Las vacaciones traen la tranquilidad a la frontera tras la Fiesta del Sacrificio

Tras varios días de largas colas y tensión en el paso fronterizo de Beni Enzar, la llegada de las vacaciones en colegios e institutos y las celebraciones del Aid-El-Kebir han dejado allí unos días muy tranquilos en los que la afluencia de personas ha sido mucho más reducida que otros fines de semana.

Así, este domingo por la tarde se podía ver en la frontera a algunos melillenses que entraban cargados con mochilas, maletas y bolsas de comida. Estos quedaban a la espera de sus familiares que venían a recogerlos en coches que iban llegando en un goteo constante a la entrada a la ciudad.

En este sentido, la principal diferencia entre este fin de semana y los anteriores ha sido la ausencia del servicio de la COA, que, tras anunciar que el 1 de julio dejaría de poner sus autobuses en las calles de Melilla, ha obligado a muchos de los que iban llegando a tener que depender de que sus conocidos pudieran ir a llevarlos a sus respectivas casas.

Los taxis, por su parte, también tuvieron una tarde más ajetreada que otros días al no estar disponible el servicio de autobuses. Muchos de los que iban entrando se sentaban en la marquesina y, al enterarse de que el transporte no llegaría, optaban por acercarse a la parada en la que se encuentran los taxistas.

De esta manera, la mayoría de personas que iban entrando desde Marruecos eran mujeres que llegaban con sus hijos pequeños ya inmersos en las vacaciones escolares, por lo que el ritmo al que la gente iba pasando la frontera era bastante pausado.

Tampoco la gran cantidad de gente que pasó hacia el país magrebí en los días anteriores procedente de la Operación Paso del Estrecho (OPE) colapsó la frontera durante este fin de semana inmediatamente posterior a la Fiesta del Sacrificio y casi todos los coches que iban accediendo con sus vehículos eran residentes.

Por otro lado, en el sentido contrario, es decir, en el camino que lleva hacia Marruecos, prácticamente no había afluencia y si eran pocas las personas que emprendían el camino a pie, menos aún eran los que optaban por ir en coche hasta el país vecino.

En esta dirección se veía entrar a grupos de dos o tres personas cada cinco minutos aproximadamente, por lo que, tanto en un lado como el otro de los controles la situación fue muy calmada.

Lo que sí aumentó fue el trasiego de coches en la rotonda aledaña al paso fronterizo, pues tanto familiares como amigos de las personas que iban entrando en Melilla se acercaban hasta allí para poder recogerlos.

De este modo, la gente que se iba sentando a la sombra de las palmeras tras cruzar el paso fronterizo iba desapareciendo a medida que los vehículos entraban y salían de la rotonda. Muy pocos eran los que entraban en Melilla y decidían llegar hasta sus casas andando. Solamente los que entraban sin cargas de equipaje preferían hacer todo su camino a pie aprovechando también la bajada de temperaturas ya a las 8 de la tarde.

De esta manera, tanto el trabajo de los agentes de los controles como los viajes de las personas que iban llegando a la ciudad fueron muy tranquilos durante este domingo en el que se podía esperar una mayor afluencia de gente que tiene que volver a sus trabajos o niños que tienen que volver a las clases.

Las vacaciones han traído la tranquilidad a la frontera y las imágenes de estos días suponen un gran contraste con los anteriores.

La situación, mucho más relajada

La calma que ha habido en la frontera durante este fin de semana ha supuesto un gran alivio para muchos de los que pensaban volver durante estos días a Melilla tras celebrar la pascua en Marruecos con sus familas.

La ausencia casi total de colas y la agilidad en los trámites para acceder a la ciudad debido a esta tranquilidad ha sido algo que ha sorprendido a algunos que iban pasando los controles del paso fronterizo e iban llegando a la ciudad.

Los agentes que trabajan en los controles también tuvieron una jornada tranquila y fuentes de la Guardia Civil destacaron que “se ha notado la bajada de afluencia para ser domingo”, el día de la semana en el que suele haber más movimiento al ser el momento elegido por más personas para regresar a Melilla después de unos días en Marruecos.

“Muchos de los que se fueron antes de las fiestas se han cogido vacaciones y encima ahora los niños ya no tienen colegio, así que no hay tanta prisa por volver como cuando la gente tiene que trabajar el lunes y sus hijos tienen que ir a clase”, añadieron.

Otros como Hakim, que llegaba a Melilla sin acompañamiento, decía que “había tenido suerte de no pillar ninguna cola” y destacaba la tranquilidad de este domingo en los controles y en la llegada a la frontera desde Marruecos.

“Yo me fui a Marruecos el domingo, celebré la pascua en Melilla, pero quería ir a ver a un familiar que se puso enfermo y pensaba que iba a tener más problemas a la hora de volver”, dijo.

Ante la falta del servicio de autobuses, Hakim decía que “era un poco fastidioso”, pero que, en ese caso, llamaría a un amigo para que se “acercase a recogerlo” y poder llevarlo a su casa, que está en Cabrerizas.

Algo similar comentaba Fatima, que llegaba a la rotonda que se encuentra a la entrada de la ciudad acompañada de sus hijos, que cargaban las maletas y algunas mochilas, mientras su madre portaba las bolsas con la comida.

“Menos mal que no hemos encontrado mucha cola para entrar. Ahora el problema es que no podemos coger autobús, así que avisaré a mi hermano para que venga a por nosotros porque venimos muy cargados”, señalaba.

Aissa decía algo parecido y, aunque se “alegró mucho” de ver que no había tanta cola como esperaba, sí que le pareció un problema que el autobús no estuviera dando el servicio habitual.

“Yo soy mayor y no puedo andar tanto, a ver si mi familia puede venir a por mí, si no, cogeré un taxi”, explicaba.

Los que entraban en coche no tenían ese problema y algunos como Ahmed, que entraba con sus amigos por la frontera, decía que “era un alivio” no haber tenido que esperar nada “después de todo lo que tuvo que esperar alguna gente para poder ir hasta Marruecos”.

Tregua por la Pascua

El pasado jueves 29 de junio, día en el que se celebró en Melilla el Aid-el-Kebir, el puesto fronterizo de Beni Enzar apareció prácticamente desierto tras las largas colas vividas en la víspera de la celebración de esta festividad.

Así, una vez todas las personas que quisieron estar en Marruecos para la Fiesta del Sacrificio lograron entrar al país magrebí, la situación del paso fronterizo se normalizó y las colas desaparecieron.

La combinación entre la fecha de esta festividad y la de la Operación Paso del Estrecho hizo que la afluencia de viajeros en Beni Enzar fuera masiva, lo que provocó largas esperas para los ciudadanos melillenses y, con ello, momentos de tensión.

Esto explicaba a este diario Faussia, una melillense que cruzaba a pie la frontera en la mañana del mismo jueves y que aseguró que en ese momento ya no había nadie para cruzar porque todo el mundo se encontraba ya en Marruecos para celebrar la pascua.

Así, tras las fiestas, la calma que ha llegado al paso fronterizo de Beni Enzar ha supuesto un respiro para muchas personas que, si bien no esperaban encontrar colas tan largas como las que se produjeron cuando hicieron el camino hacia Marruecos, tampoco querían verse de nuevo esperando durante mucho tiempo para poder pasar.

De este modo, este domingo la entrada de personas en Melilla fue muy fluida y sin ningún problema de esperas ni de colas.