No, no, siguen ahí tal y como las diseñaron y embellecieron. Vamos, no dicen ni pío de lo contentas que están en las estancias de Melilla y estas cuatros están en la misma calle, la avenida del Actor Tallaví. Sí la 'avenida del..' porque de alguien tiene que ser la avenida o la calle. ¡Qué manía de recortar las denominaciones de las calles. Si usted va a Madrid o a Málaga, verá que todos los azulejos o placas de calles siempre dicen, pongamos por caso, calle de fulanito de cual y no calle de fulanito, qué espanto más estruendoso. Poner calle, sigamos poniendo como ejemplo, Prim es quitarle la calle al famoso general.
Bueno, a lo que vamos. En la avenida del Actor Tallaví, como en el Instituto Tierno Galván o el Instituto de la Juventud, entre otros espacios, hay vacas. Sí pero son vacas ocurrentes, muy bien pintadas y mejor conservadas que alegran la vista al viandante. En Actor Tallaví se han aprovechado a la perfección superficies ajardinadas que parece que llamen, voz en grito, a la vaca.
Esto sucedió hace un par de años y se le ocurrió al Valdivieso, sí el muchacho de AMEU. ‘Ponga una vaca en su vida’ podría haberse llamado la campaña pero se trataba de agregar al espacio urbano de Melilla un detalle naturalista, bonito y creativo. Se consiguió, vaya que si se consiguió. Las familias, los chavales se alegran de ver el detalle, los adultos de esfuerzan en comprender el significado de las pinturas; llaman la atención en suma, alegran la vista.
En la avenida del Actor Tallaví hay cuatro vacas pintadas. Las hay azulonas, colorás, amarillentas y multicolor y ninguna de ellas desentonan con el derredor porque el derredor, a base de flores, tiene todas las tonalidades que embadurnan los lomos y cabezas de las rumiantes. Queda precioso y hasta los visitantes se paran a hacerse la correspondiente fotografía para inmortalizarse con la vaca pintada por los jóvenes melillenses que apuestan por la creatividad desde sus pupitres universitarios. Eso es otra cosa: Apostar por lo nuevo, aquello que se disocia de la displina docente para, sin perder profundidad, enseñe algo diferente; esas son las buenas alternativas a los programas de estudio reglados.
Ea, que hay que darse un voltio por Actor Tallaví y otros tantos lugares; es un placer. ¡Ah!, por cierto, la del Instituto Tierno Galván se ha caído a causa del viento. A ver si alguien la pone de pie, que da muy mal aspecto, leche.
Hay que ser indulgente con los espacios abiertos para enriquecer el patrimonio urbano de Melilla y para poder presumir de la ciudad con absoluto dominio de los medios y terrenos. Está muy bien aquello de la historia y del modernismo y no está nada mal porque no sólo de pan vive el hombre sino de todo detalle gracioso que venga de la mano de Dios, o de quien sea, ergo Valdivieso.