Las tiendas de barrio le ponen la puntilla a las plazas de abasto

Baja el número de clientes los viernes y sábados, que eran días fuertes en las plazas. La competencia desleal a las puertas de los mercados también lastra las ventas. Jóvenes veinteañeros se ocupan de los puestos porque “no hay otra cosa”.

Las plazas de abasto de Melilla están viviendo sus horas bajas. Ayer sábado, sobre la una de la tarde, no había ni un solo cliente en el mercado del Buen Acuerdo ni en el del barrio de Victoria. La apertura de tiendas y autoservicios, según los comerciantes, ha dado el tiro de gracia a un negocio que en otras ciudades españolas ha buscado alternativas para subsistir, pero que en la ciudad mantiene el perfil de toda la vida.
Tanto ha bajado la clientela en el Mercado del Buen Acuerdo que los vendedores piratas ya no se ponen en su puerta a vender sus productos. “Aquí no tenemos ese problema. Nuestro problema son las tiendas”, asegura un vendedor de verduras a El Faro.
Sí hay competencia desleal en el mercado de El Real y en el Central, pero los comerciantes no creen que ésa sea la causa de la bajada de las ventas. “Venden marisco, coquinas y almejas, sobre todo, y nosotros tenemos pescado y verduras. El problema es que la gente no tiene dinero”, apunta Hassan Elouare, que lleva 17 años de pescadero en la plaza de El Real.
“Está la cosa ‘chunga’. No hay venta. Hay mucha tienda en la calle que está matando al mercado. Antes todo el mundo venía a las plazas. Los sábados, a la una de la tarde, nunca quedaba pescado. Menos mal que tenemos nevera porque cada sábado es peor que el anterior. Ahora los clientes van a las tiendas de barrio y al Rastro. Este año vamos peor que el pasado. Al final de un día malo sacamos entre 10 y 15 euros de ganancias”, añade Hassan Elouare.
A la competencia de las tiendas hay que sumar que con la crisis, la gente compra menos. “Se llevan sobre todo boquerones, jurel y sardinas, que es lo más barato. Desde que estoy en este mercado no había visto una cosa igual”, insiste Hassan Elouare.

Jóvenes en los puestos
Llama la atención ver caras jóvenes en las plazas de abasto, sobre todo, en El Real. En un puesto de pescado hay un chico de 24 años que lleva ocho tras el mostrador. “Este año vamos peor que el pasado. No entra nadie en el mercado. Encima están los de fuera (vendedores piratas), sin pagar autónomo ni a Hacienda. La Policía Local se pasa, pero echan a correr cuando los ven y regresan en cuanto se van”, comenta a El Faro.
A la una de la tarde ya a él no le queda pescado. “En un día malo saco treinta euros y en uno bueno, unos cincuenta. Trabajo siete horas, de nueve de la mañana a dos de la tarde. Seguimos viniendo porque no hay trabajo. ¿Adónde vamos a ir? No hay trabajo. El año pasado fue mejor. Ahora la gente no tiene dinero”, recalca.
Está de acuerdo con él otro joven de 20 años, que lleva cinco meses detrás del mostrador de un puesto de verduras. “Los fines de semana no vendemos nada. Hay sábados que no sacamos ni veinte euros al día. A veces me he ido de aquí con dos euros de ganancia. Seguimos viniendo porque qué vamos a hacer. No hay trabajo en otra parte”, concluye.

Cerco policial a la venta ambulante

El Mercado Central y el Mercado Victoria son los únicos que, de momento, escapan de la crisis por los pelos. El panorama en el resto de plazas de abasto es “desolador” y para demostrarlo el PSOE ha contabilizado un total de 129 puestos vacíos en los cinco mercados de la ciudad (Central, Victoria, Buen Acuerdo, Real y Colón).
Para intentar que la venta ambulante no acelere la desaparición del mercado convencional la Policía Local de Melilla no quita ojo a las puertas de las plazas de abasto.
En febrero pasado decomisó, sobre todo en las proximidades de mercados y del puesto fronterizo de Beni Enzar, cerca de 7.200 kilos frutas, almejas, pescados, pasteles y hortalizas en 320 intervenciones a vendedores que carecían de la licencia para comercializar estos productos.  
Pero que se vigile a los piratas no quita para que se controle a los vendedores de los puestos de las plazas de abasto y tiendas de los barrios. De hecho, en febrero se hicieron 195 revisiones, durante las que se detectaron anomalías en 23  locales de la ciudad.
Las principales infracciones son carecer licencia de apertura, incumplir horarios u ocupar la vía pública con terrazas o veladores. Además se abrieron varios expedientes que en dos de los casos se han saldado con la clausura del establecimiento.

Respiración boca a boca
Para el Partido Socialista de Melilla los mercados de la ciudad están pidiendo a gritos la respiración boca a boca que el PSOE cree que puede proporcionarle su plan de dinamización, que incluye medidas como poner a disposición de los emprendedores los locales que hay vacíos dentro de los mercados, ofreciéndoles facilidades para que abran un puesto a asociaciones, incluso a artistas para que monten exposiciones. Todo ello acompañado de una amplia campaña de publicidad.
También propone habilitar aparcamientos para bicicletas, incentivos para fidelizar a los clientes... En fin, aplicar en Melilla fórmulas que han devuelto la vida a plazas de abasto como el Mercado de San Miguel en Madrid en el que además de puestos tradicionales hay bares para tapear.

“No sacamos ni cinco euros al día”

Ayer, pasada la una de tarde, no había ni un solo cliente en el mercado del Buen Acuerdo. Los comerciantes de los ocho puestos de verduras y los cuatro de pescado estaban de brazos cruzados. “A este mercado no viene nadie. Ni siquiera los vendedores piratas. Aquí ningún día es bueno para vender. Vamos a aguantar hasta que podamos y cuando no podamos más, recogeremos la chilaba y nos iremos”, comenta a El Faro un comerciante. Él tiene setenta años y no sabe de dónde sacará dinero para pagar el impuesto de autónomo. “Cuando estábamos jóvenes estaba barato. Ya no. Yo llevo más de cincuenta años en este mercado y no entiendo por qué permiten que se abran tantas tiendas. Aquí no sacamos ni cinco euros al día”, se lamenta.