la ciudad. “Antes, cuando un empresario realizaba alguna reforma en su tienda o ampliaba su negocio, todo el dinero permanecía en Melilla, así como el correspondiente a las ventas. Por contra, cuando las franquicias compran un local se traen de fuera hasta el último tornillo para acondicionarlo y los beneficios van a parar directamente a la central. O sea, que la economía tiende a estancarse pese a que los melillenses tengan más oferta de productos”, concluyó.
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