El alumnado de todas las comunidades han registrado un aumento de sus tasas de repetición en el curso 2021-2022, que casi se han duplicado en un año y que se sitúan en niveles prepandemia, según la última estadística del Ministerio de Educación y Formación Profesional. En Melilla también ha ocurrido lo mismo, llegando casi a duplicarse en Secundaria y presentando ligeros aumentos en Primaria y Bachillerato.
Durante el curso 2021-2022, la estadística del MEyFP registra en la ciudad autónoma un incremento en las tasas de repetición al compararlas con el curso anterior. Al echar un vistazo a los datos se aprecia que un 5% del alumnado de Educación Primaria ha repetido este último curso, frente al 1,5% en 2020-2021.
En Melilla, las tasas de repetición en Educación Secundaria Obligatoria casi se han duplicado de un curso a otro: en 2021-2022 presenta un 18,5%, mientras que en 2020-2021 se registró un 9,5%. Por otro lado, Bachillerato es el nivel educativo en el que menos ha aumentado la tasa de alumnos repetidores en la ciudad, que pasó de un 5,3% en 2020-21 a un 7,4% en 2021-22.
El director provincial de Educación en Melilla, Juan Ángel Berbel, explica que en el curso 2019-2020 y 2020-2021 se vieron afectados por la pandemia del Covid19. Debido a esto, el Ministerio de Educación hizo una serie de recomendaciones a las Comunidades Autónomas para que esta situación no afectará al alumnado de manera curricular y repercutiera de forma negativa en la promoción.
Así, durante el curso 2019-20 Melilla adoptó esta decisión consensuada con el resto de Comunidades para que se estimaran los resultados obtenidos en la primera y segunda evaluación, mientras que en el tercer y último trimestre tan solo cabía la mejora de resultados respecto a lo acumulado en las otras dos evaluaciones. “En este caso, la tasa de fracaso académico evidentemente disminuyó”, apunta Berbel.
Cuando llegó el curso 2020-21, debido a las ratios y los elevados indicadores de pandemia que había en la ciudad, se apostó por un modelo mixto semipresencial donde acudían a los centros educativos el 50% en el horario académico mientras que el otro 50% se reforzaba con tareas telemáticas. Por estos motivos, la flexibilidad a la hora de evaluar también se mantuvo durante este año académico.
Fue en el 2021-2022 cuando la forma de evaluar volvió a la normalidad, así como la plena presencialidad en las aulas. Como consecuencia, Berbel señala que se ha producido un repunte de la tasa de fracaso académico, la cual estaba “descendiendo paulatinamente” desde 2004.
Sin embargo, el director provincial afirma que este repunte volverá a descender en el curso 2022-2023 y 2023-2024, como ya ocurrió en las tasas de matriculación en Secundaria y Formación Profesional. “Probablemente asistamos a un nuevo descenso paulatino en los indicadores de repetición en los centros educativos”.
Por su parte, el Sindicato Autónomo de Trabajadores de la Enseñanza (SATE-STEs) considera que este aumento en el número de los suspensos después de la pandemia es un “síntoma” de las limitaciones en el ámbito educativo de nuestro país y su consecuente fracaso.
José Luis López Belmonte, secretario del sindicato, opina que esta situación se produce porque los alumnos carecen de “los apoyos que necesitan para seguir su proceso formativo adecuadamente”.
Durante la pandemia, explica, el alumnado estaba muy “castigado” por las enfermedades y muertes que se sucedían a raíz del coronavirus, por lo que a pesar del esfuerzo del profesorado durante este tiempo para continuar enseñando el mismo nivel de conocimientos, se suavizó el número de suspensos.
En este sentido, desde el sindicato señalan que los datos de España están muy por debajo de los de otros países europeos, Estados Unidos o Canadá, por ejemplo. “En los países europeos el nivel para aprobar está más vinculado a los servicios de orientación. Hoy por hoy en España estos servicios de orientación siguen siendo muy pobres e insuficientes para atender el alto número de demandas de ayuda que necesitan los escolares”.
Por otro lado, Belmonte recuerda que la normativa de la LOMLOE plantea que es el equipo docente quien ve si un alumno está en condiciones de seguir la enseñanza aunque le quede una, dos o más asignaturas. No obstante, este aspecto “todavía no ha sido suficientemente asimilado por el profesorado” cuando se encuentran con distintos factores, como es el aumento de los alumnos.
“Para SATE-STEs el aspecto fundamental es que las personas que pasan de curso sin tener los conocimientos adecuados no tienen los apoyos suficientes para compensar los déficits formativos que se presentan”, afirma.
Asimismo, Belmonte ha querido aclarar que el cupo de profesores ha aumentado después de la pandemia, pero “en Melilla partíamos de unos parámetros muy ínfimos de profesores por alumnos”. Por tanto, recalca que no hay suficiente cupo de profesores para compensar el déficit educativo de los escolares y que estos pasen sin tener superados los conocimientos del curso correspondiente.
En el año académico 2021-2022, la tasa de repetición en Educación Primaria en toda España se situó en el 2,1 % frente al 1,2 % del curso 2020-2021; en Educación Secundaria Obligatoria se ha pasado del 4,2% al 7,6%; y en Bachillerato, del 3,4 % al 6,9 %.
Además de la relajación de los requisitos para aprobar el curso, la última ley educativa (Lomloe, aprobada en 2021) introdujo la novedad de que la repetición fuese aplicada como un recurso excepcional, de modo que la decisión recaía en el equipo docente y el elemento determinante dejó de ser el número de materias suspensas.
A pesar de todo ello, la recién publicada estadística sobre enseñanzas no universitarias del Ministerio de Educación refleja que ello no ha tenido aún reflejo en los resultados, aunque se mantiene la tendencia de las últimas décadas en la progresiva caída de estos porcentajes.
España es uno de los países europeos con mayores tasas de repetición, una medida que muchos expertos tachan de cara e ineficaz y que no ayuda al alumno a progresar en su trayectoria académica.
En la última estadística ministerial llama la atención el caso de Murcia, que registra los índices de repetición más altos del país en dos de las tres etapas educativas: en Primaria alcanza el 4,9% en el curso 2021-2022 y en secundaria escala al 11,7%. En Bachillerato también registra un índice elevado (10,3%) solamente superado por el de Castilla y León (11,6%).
Así, en secundaria las tasas de repetición más elevadas del país corresponden a Murcia (11,7%), Castilla-La Mancha y Andalucía (ambas con un 10,5%) Comunidad Valenciana (8,1%), La Rioja (7,9%) y Aragón (8%).
En cuanto a Bachillerato, el mayor número de repetidores se da en Castilla y León (11,6%); Murcia (10,3%); Castilla La Mancha (8,8%), Andalucía (8,5%) y Extremadura (8,1%).
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